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Vox alimenta el negacionismo para pescar votos entre los perdedores de la transición energética

El partido ultra ridiculiza las conclusiones de la ciencia sobre cambio climático, a las que se refiere como la “religión climática”

Miguel González
El presidente de VOX, Santiago Abascal, saluda los asistentes a la manifestación de agricultores y ganaderos frente al Ministerio de Agricultura en Madrid, en febrero de 2020.
El presidente de VOX, Santiago Abascal, saluda los asistentes a la manifestación de agricultores y ganaderos frente al Ministerio de Agricultura en Madrid, en febrero de 2020.Ricardo Rubio / Europa Press

Vox es el único partido español que niega el calentamiento global o, para ser más exactos, al que le dan igual sus consecuencias. El portavoz del partido ultra, Jorge Buxadé, calificó el reciente informe del IPCC, el panel de expertos sobre cambio climático de la ONU, como “la mayor alerta de pánico climático”; y su presidente, Santiago Abascal, lo ridiculizó hablando de “religión climática”. Frente a las evidencias aportadas por los estudios, Vox sigue la senda del expresidente de EE UU Donald Trump quien, ante un informe de su propia Administración avalado por 300 científicos, se limitó a responder en noviembre de 2018: “No me lo creo”.

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Pero la postura del partido ultra ha ido evolucionando desde el mero escepticismo a la beligerancia. En enero de 2019, preguntado por el cambio climático, Abascal contestaba: “No soy científico, así que mi opinión no resulta relevante. Creo que, en mayor o menor medida, siempre ha existido, aunque últimamente, por lo que dicen, evoluciona con mayor rapidez”.

Solo seis meses después, en junio del mismo año, Vox distribuía un argumentario a sus militantes en el que negaba “el cambio climático antropogénico”; es decir, el provocado por la acción humana. Una cosa, aseguraba, son “los cambios que sufre el clima en todo momento […] cuyo origen es natural y atmosférico”; y otra, “la teoría de que el responsable del cambio climático es el ser humano. Esto último es lo que es una tomadura de pelo”. Precisamente, uno de los hechos que constata el informe científico de referencia sobre cambio climático publicado este lunes es que el ser humano es el responsable directo del calentamiento global.

Vox fue el único partido que presentó una enmienda a la totalidad de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en la que pedía su devolución al Gobierno; es decir, que no hubiera ley. Su portavoz, Francisco José Contreras, protagonizó el pasado 8 de abril en el Congreso una intervención que dejó estupefactos a quienes la escucharon: “No considero que exista ninguna emergencia climática. […] ¿Quién decretó que las temperaturas óptimas para la humanidad fuesen las de 1850? Los efectos [del cambio climático] serán mixtos: algunos positivos, otros negativos. Mueren 17 veces más personas de frío que de calor. Que se caliente un poquito el planeta reducirá las muertes por frío”. Contreras es catedrático de Filosofía del Derecho por la Universidad de Sevilla y exdirigiente de la asociación integrista Hazte Oír.

El negacionismo de Vox responde a su rechazo frontal a las Naciones Unidas y a todos los organismos multilaterales, que considera en manos de la “progresía” y de las “élites globalistas”, de nuevo en línea con la filosofía unilateral de Trump. Pero, bajo las motivaciones ideológicas, hay también intereses pragmáticos.

Vox ha creído encontrar un caladero de votos en los sectores perdedores de la transición energética, aquellos cuyo modo de vida está vinculado al consumo de combustibles fósiles: entre otros, los poseedores de vehículos de gasoil, amenazados por restricciones cada vez más estrictas; los trabajadores de industrias contaminantes, abocadas al cierre, o los agricultores y ganaderos con explotaciones intensivas.

A todos ellos se ha dirigido Abascal con el discurso de que no hay fronteras para el medio ambiente y no tiene sentido que España limite la emisión de gases de efecto invernadero o la producción de energía nuclear mientras importa electricidad de origen atómico de Francia o productos fabricados sin respetar las normas medioambientales de China. La solución para Vox no pasa, sin embargo, por ampliar el número de países comprometidos con los acuerdos de protección del medioambiente, sino por levantar las restricciones y desarrollar la energía nuclear, de la que es firme partidario.

Para Buxadé, “de ser cierta” la previsión de aumento de la temperatura realizada por los expertos del IPCC, se demostraría que los acuerdos y medidas tomados hasta ahora por la comunidad internacional para frenar el cambio climático “no sirven para nada más que para amedrentar”. Pero el portavoz de Vox no propone ninguna medida alternativa. A través de su cuenta de Twitter, el partido ultra ha llegado a acusar al Gobierno de Pedro Sánchez de utilizar “el terror climático para justificar sus políticas energéticas irresponsables que empobrecen a los españoles”; es decir, para tapar la escalada desenfrenada del precio de la electricidad. No parece, sin embargo, que el Ejecutivo español tenga capacidad para influir en un estudio elaborado durante años por expertos de todo el mundo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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