París adapta su plan urbanístico al cambio climático: más árboles y menos hormigón
La capital francesa quiere crear 300 hectáreas adicionales de áreas verdes de aquí a 2040, sustituir revestimientos de alquitrán por tierra u obligar a producir energía renovable
La ciudad que da nombre al tratado internacional contra el cambio climático quiere ser una de las primeras del mundo en adaptar su urbanismo al aumento de las temperaturas. El Consejo de París, la asamblea de la capital, aprobó este lunes el nuevo Plan Local de Urbanismo (PLU, por sus siglas en francés) presentado por el equipo de la alcaldesa, la socialista Anne Hidalgo, aliada con los ecologistas y los comunistas. Este plan supone, entre otras medidas, aumentar las zonas verdes, sustituir revestimientos de hormigón o de alquitrán por otros de tierra, impulsar la rehabilitación de edificios u obligar a la producción de energías renovables en todos los proyectos inmobiliarios de más de 1.000 metros cuadrados. Además, también incide en la vertiente social con un aumento del parque de vivienda pública. Tras su aprobación este lunes, ahora deberá ser analizado por el Estado, con vistas a un voto definitivo a finales de 2024 o inicios de 2025.
“Este nuevo plan local de urbanismo bioclimático (…) es nuestra visión política global”, ha dicho la franco-española Hidalgo, que gobierna la ciudad desde 2014, al inicio de la sesión del Consejo. El nuevo marco se inserta en los cambios emprendidos por las autoridades capitalinas en los últimos años, con más espacios para el peatón y la construcción de cientos de kilómetros de carriles bicis. La capital francesa también ha implementado la “ciudad de los 15 minutos”, que busca reorganizar la urbe para que cada ciudadano tenga cerca todos los servicios que necesita a diario, desde tiendas y centros médicos hasta parques y lugares de ocio.
El Ayuntamiento considera que existen dos urgencias principales para las próximas décadas. Por un lado, adaptar la ciudad a los efectos de la crisis climática, que volverá más frecuentes los episodios de calor extremo. Por el otro, ofrecer viviendas asequibles a sus más de 2,1 millones de habitantes.
La población de París (sin contar el área metropolitana) ha disminuido de manera considerable en los últimos años, una situación que se puede achacar a, entre otras cosas, el elevado precio de la vivienda. Entre 2012 y 2022, la ciudad perdió más de 122.000 habitantes, según cifras del instituto nacional de estadística. El objetivo del consistorio es aspirar a un 40% de vivienda pública para 2035, que incluye un 30% de alojamientos sociales y un 10% de viviendas a precio accesible.
Más árboles y más espacios verdes
Uno de los principales objetivos del nuevo marco es lograr para 2035 unas 70 hectáreas adicionales de espacios verdes, con la ampliación de algunos parques existentes y la creación de otros. Y, a más largo plazo, aumentar esta revegetación hasta las 300 hectáreas nuevas en 2040 [para hacerse una idea de lo que supone, el parque de El Retiro de Madrid tiene una extensión de 120 hectáreas]. Los árboles ayudan a absorber emisiones de gases de efecto invernadero, pero también dan sombra y contribuyen a mitigar el efecto de isla de calor en las ciudades. La idea es “vegetalizar” todos los lugares posibles, como los patios, las escuelas, las azoteas o incluso las fachadas de los edificios. El Ayuntamiento también quiere plantar masivamente árboles en los terraplenes del anillo periférico, la vía de circunvalación de la capital. El objetivo es conseguir 10 m² de espacios verdes por cada habitante, como recomienda la OMS. El reto es grande, pues actualmente, los parisinos disponen de 5,8 m², sin contar los bosques de Boulogne y de Vincennes, recoge el diario Le Monde.
El consistorio planea también crear un gran parque de 25 hectáreas en el norte de París y otros 10 en distintas zonas de la ciudad. Además, da una protección especial a 250 árboles destacables y a 100.000 árboles de alineación y establece como irreversible la progresiva conversión en espacio peatonal desde 2012 de las orillas del Sena, que en el pasado habían sido una vía rápida de circulación para atravesar la ciudad, y contra la que se opuso la derecha en la oposición, informa Efe.
El plan incluye medidas para reducir las emisiones que causan el cambio climático, como el impulso a las renovables o a la bicicleta, y otras para adaptarse al aumento de las temperaturas, como la “despermeabilización” del 40% del espacio público de aquí a mediados de siglo, sustituyendo revestimientos de hormigón o de alquitrán por otros de tierra.
Por lo que respecta a la construcción, se busca que la demolición de edificios para construir otros nuevos sea la excepción y se da prioridad a la rehabilitación de los ya construidos. El plan permite aumentar la altura de los edificios existentes, pero a condición de que esto sirva para crear viviendas y a la “deshormigonización” de los patios.
Con todas estas medias, el plan urbanístico de la capital francesa prevé alcanzar la neutralidad climática en 2050. El documento que dibujará la futura fisonomía de París, de 3.000 páginas, llega después de tres años de arduas negociaciones, lideradas por el primer adjunto de la alcaldesa encargado del urbanismo, Emmanuel Grégoire. El actual plan que rige en la ciudad —y que define las orientaciones en materia de ordenación y planificación del territorio— es de 2006.
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