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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Eliminar carriles bici complica la movilidad segura en bicicleta en las ciudades españolas

Las medidas restrictivas impuestas por algunos gobiernos locales en movilidad afectan al modelo urbano sostenible

El tiempo en el puente de diciembre
Una mujer en bicicleta por el carril bici de la avenida de la Constitución en Sevilla, en una imagen de archivo.PACO PUENTES

Desde el inicio de la legislatura municipal 2023-2027, en algunas ciudades los nuevos gobiernos locales se están cuestionando importantes avances que se habían producido en movilidad como componentes esenciales en la definición de un modelo urbano de presente y futuro respetuoso con el entorno y más saludable.

En este orden de cosas, sorprenden algunas decisiones adoptadas, como la anulación de carriles bici, que complica la movilidad segura en bicicleta y compromete el reparto modal en esas ciudades.

La bicicleta genera múltiples beneficios. Negar esta evidencia es obviar una sólida realidad demostrada y, especialmente, es rehusar el progreso. Desde que en 1817 el alemán Barón Karl Von Drais inventó lo que años después sería la bicicleta ha llovido mucho, pero, sin duda, ese invento solo aporta beneficios para nuestra salud, para nuestras vidas en comunidad y también para el medio ambiente. No soy capaz de encontrar un solo perjuicio que pueda generar una política de fomento del uso de la bicicleta a una ciudad.

En áreas urbanas congestionadas, los desplazamientos en bicicleta pueden ser más rápidos que en automóvil. Este vehículo ocupa poco espacio y es fácil de estacionar. Además, cuantas más personas usen la bicicleta, mayor será la conciencia de los conductores y las autoridades sobre la necesidad de mejorar la infraestructura. A la vez, esto también conllevará la mejora de la seguridad vial para los ciclistas.

Con las bicicletas también conseguimos ciudades con menos ruido y con menos contaminación acústica, lo que contribuye a entornos urbanos más tranquilos. Hay numerosos estudios que abundan en la idea de que el uso cotidiano de la bicicleta desestresa y, por tanto, contribuye en parte a mejorar nuestra felicidad personal.

Recordemos que en 2050 los medios de transporte basados en energías fósiles tendrán prohibida la circulación en Europa. Mientras, la movilidad en bicicleta está destinada a seguir creciendo, especialmente en los entornos urbanos.

Sin duda, actualmente es complejo comprender y encajar las medidas restrictivas que algunos gobiernos municipales están tomando sobre el uso de la bicicleta en las ciudades. Es un vehículo de cero emisiones y que, a diferencia del camino que marca Europa, suele tener como motivación mantener la movilidad basada en la energía fósil y la contaminación.

Menos atascos

Otro elemento importante para defender cualquier planificación urbana que potencie el uso de la bicicleta es la eliminación sistemática de la congestión en nuestras ciudades. El uso de este vehículo está directamente relacionado con la disminución radical de la aglomeración. Al igual que el transporte público, la bicicleta es un elemento multiplicador para construir ciudades más humanas, más cómodas, más sanas y menos agobiantes.

El futuro pasa por una combinación efectiva entre la movilidad personal sostenible (la bicicleta) y el transporte público. En esa dirección se encuentran los proyectos de bicicleta pública desarrollados por diversas ciudades como Valladolid, Barcelona y su área metropolitana, Sevilla, Valencia y Murcia, entre otros, que promueven esa combinación entre la bicicleta y el metro, el bus, el tranvía o el tren. Mejorar la conectividad entre sistemas de cero o bajas emisiones y apostar por la intermodalidad [la posibilidad de combinar varios medios de transporte] contribuye a mejorar nuestra calidad de vida colectiva.

Para la Red de Ciudades por la Bicicleta es importante que antes de eliminar un carril bici se abra un debate político, técnico y social con la idea de mejorar y progresar en la movilidad. Debemos apostar por una circulación sostenible y eso pasa necesariamente por tener más bicicletas, más carriles bici y menos coches circulando por nuestras ciudades. Se trata de intensificar las políticas públicas en las administraciones locales, regionales y nacionales a favor de la bicicleta.

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