Jeannette Jara: “Si no hay una reforma de pensiones, las AFP van a ser principalmente las responsables”
La ministra del Trabajo del Gobierno de Boric dice que las aseguradoras privadas de fondos previsionales desinforman a la población con ‘fake news’ para mantener sus jugosas utilidades y no cambiar el sistema
La ministra del Trabajo del Gobierno de Gabriel Boric, Jeannette Jara, logró que en la primera etapa de la Administración de izquierdas (2022-2026) se patentara la fórmula Jara. La estrategia de la militante comunista recibió la etiqueta después de tender puentes entre sectores lejanos y sacar adelante leyes como la que permite un máximo de 40 horas semanales de trabajo o un alza del salario mínimo a 500.000 pesos (unos 535 dólares). Su gran desafío ahora es que el Congreso apruebe una reforma de pensiones, símbolo de los cambios que prometió Boric en su campaña presidencial. Pero lo tiene difícil. Desde Ginebra, donde participa con una delegación de empresarios, trabajadores y senadores de distintos colores políticos en la conferencia internacional de la OIT, habla sobre el momento clave que enfrenta la tramitación de la reforma previsional.
Pregunta. ¿Cuál es el tema más urgente de solucionar en materia laboral en Chile?
Respuesta. Una promoción activa de la mujer al mundo del trabajo. Chile no puede dejar fuera de su capacidad productiva a más de la mitad de su población y que puede aportar mucho al crecimiento del país, pero también a las economías familiares. Hemos recuperado empleo, pero queda un desafío importante en mayor participación laboral, equidad salarial y mejores condiciones para compartir los cuidados y que le permitan a las mujeres trabajar remuneradamente.
P. El Gobierno está empujando la equidad salarial. ¿En qué consiste el proyecto?
R. Este mes ingresaremos indicaciones sustitutivas a un proyecto de ley sobre equidad salarial que corrige la ley de igualdad de remuneraciones, que es del primer Gobierno de la presidenta Bachelet (2006-2010), pero que no ha tenido mucho efecto. Establece sólo la parte del garrote, cómo se sanciona esta falta de equidad salarial con un procedimiento donde la trabajadora, para iniciar un proceso, tiene que reclamar ante su propio empleador. Eso se corrige con que puedan asistir directamente a la Inspección del Trabajo o a tribunales. También tiene la parte promocional o de zanahoria, que es que las grandes empresas en el sector público y privado hagan estimación de sus brechas, que las transparenten en un portal público, y comprometan planes para ir cerrándolas cada cierta cantidad de años. Pensar que esto se decreta por ley y se soluciona es una falacia, es un proceso.
P. ¿Qué diferencia hay entre los sueldos de los hombres y las mujeres en Chile?
R. Cerca del 70% de los trabajadores está entre el salario mínimo y cerca del mínimo y ahí hay una brecha entre hombres y mujeres de un 20% o 25%. En términos de monto en dinero no es tanto, unos 60.000 pesos (64 dólares), ya que son todos bajos salarios.
P. ¿Hay disposición del empresariado a emparejar los sueldos?
R. Lo más llamativo de las conversaciones con los empresarios es que siempre que se habla de este tema señalan que saben que ocurre, pero no en su propia empresa. Yo me pregunto entonces dónde se produce la brecha. Pero más allá de eso, creo que vamos a encontrarnos en este proyecto en el Parlamento, como lo hemos hecho ampliamente en la agenda laboral que llevamos adelante durante el Gobierno del presidente Boric.
P. ¿Cómo describiría a los empresarios chilenos?
R. Si bien compartimos un objetivo común que es que al país le vaya bien, a veces opinamos distinto en los énfasis, por eso se producen tensiones legítimas. Los empresarios buscan el crecimiento de su negocio, la rentabilidad de sus inversiones. A nosotros nos parece interesante que les vaya bien, pero ese crecimiento y esa riqueza tiene que ser compartida por todos los chilenos y las chilenas, no solamente por algunos, porque si no se produce una desafección social importante y, si uno ve, el mayor valor de la empresa es el trabajo que aportan quienes se desempeñan en ella. Por tanto, sus trabajos tienen que ser reconocidos y valorados con una retribución justa.
P. ¿Y eso no ocurre?
R. Los empresarios pueden hacer un esfuerzo y pagar mejor. Por cierto, asociado a las condiciones económicas, pero las utilidades de la empresa no pueden construirse en base a mantener los costos bajos en materia del reconocimiento del valor del trabajo. Los salarios son bajos.
P. Su gran desafío hoy es sacar adelante la reforma de las pensiones. ¿Por qué Chile no ha logrado acordar una reforma en más de una década?
R. Quienes estamos en política no hemos logrado ponernos de acuerdo y hemos pasado distintos ciclos políticos con posiciones que van variando de acuerdo a si estamos en el oficialismo o en la oposición. Y los sistemas previsionales son pactos sociales de mayor alcance. Nos ha faltado una mirada más generosa. En segundo lugar, por interés económico. Las AFP han resguardado que su negocio no se toque a fin de que le siga generando las jugosas utilidades que han tenido durante todo este tiempo, para lo cual han tomado una serie de acciones, como instalar varias fake news o desinformar a la población activamente. Y eso, en definitiva, ha generado ciertos temores infundados que hacen más difícil que los cambios cursen.
P. ¿Podría ejemplificar qué tan grave es la situación de las pensiones en Chile?
R. Entre 2007 y 2021 la mediana de las mujeres pensionadas es 48.000 pesos (51 dólares), que vienen de las AFP y que incluyen a las mujeres que cotizaron mucho y poco. En el caso de los hombres, la mediana es de 155.000 pesos (165 dólares). Son datos dramáticos que tienen dos impactos concretos: en la calidad de vida de los pensionados, y en la legitimidad de la cotización obligatoria. Si con la Pensión Garantizada Universal (PGU) o un pilar no contributivo obtienen una pensión de 214.000 pesos como en la PGU (228 dólares), pero después de haberse esforzado cotizando obtienen una pensión de su AFP de 48.000 pesos (51 dólares), muchas personas se preguntan para qué cotizan. Cuando hay una oposición tan férrea a hacer cambios en un sistema que evidentemente los necesita, lo que estamos viendo es que hay una resistencia o una puesta en jaque al propio sistema de pensiones.
P. La idea de legislar se votará los primeros días de julio. ¿Se le acaba el tiempo al Gobierno?
R. Espero que se apruebe. Por lo tanto, más que pensar en que se acaba el tiempo, lo que hay que hacer es viabilizar que se puedan introducir las indicaciones. Hay unas que apuntan a mejorar la rentabilidad de los fondos de pensiones, concordadas con la oposición y sus técnicos. Hay varios aspectos en los que vamos a avanzar, pero necesitamos que se apruebe. Hay cosas en las que a lo mejor no nos vamos a poner de acuerdo.
P. Como los porcentajes de distribución para la capitalización individual. ¿Cree que se va a llegar a un consenso?
R. A esta altura creo que tendría que tener una bolita mágica para responder esa pregunta. La oposición en esta materia, en vez de flexibilizar, ha ido rigidizando cada vez más su postura. Incluso dejando atrás lo que el presidente Sebastián Piñera proponía. No podría presagiar qué va a pasar con la distribución del porcentaje. Lo que sí podría señalar con certeza es que si no hay distribución o un seguro social, las pensiones del millón y medio jubilados actuales va a seguir tal cual. Y eso es una irresponsabilidad política.
P. Un sector de la derecha ha mostrado voluntad en resolver el tema ahora porque auguran, como indican las encuestas, que en la próxima Administración pueden ser el oficialismo. Y hay otro sector que dice que lo resolverá en el próximo Gobierno.
R. Quienes han propuesto que esto se resuelva en el próximo Gobierno (2026-2030), les quiero decir que la propia candidata o alcaldesa Evelyn Matthei ha señalado que para ella el tema de las pensiones no es prioridad. Hay que tener cuidado con las cosas a las que se comprometen. Hoy día hay una tremenda oportunidad para resolver un problema de la ciudadanía y viabilizar un sistema para el mediano y largo plazo que está amenazado por falta de legitimidad. Y está amenazado a la vuelta de la esquina con una discusión de retiros que desde el Parlamento se ha ido instalando.
P. ¿Los parlamentarios que apoyan un nuevo retiro buscan dinamitar el sistema privado, como plantean algunos?
R. No, creo que varios parlamentarios lo que han planteado es que si hay una persistencia en negarse a avanzar una reforma van a propiciar los retiros. Pero más que eso, yo diría que si aquí no hay una reforma, las AFP van a ser principalmente las responsables.
P. ¿Por qué las AFP serían responsables y no el sistema político o algún sector en particular?
R. El sistema político debe dar respuesta. No puede ser que luego de 10 años de debate, en esta tercera oportunidad tampoco seamos capaces de ponernos de acuerdo para sacar adelante una reforma que mejore las pensiones actuales y futuras. Con todo, desde que presentamos el proyecto de reforma de pensiones, las AFP se han opuesto. Han invertido una gran cantidad de recursos en una campaña que, más que informar, desinforma deliberadamente a la ciudadanía. Por ejemplo, en un comercial de amplia difusión en la televisión le dicen a la gente que ‘el 6% de tu cotización previsional es tuyo y de tu familia’. De partida, esa cotización no existe aún y, si se llega a legislar, es un aporte que harán los empleadores, no los trabajadores. Y esto lo hacen con la firma de la Asociación de AFP en una letra bien chica y con la plata que viene de los cotizantes, porque los cotizantes son los que les generan sus ingresos a través de las comisiones.
P. A usted la criticaron por el uso de recursos en la campaña publicitaria de las pensiones que también decían que la pagan todos.
R. Hay un requerimiento en Contraloría que vamos a contestar. Estamos tranquilos de lo que hemos hecho al respecto, pero si uno mira lo que el Gobierno pudo haber invertido en informar a la ciudadanía en relación a lo que han hecho las AFP en gastos de publicidad, hay un universo de diferencia, 13.000 millones de pesos por parte de las AFP. Llama la atención que cuando se informa una vez por parte del Estado de los beneficios de un seguro social salga toda la derecha unida a decir que eso no es posible. ¿Qué interés están defendiendo?
P. La derecha ha mostrado públicamente sus diferencias respecto a cuál es el camino para hacer la reforma, ¿no?
R. Bueno, han tenido distintas posturas. Al principio del Gobierno les parecía bien un 3% y 3%, cuando nosotros proponíamos un seguro social del 6%. Después han ido variando, poniendo una propuesta inflexible en que todo vaya a capitalización individual. El sistema de pensiones no es algo individual, es algo social. En el resto de los países del mundo, el 83% tiene sistemas mixtos. Chile está en una esquina, es una excepción.
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