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Los patinetes eléctricos, regulados pero no tan ecológicos

Los usuarios de los vehículos de movilidad personal apoyan la prohibición de circular por las aceras que ha aprobado la DGT

Dos personas se mueven en patinete eléctrico por las aceras de la glorieta de Carlos V de Madrid.
Dos personas se mueven en patinete eléctrico por las aceras de la glorieta de Carlos V de Madrid.KIKE PARA
Miguel Ángel Medina

Los usuarios de los patinetes eléctricos se muestran partidarios de la nueva regulación de Tráfico que les prohíbe circular por las aceras y zonas peatonales. “La norma tiene puntos buenos, como que pasamos a ser considerados vehículos, así que las aceras quedan exclusivas para los peatones, que es como debe ser”, explica Antonio Gómez, portavoz de la Federación Española de Usuarios Vehículos de Movilidad Personal (FEVEMP), que aglutina a 22 asociaciones regionales (solo en Madrid tienen 1.200 socios). Pero no todos respetan las reglas. “Sé que está prohibido, pero si voy por esta acera acorto el trayecto y voy más rápido”, dice Alberto, un joven de 20 años, mientras se aleja con su patinete por la peatonal cuesta de Moyano de Madrid. En Barcelona, es habitual ver a padres llevar a sus hijos al colegio en estos vehículos de movilidad personal (VMP), que como su propio nombre indica —y ahora clarifica la DGT— no pueden llevar pasajeros.

El portavoz de la FEVEMP critica, en cambio, otro de los puntos de la normativa: “La prohibición de uso en las vías interurbanas es muy negativa, porque en las zonas rurales, donde no hay apenas transporte público, los vehículos de movilidad personal (VMP) pueden ser una alternativa interesante”, añade. Al ser un vehículo incipiente, no hay estadísticas sobre qué medio usaban antes los usuarios de patinete, pero es muy probable que este año muchos provengan de un transporte público en crisis por el coronavirus. Un portavoz de Lime, una de las empresas de alquiler en España, explica que el trayecto medio con sus vehículos es de dos kilómetros, una distancia que probablemente antes se hacía andando.

“Antes solía moverme en autobús o andando. En agosto empecé a usar el patinete, que ofrece mucha libertad, y dejé de usar el autobús”, explica Gorka Pradas, de 21 años, que estudia Ingeniería Informática en Vitoria y se encuentra de Erasmus en Finlandia. “Unos meses después me di cuenta de que en los autobuses está permitido introducir patinetes, así que ahora los combino: si hago un trayecto largo meto el patinete en el autobús y luego, al salir, uso el patinete hasta el destino”, añade. Su trayecto normal en este medio de transporte es de tres kilómetros. También hay quien ha sustituido el automóvil por un VMP: “Abandoné el coche para moverme en patinete eléctrico, un medio que conocí hace tres años. Me di cuenta de que era la opción más barata, lo que menos consumía, y me permitía una movilidad rápida y eficiente”, explica Raúl Quijada, de 37 años, que vive en León y suele hacer trayectos de unos cuatro kilómetros.

Xavier Querol, experto en contaminación atmosférica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que “ambientalmente, lo mejor es el transporte activo, es decir, andando y en bicicleta, que no tienen ningún consumo energético y favorece la salud; y después, el transporte público, que es el más eficiente”. En su opinión, “si el patinete reemplaza a una motocicleta o a un coche, tiene un beneficio ambiental, porque contamina menos, pero si suple al transporte activo o al colectivo, no, porque incrementas la huella de carbono y emites más dióxido de carbono (CO₂) —por la energía eléctrica consumida— que los otros medios”.

Varios patinetes obstaculizan el paso de los peatones en una acera del centro de Madrid.
Varios patinetes obstaculizan el paso de los peatones en una acera del centro de Madrid. KIKE PARA

Querol apunta que en este contexto de bajada de uso del transporte público por el miedo al virus, los patinetes están robando usuarios a metros y autobuses. “Conozco a mucha gente que se desplazaba en transporte colectivo y ahora usa patinete. Eso es ir a peor”, se queja. Esto tiene también implicaciones en el uso del espacio público: “Si toda la gente que va en bus o metro se moviera en un patinete necesitaríamos autopistas de patinetes. El metro no ocupa superficie de la ciudad ni produce congestión”, añade. Además, Querol destaca que entre el 50% y el 60% de los vehículos que circulan por Madrid y Barcelona vienen del área metropolitana, “y esos no se van a poder sustituir por patinetes, pero sí se podrían sustituir por el transporte público”.

“En un patinete lo único que contamina un poco es la energía con la que lo cargas, siempre mucho menor que la de un coche o una moto”, dice Óscar Creix, de la marca española IC Electric. Los usuarios defienden que son vehículos muy ecológicos. “Según nuestros cálculos, por cada 100 kilómetros un patinete gasta unos 20 céntimos de electricidad, más o menos un kilowatio, y emite tres gramos de CO₂. Es un coste ridículo comparado con un automóvil, que gasta mucho más y además en combustibles fósiles, que son más contaminantes. La clave está en su peso reducido, unos 20 kilos. Lo que no tiene sentido es mover dos toneladas —un coche— para llevar a una sola persona. La clave de la eficiencia está en su peso tan reducido”, dice Antonio Gómez, portavoz de los usuarios. Gómez admite que algunos usuarios han abandonado el transporte público por los patinetes, aunque calcula que “el 50% de los socios de la FEVMP han sustituido el coche por un VMP”.

Más de 800.000 patinetes

“Al principio pensábamos que los VMP iban a ser algo pasajero, pero la pandemia ha acelerado su implantación. Este tipo de vehículos han llegado para quedarse”, explica Nuria de Andrés, portavoz de la Dirección General de Tráfico (DGT), que justifica así la nueva normativa. “Los Ayuntamientos querían un paraguas general para regular estos vehículos, que ahora están obligados a respetar las mismas reglas que el resto de conductores”, dice la portavoz de la DGT, que no cuenta con datos específicos de uso.

Según las cifras de la consultora GFK aportadas por MediaMakrt (que asegura copar el 40% del mercado), en 2018 se vendieron 237.000 unidades y en 2019 fueron 306.000. Aunque los datos de 2020 no están cerrados, esperan que sean similares a los del año pasado. Eso da una cifra superior a los 800.000 vehículos en solo tres años. La española IC Electric ha multiplicado por nueve sus ventas de 2016 a 2020 (de 500 a 4.500 unidades anuales).

Mientras, los peatones se quejan de los comportamientos incívicos. “Hay que expulsar a los patinetes de las aceras. Una persona mayor no tiene por qué estar mirando si viene un VMP en un espacio que se supone que es para caminar”, dice Sonia Jichi, de la coordinadora peatonal Andando. “Los accidentes han aumentado, aunque como la mayoría de los heridos son leves no suelen aparecer en las noticias. Y eso crea miedo a las personas con movilidad reducida, que salen menos a la calle”, añade. Ignacio González, abogado del bufete Indemnización por accidente, apunta que no les suelen llegar estos casos: “Normalmente, las lesiones causadas por los patinetes no son muy importantes y los conductores no tienen seguro”, justifica. Fernando Muñoz, de Stop Accidentes, defiende que se les exija un carné de conducir a los usuarios de VMP, “al igual que ocurre con las motos de baja cilindrada”.

Con información de Clara Blanchar.

Primera víctima mortal en 2018

“Un atropello con patinete es similar a uno de una bici, tanto conductor como atropellado caen al suelo, y dependiendo de la velocidad, las lesiones son mayores o menores”, explica Jordi Rivera, que investiga accidentes en el gabinete Ipsum. “El patinete no tiene mucha masa, así que no lanza con mucha fuerza. El arrollado sale proyectado y normalmente suele haber daños leves. El problema es que cuando se trata de personas mayores caen a plomo e impactan con la cabeza en el suelo, por lo que sí puede haber daños más graves, como ocurrió en el caso de Barcelona”, añade. Efectivamente, en 2018 una anciana murió tras ser atropellada en la capital catalana por uno de estos vehículos de movilidad personal (VMP) cuyo conductor iba mirando el móvil (y solo fue sancionado con una multa). Varias ordenanzas municipales ya prohibían que los patinetes circularan por las aceras —Barcelona lo hizo en 2017; Madrid, en 2018 y Valencia, en 2019—, una norma que desde este año se aplica en toda España; sin embargo, sigue siendo frecuente ver a jóvenes conduciéndolos a gran velocidad por lugares indebidos.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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