Guterres exige que los “magnates de los combustibles fósiles” compensen a los perdedores de la crisis climática
El secretario general de la ONU pide a los gobiernos que graven los beneficios extraordinarios de la industria del petróleo, el gas y el carbón
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido este jueves que los “magnates de los combustibles fósiles” apoyen a los que sufren las consecuencias de la crisis climática. Los combustibles fósiles ―el petróleo, el gas y el carbón— son los principales responsables del cambio climático, ya que cuando se queman para producir energía expulsan los gases de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta. Guterres ha propuesto también a los gobiernos del mundo “que graven los beneficios extraordinarios de la industria de los combustibles fósiles y dediquen parte de esos fondos a los países que sufren pérdidas y daños por la crisis climática”. “Estamos en una emergencia de adaptación”, ha advertido a través de un comunicado Guterres.
La petición del secretario general llega a un mes del inicio de la cumbre del clima anual, que este año se celebra en la ciudad de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos. Y, precisamente, Guterres recuerda a los casi 200 países que se reunirán en esta ciudad que “deben poner en funcionamiento el fondo de pérdidas y daños” en esta conferencia. Se requiere, explica el máximo representante de la ONU, “que el fondo comience con una base sólida”, y una de las vías que propone es gravar esos beneficios de la industria de los combustibles fósiles.
La creación de ese fondo fue la principal promesa que salió de la cumbre del clima de hace un año, que se celebró en la ciudad eqipcia de Sharm el Sheij. El fondo se debe destinar a ayudar económicamente a los países más vulnerables para que hagan frente a las pérdidas y daños que les ha generado y les generará un cambio climático cuya expresión más virulenta son unos fenómenos meteorológicos extremos que van en aumento. Pero establecer cómo se debe financiar, qué debe cubrir y qué países se deben beneficiar es complicado y todavía se están celebrando reuniones previas a la cumbre para intentar acordar todos esos detalles.
La lucha internacional contra el cambio climático se basa en dos patas: la mitigación y la adaptación. El término mitigación hace referencia a los recortes de las emisiones de gases de efecto invernadero que se requieren para dejar el calentamiento global, que ahora no se puede revertir, dentro de los límites más seguros. Pero, como ese calentamiento no remitirá, también se deben tomar medidas de adaptación para protegerse ante los crecientes fenómenos extremos o la subida del nivel del mar.
Los países ricos, los responsables históricos del cambio climático, se comprometieron hace años a ayudar financieramente a las naciones en desarrollo para que puedan adaptarse. Pero esa financiación se ha quedado corta hasta ahora.
La petición de Guterres de gravar los beneficios de la industria de los combustibles fósiles llega también el mismo día que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ha presentado su informe sobre las políticas de adaptación al cambio climático.
El análisis destaca que “como consecuencia de la lentitud en la mitigación y la adaptación”, se están incrementando “las pérdidas y los daños vinculados al cambio climático”. El Pnuma pone como ejemplo a un estudio reciente que demuestra que solo en las 55 economías más vulnerables al cambio climático se han sufrido pérdidas y daños por un valor superior a los 500.000 millones de dólares en las dos últimas décadas. Y advierte: “estos costos aumentarán considerablemente en las próximas décadas, sobre todo si no se adoptan medidas contundentes de mitigación y adaptación”. “El nuevo fondo de pérdidas y daños constituirá una herramienta importante para movilizar recursos”, aunque se alerta de que existen dudas sobre su aplicación y se aboga por poner en marcha “mecanismos de financiación más innovadores a fin de alcanzar la cantidad de inversión necesaria”.
Déficit de financiación
En términos generales, en todas las naciones, el informe presentado este jueves advierte de que pese a las marcas históricas de calentamiento y la multiplicación de fenómenos extremos “se está desacelerando el progreso en la adaptación al cambio climático en todos los ámbitos”. “Esta falta de adaptación agrava la crisis climática e implica enormes pérdidas y daños, en particular para las personas más vulnerables”, añade el Pnuma.
Respecto a los países en desarrollo, el estudio concluye que las necesidades de adaptaciones anuales en esta naciones oscilan entre 215.000 y los 387.000 millones de dólares anuales en esta década, bastante más de lo estimado en informes anteriores. Sin embargo, los flujos movilizados por las naciones más ricas apenas alcanzaron los 21.000 millones en 2021 (el último año con cifras oficiales). Es decir, “las necesidades de financiación para la adaptación de los países en desarrollo equivalen a un valor de entre 10 y 18 veces mayor que los flujos de financiación pública internacional”.
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