¿Sufrió una muerte dolorosa la ‘momia que grita’?
Los investigadores creen que la mujer, descubierta en 1935, sufrió un raro caso de espasmo cadavérico que congeló su rostro en un alarido de 3.500 años
En una expedición organizada por el Museo Metropolitano de Nueva York hace 89 años, arqueólogos viajaron a Egipto al convento Deir Elbaharim, cerca de Luxor y excavaron la cámara funeraria de Senmut, un importante arquitecto del reinado de la faraona Hatshepsut. Debajo de su tumba había varias momias de familiares no identificados, y pudieron ver una que ha desconcertado a los investigadores durante mucho tiempo. Dentro de un ataúd de madera, atada por las muñecas y los pies, estaba una mujer con una peluca y una terrorífica expresión con la boca completamente abierta, congelada en un grito de 3.500 años. Desde el hallazgo no está del todo claro cómo murió, pero se han dibujado algunas conclusiones. La más reciente, publicada esta semana en la revista científica Frontiers in Medicine, sugiere que la mujer murió gritando de dolor.
Es conocida como “la momia de la mujer que grita”, aunque su expresión no es lo único particular. La encontraron portando dos anillos de escarabajo en plata y oro, una peluca negra y había sido enterrada con materiales costosos e importados a Egipto desde el Mediterráneo oriental y África Oriental o Arabia del Sur, como resina de enebro e incienso, que ayudaron a su conservación. Además, los investigadores no encontraron signos de una incisión de embalsamamiento y todos los órganos estaban dentro de la momia. “Esto fue una sorpresa para mí, ya que el método clásico de momificación en el Nuevo Reino —1550-1069 a.C.— incluía la eliminación de todos los órganos, excepto el corazón”, declaró en una nota de prensa Sahar Saleem, radióloga de la Universidad de El Cairo que firma la investigación. Esto, junto a la buena conservación de la momia después de 3.500 años, contradicen la creencia tradicional de que la falta de extracción de los órganos internos resultaba en una momificación deficiente que se hacía entre las clases medias y pobres, añade Saleem.
¿Qué sabemos sobre la momia que grita?
El equipo la diseccionó virtualmente —como lo definen ellos mismos— para aprender sobre su vida y muerte. Recostada boca arriba, con las piernas extendidas y las manos cruzadas sobre el pubis, entró a la cámara de tomografía computarizada (TC). Con ese estudio pudieron estimar su edad e identificar sus patologías. Le faltaban varios dientes, probablemente perdidos antes de su muerte, ya que había evidencia de reabsorción ósea, que ocurre cuando sana el hueco de un diente que se cae. Otros estaban rotos o mostraban signos de desgaste. “Algunos pudieron haber sido extraídos. La odontología se originó en el antiguo Egipto con Hesy Re como el primer médico y dentista registrado en el mundo,” señala Saleem. Tenía una estatura de 1,54 metros en vida y murió cuando tenía 48 años. La presencia de espolones óseos (osteofitos) en las vértebras, un crecimiento anormal del hueso, sugiere que sufría de artritis leve, incluso en la columna.
Su cabello natural había sido teñido con henna y enebro. La peluca larga había sido tratada con cristales de cuarzo, magnetita y albita, probablemente para endurecer los mechones y darles el color negro, favorecido por los antiguos egipcios porque representaba juventud. La tumba de Tutankamón, por ejemplo, también contenía materiales como el incienso, señala Saleem. “Aunque no se registró ningún nombre en la momia, es probable que fuera un miembro cercano de la familia para ser enterrada y compartir el lugar de descanso eterno de la familia”, ha dicho la autora.
¿Por qué murió?
La TC reveló que sufría de aterosclerosis, una enfermedad causada por la acumulación de placas grasas en las arterias y que se caracteriza por ser muy dolorosa. Esta condición pudo haberle causado un ataque al corazón, aunque los investigadores también consideran la posibilidad de un accidente cerebrovascular. La causa exacta de la muerte sigue siendo incierta, pero no creen que el grito congelado sea producto de procedimientos de entierro o cambios posteriores al fallecimiento.
“La expresión facial de la momia en este estudio podría interpretarse como un espasmo cadavérico, lo que implica que la mujer murió gritando de agonía o dolor,” dice Saleem. El espasmo cadavérico es una forma rara de rigidez muscular, típicamente asociada con muertes violentas bajo condiciones físicas extremas y emociones intensas. “La razón de esta boca abierta podría deberse a una muerte dolorosa o al estrés emocional, haciendo que su rostro se congelara en la apariencia del momento de la muerte”, dijo Saleem. “Los embalsamadores no pudieron cerrar la boca y momificaron el cuerpo contraído antes de que se descompusiera o relajara, preservando su boca abierta”. Es decir, la mujer tuvo una muerte agónica que paralizó su cuerpo, lo que impidió cambiar luego su postura.
La idea, sin embargo, es cuestionada por otros expertos. Stuart Hamilton, patólogo forense consultado por The Guardian, explica que existe un debate sobre los espasmos cadavéricos en momias, pues nunca ha visto un caso convincente. “El proceso de desecación durante la momificación toma 40 días, seguramente podrían haber reorganizado sus rasgos en ese tiempo”, ha dicho al medio. “Estoy abierto a la idea de que existe, aunque ciertamente es controvertida” y señala que la expresión tampoco requiere una explicación muy complicada: “Creo que la boca simplemente se ha abierto y se ha quedado así”.
Aunque rara, esta no es la única momia que grita. Saleem y sus colegas han estudiado previamente el cadáver de lo que se cree es el príncipe Pentawere, el hijo del faraón Ramsés III, quien estuvo involucrado en un complot para matar a su padre. Según Saleem, “el cuerpo de Pentawere fue apenas embalsamado, lo que puede indicar que los embalsamadores no se molestaron en mantener su boca cerrada, probablemente como un castigo, haciéndolo gritar por la eternidad”.
Hasta 1998, la momia estaba en la Escuela de Medicina Kasr Al Ainy en El Cairo. Posteriormente, fue trasladada al Museo Egipcio de El Cairo a solicitud del Ministerio de Antigüedades de ese país. Desde 1935, el ataúd y los anillos de la momia se exhiben en el Museo Metropolitano de Nueva York. “La momia de la mujer que grita es una verdadera ‘cápsula del tiempo’ de la forma en que murió y cómo fue momificada”, concluye la investigadora.
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