España envía a Bruselas el nuevo plan climático que promete que el 81% de la electricidad será renovable en 2030
El Consejo de Ministros tiene previsto remitir a la Comisión Europea este martes la actualización del PNIEC, que endurece los objetivos de descarbonización
El Consejo de Ministros tiene previsto remitir este martes a la Comisión Europea la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta para esta década que ayudará a España a abandonar los combustibles fósiles y ...
El Consejo de Ministros tiene previsto remitir este martes a la Comisión Europea la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta para esta década que ayudará a España a abandonar los combustibles fósiles y cumplir con sus compromisos internacionales de descarbonización de la economía. En este documento, el Gobierno se compromete a que las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán un 32% en 2030 respecto a los niveles de 1990. Para ello, las energías renovables serán la pieza clave: el PNIEC prevé que el 81% del consumo eléctrico del país será de origen renovable a finales de esta década. La energía fotovoltaica jugará un papel protagonista: será “la que más contribuirá a la descarbonización del sistema eléctrico, pues supone un 53% de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero estimada para el sector de la generación eléctrica”, según se recalca en la declaración ambiental estratégica del plan que se ha publicado este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Las grandes cifras del plan que se espera que se envíe mañana a la Comisión aparecen en ese documento. Y no se apartan de lo anunciado hace meses por el Ministerio para la Transición Ecológica, que dirige todavía Teresa Ribera (futura vicepresidenta de la Comisión). Todos los miembros de la UE deben elaborar y actualizar periódicamente sus planes de energía y clima y enviarlos a Bruselas. Pero España, como la mayoría de los Veintisiete, va con casi tres meses retraso, ya que los Estados tenían hasta el 30 de junio para remitir sus documentos.
La primera versión de este plan data de 2020, pero ya cuando se aprobó a principios de esta década se sabía que el Gobierno debería actualizarlo y endurecerlo, como hace ahora. Así ocurre con los grandes objetivos del plan. Por ejemplo, en la primera versión el objetivo general que se planteaba era una reducción de las emisiones de efecto invernadero del 23% en 2030 (siempre tomando como referencia 1990). Estas emisiones el pasado año ya habían caído un 5,3% y ahora el nuevo PNIEC eleva el objetivo hasta el 32%, nueve puntos más que en la versión anterior.
La piedra angular para lograr ese objetivo son las renovables. Como se señala en el documento publicado este lunes, lo que propone el PNIEC es “reducir el uso de combustibles fósiles y promocionar la implantación de energías renovables en los tres usos de la energía (transporte, electricidad y calefacción/refrigeración)”. En el sector eléctrico es donde se va más deprisa: en estos momentos más del 50% de la electricidad del país se genera con esta tecnología limpia. El anterior PNIEC se preveía llegar a una cuota renovable al 74% en 2030; y en la actualización enviada ahora a Bruselas se eleva esa meta hasta el 81%. Para 2030, la potencia total instalada en el sector eléctrico serán de 214 GW, de los que 160 GW serán de generación renovable y 22,5 GW de almacenamiento.
Si se tiene en cuenta toda la generación de energía (incluyendo aquí el transporte), el porcentaje de renovables para 2030 sobre el consumo final que prevé el nuevo plan es del 48% (seis más que en la anterior versión del PNIEC). Una pieza clave es la movilidad, donde España está retrasada respecto al sector eléctrico y donde el automóvil eléctrico no termina que coger la velocidad necesaria. El anterior PNIEC pronosticaba que en 2030 habrá cinco millones de vehículos eléctricos en España, y la versión actualizada prevé ahora 5,5 millones.
Esta revisión también ofrece buenas noticias en cuanto a la reducción que se prevé de la dependencia energética del extranjero. Al elevarse la presencia de las renovables, se requiere emplear menos combustibles fósiles que provienen de otros países. Esa dependencia ronda ahora el 70% y el anterior PNIEC planteaba reducirla al 61% en 2030; la actualización que se prevé que apruebe este martes el Consejo de Ministros rebaja hasta el 50%.
El borrador de este plan, que este martes aprobará el Consejo de Ministros, ya recibió a principios de este año el visto bueno de la Comisión. El problema puede surgir en su desarrollo. Un reciente análisis sobre cómo han ido las cosas hasta ahora del Observatorio de la Transición Energética y la Acción Climática (OTEA) y el Basque Centre for Climate Change (BC3) señalaba que España estaba “progresando en energías renovables en el sector eléctrico”. Pero advertía: “hay un retraso en el transporte y la electrificación de la economía” que podría poner en peligro el cumplimiento de las metas establecidas en el PNIEC. “Se están haciendo cosas, hay un cierto progreso, que no se puede parar. Al revés, necesitamos acelerar los esfuerzos: poner una marcha más”, resumía en julio el investigador del BC3 Luis Rey, uno de los autores del análisis.
Nucleares
Respecto al carbón, que ya es completamente residual en España (apenas generan el 1% de la electricidad del país), la previsión que maneja el Gobierno es que desaparezca completamente en 2025. En cuanto a la nuclear, no hay variaciones respecto al anterior PNIEC y sigue en pie el calendario de cierre de las centrales, que se espera que culmine en 2035. En la declaración de impacto publicada este lunes en el BOE, se incide en que no hay cambios sobre lo previsto en la anterior versión del PNIEC en ese apartado. Lo hace cuando repasa las alegaciones presentadas en el proceso de información pública. Durante ese trámite la Dirección General de Transición Energética y Economía Circular de la Comunidad de Madrid, la Asamblea de Extremadura y la Confederación Española de las Industrias de las Materias Primas Minerales se dirigieron al ministerio para pedir que se estudie “el mantenimiento del parque nuclear”. Que lo haga el Parlamento extremeño (en esa comunidad está la central nuclear más grande de España, Almaraz) y una asociación de materias primas puede tener sentido. En cambio, en Madrid no hay ninguna central nuclear. En ese mismo proceso, Ecologistas en Acción pidió un adelanto del calendario de cierre nuclear a 2025.