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El gran arrecife de coral del Mediterráneo donde crían besugos y langostas se queda sin protección

Se rompe el acuerdo entre España, Marruecos y Argelia para preservar Cabliers, un banco coralino que crece desde hace unos 400.000 años y se mantiene vivo en medio de un mar sobreexplotado

Vídeo cedido por 'Proteus' sobre el arrecife de Cabliers.
Esther Sánchez

Hace un año, en noviembre de 2023, la protección de Cabliers, el mayor arrecife de coral de aguas profundas del Mediterráneo, situado en el mar de Alborán, parecía asegurada. Los países mediterráneos con competencias en esas aguas ―España, representada por la Unión Europea, Marruecos y Argelia― acordaron en la reunión de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo prohibir en 2024 todo tipo de pesca de fondo, incluidas las redes de arrastre y el uso de dragas de forma temporal hasta que se creara un área restringida de pesca alrededor del banco coralino para conservarlo en su estado actual: prístino y vivo. Pero todo se ha ido al traste un año después, en el momento de delimitar el perímetro exacto de la superficie a la que afectaría el veto y su forma de gestión.

“A pesar de la evidencia científica de la riqueza del lugar, tanto desde un punto de vista ecológico como económico, porque allí crecen los peces que luego nos comemos, los países no han dado el paso final y la naturaleza ha quedado relegada a otros intereses”, explica Claudio Lo Iacono, geólogo marino del Instituto de las Ciencias del Mar del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en el enclave. Lo que sí se ha acordado es seguir una hoja de ruta que permita alcanzar un pacto el año que viene, un paso que el científico teme que se trate de una “maniobra dilatoria”.

Fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aseguran que España “se ha mostrado a favor del establecimiento” del área protegida desde que surgió la propuesta, “previo análisis del posible impacto en la flota y constatación de la importancia de los hábitats y especies a proteger”. Además, en la actualidad no hay actividad pesquera por parte de la flota española en la zona que se acordó el año pasado, concretan.

El banco de corales Cabliers se extiende por un monte con aspecto de gran serpiente, parecida a la Gran Muralla China, de unos 25 kilómetros de longitud, y de una edad aproximada de 400.000 años, describe Lo Iacono. Los corales crecen en la parte alta, que se encuentra a unos 300 o 400 metros, aunque este tipo de estructuras, de aguas frías, pueden sobrevivir a profundidades mayores. Se diferencian de los tropicales tanto por su colorido (los profundos suelen ser monocromáticos) como por su ecología, porque los tropicales viven en simbiosis con un alga, que les da la energía para vivir y que necesita luz para realizar la fotosíntesis. “Tiene un valor incalculable debido a que, sobre todo en su parte central, el arrecife es un lugar prístino, lleno de vida y es necesario preservarlo así en un futuro”, señala Lo Iacono, que lideró una expedición este año en la que participaron representantes de los gobiernos de España, Marruecos y Argelia.

“Les mostramos la belleza y riqueza del lugar, pudieron observar a miles de besugos, además de gallinetas, meros de un tamaño impresionante, langostas..., un área sin contaminación, que es imposible encontrar en otros lugares del Mediterráneo y que les sorprendió”, indica. Pero “no sirvió de mucho”, comenta decepcionado tras la marcha atrás de los países en la reunión anual de la comisión de pesca de este mes de noviembre. La misión de esta entidad de Naciones Unidas, de la que forman parte 22 países de la ribera del Mediterráneo y del mar Negro, junto con la Unión Europea, es garantizar la conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos marinos vivos.

Precisamente lo que se pretende con el blindaje de Cabliers, descubierto por una expedición de la ONG Oceana en 2011, que, de momento, ha conseguido mantener sus valores intactos en un mar Mediterráneo sobreexplotado. Una circunstancia que tiene mucho que ver, según los expertos, con la circunstancia de que el arrecife se encuentra alejado de las costas: a seis horas del Cabo de Gata y a cinco de Marruecos.

Helena Álvarez, bióloga de Oceana, presente en la mayor parte de las conversaciones para preservar el área, se muestra muy afectada por el cambio de postura de los países mediterráneos. Álvarez señala que el problema se debe, sobre todo, a que en este enclave no se han definido las zonas en las que es competente cada país de forma oficial y existen disputas entre Marruecos y Argelia que salen a la luz cuando hay que tomar acuerdos como este. “Instamos a los países a que cumplan sus compromisos y protejan este santuario único de aguas profundas”, señala la organización en un comunicado.

Oceana corrobora que España no cuenta con buques de arrastre en la zona, debido a que realiza un seguimiento de los buques equipados con GPS utilizando la plataforma Global Fishing Watch. “El problema es que estos sistemas de posicionamiento solo son obligatorios para buques europeos, por lo tanto, con Marruecos y Argelia estamos en la oscuridad”, señala. En la hoja de ruta marcada para lograr crear el área protegida en 2025 es que los países presenten cuáles son los barcos a los que afectaría esa limitación de pesca “y así deberían salir a la luz”, añade.



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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.
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