La sequía en España ya es la más larga en el sur y la más intensa en el noreste
El año hidrológico termina el 30 de septiembre con un déficit de lluvia del 12%, por lo que el país encadena ya dos años secos y no se espera que la situación se pueda revertir con las lluvias del otoño y del invierno
El año hidrológico 2022-2023, que comenzó el 1 de octubre del pasado año y terminó el 30 de septiembre, fue seco en España, “el sexto más seco en lo que va de siglo”, según ha constatado este lunes la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Cayeron en total, en el conjunto del país, 560,7 litros por metro cuadrado, cuando lo normal serían 640,1. “A pesar de que septiembre fue un mes muy lluvioso y se redujo el déficit, ha llovido un 12% menos de lo esperable”, ha hecho balance este lunes en rueda de prensa el portavoz de Aemet, Rubén del Campo. España estrena así nuevo año hidrológico en situación de sequía meteorológica ―escasez continuada de precipitaciones, la madre del resto de sequías, la hidrológica o falta de agua en los embalses, la agrícola o carencia de humedad en el suelo y ya por último la socioeconómica o ausencia de agua para el consumo y la producción— de larga duración, en la que entró en diciembre pasado tras 36 meses seguidos de carestía de lluvia. No se espera que las lluvias de este otoño ni, incluso, las de este invierno puedan revertir la situación.
Las precipitaciones, además, se distribuyeron de forma irregular. Lo peor se sufrió en el suroeste y noreste de la Península, en puntos del tercio norte y en las islas canarias orientales, donde el año fue “muy seco”. Sin embargo, llovió “ligeramente por encima” de lo normal en amplias zonas del cuadrante noroeste peninsular, como en Galicia, Castilla y León, zona centro y puntos de Navarra, La Rioja, Extremadura y Castilla y León.
Las mayores cantidades de agua se recogieron en Galicia, con más de 2.500 litros en algunos puntos del oeste de esta comunidad. También llovió mucho en la cornisa cantábrica, Pirineos, entornos de los sistemas Ibérico y Central y Grazalema (Cádiz), así como en algunas zonas de las regiones mediterráneas ―sur de Cataluña, norte y centro de la Comunidad Valenciana y Baleares―, con más de 800 litros, frente a los apenas 50 litros en el oriente de Canarias.
Por tanto, el nuevo año hidrológico 2023-2024 arranca con una España que sigue inmersa en la sequía. El de 2021-2022 tuvo un carácter muy seco, con 492 litros, un 23% menos que el total normal. Fue el tercero más seco desde que hay datos y estuvo precedido por un 2020-2021 que ha sido recatalogado como normal, aunque llovió un 5% menos, 606 litros. “En los tres últimos años, las precipitaciones están claramente por debajo de lo normal, sobre todo en el tercio norte, en la mitad sur y en Canarias, aunque en algunos puntos de la vertiente mediterránea ha llovido más de lo habitual”, ha precisado el portavoz de la agencia.
“De momento, en el conjunto de España esta sequía no es tan larga como las sufridas a principios de este siglo o finales del siglo XX, pero sí que alcanza ya una cierta intensidad en algunas zonas”, ha señalado Del Campo. Por cuencas de acumulación de Aemet ―que son similares, pero no iguales, a las hidrográficas―, la falta de lluvia es muy intensa en las del noreste peninsular. De hecho, es “la más intensa, y con cierta diferencia” de toda la serie histórica, que comienza en 1961, en la cuenca del Pirineo oriental (buena parte de Cataluña), mientras que en la del Ebro es “la segunda más intensa”. Además, otro dato “significativo” es que en las cuencas del Guadiana, Guadalquivir y Sur es “la más duradera” desde que hay registros. La sequía comenzó en estas últimas tres zonas mucho antes que en el resto del país, en la primavera de 2016, por lo que “supera en duración a las de los ochenta y noventa, aunque es menos fuerte”.
Frente a estos datos preocupantes, el país fija la esperanza en el cielo. ¿Podrá salir España de esta situación con las lluvias de otoño e invierno? Las predicciones estacionales para ambas estaciones, sin ser malas, tampoco son del todo buenas. Aemet espera que el trimestre noviembre-diciembre-enero ―que equivale al otoño astronómico― sea cálido con más de un 70% de probabilidades. En cambio, la señal es más débil en cuanto a las precipitaciones. “Hay incertidumbre, no se ponen de acuerdo los distintos modelos de predicción, pero el escenario más probable, con entre un 40% a un 50%, es que sea más lluvioso de lo normal en la mayor parte de la Península, aunque no hay una señal clara ni en el área mediterránea ni en Canarias”, detalla el portavoz de la agencia.
Yendo más allá, apenas varía la situación: se espera que diciembre-enero-febrero ―que corresponde al invierno― sea de nuevo un trimestre cálido, con entre un 60% a un 70% de probabilidades, y hay “entre un 40% a 50% de que sea más lluvioso de lo normal”. Con cautela, ya que se trata de tendencias y a muy largo plazo, Aemet no confía en que esta lluvia sea suficiente como para revertir la sequía.
“En los dos últimos años han caído 230 litros por metro cuadrado menos de los que debería, así que, para volver a valores normales, tendrían que caer 230 litros más entre ambos trimestres, algo que solo ha ocurrido una vez, en 1965″, ha contextualizado Del Campo. “Para que se superase la sequía, tendrían que ser un otoño y un invierno muy muy lluviosos, entre los dos más lluviosos desde que hay registros y, a priori, aunque los pronósticos apuntan a lluvias por encima de las normales, no parece que vayan a ser de récord”, concluye. De momento, en los primeros 15 días de octubre “apenas si ha llovido”, aunque ahora se espera un tren de borrascas que durará dos semanas y que mejorará la situación.
Quince días a 4,8° por encima de lo normal
A causa del episodio cálido sin precedentes que comenzó a finales de septiembre y que acabó el pasado sábado, la primera quincena de octubre resultó “extraordinariamente anómala”, tanto que fue 4,8° más cálida de lo normal. Se ha tratado del peor episodio cálido “en cuanto a desviación de las temperaturas de sus valores normales”, incluidas todas las olas de calor del verano, que ha sufrido España desde al menos 1950. “Es la anomalía más marcada de toda la serie y con mucha diferencia tras la primera quincena de octubre de 2017, cuando fue de 3,3°”, ha explicado Del Campo, a quien llama “mucho la atención que este año los récords se batan con tanto margen”. Además, en Canarias continúa todavía la ola de calor, la décima en octubre, que “puede acabar siendo la más larga” de toda la serie.
Durante el episodio, detrás del que está "la huella del cambio climático junto con otros posibles factores como un fenómeno de El Niño más robusto y las aguas del mar circundantes batiendo récords de enero a septiembre”, se han producido 11 récords de días cálidos, del 28 de septiembre al 9 de octubre, es decir, que fueron las jornadas más calurosas comparadas con los mismos días de todos los septiembres y octubres al menos desde 1950. “Es una secuencia sin precedentes desde al menos los años ochenta del siglo XX, el máximo número de días cálidos consecutivos hasta ahora había sido nueve”, ha subrayado el experto.
En un año completo, “lo esperable es que en un clima sin alterar se produzcan cinco récords de días cálidos y cinco fríos”, pero en 2023 ya van 31 cálidos con estos 11 de una tacada, frente a ninguno frío ―seis veces más―. En los últimos 10 años se acumulan 183 días cálidos frente a solo siete fríos. “Por cada récord de día frío hay 26 de cálido”, ha destacado el portavoz, para añadir que “hay una señal clarísima de cómo un aumento de la temperatura media se traduce en un incremento altísimo de los fenómenos extremos relacionados con las altas temperaturas”.
Con estos datos, ¿puede 2023 acabar superando a 2022 como el año más cálido del que se tiene noticia en España? Sí. A falta de dos meses para que acabe, “hasta el 9 de octubre 2023 es ya el año más cálido de la serie, seguido muy de cerca de 2022″. Pero 2022 es un "duro competidor", ya que su octubre y su diciembre "fueron los más cálidos de la serie", por lo que la carrera está entre lograr la medalla de oro o la de plata.
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