La cumbre de Glasgow pretende que los países endurezcan ya sus planes climáticos el año que viene
La presidencia de la COP26 lanza un primer borrador en el que pide a los gobiernos que no esperen al plazo máximo de 2025 marcado en el Acuerdo de París para presentar nuevos recortes de emisiones
La presidencia de la cumbre del clima de Glasgow, que ejerce el Reino Unido como país anfitrión, busca la forma en la que instar a los países a endurecer sus planes de recorte de emisiones de forma inmediata. En el primer borrador de declaración final que ha elaborado esta presidencia se insta a las naciones a revisar y endurecer sus planes de recorte de emisiones de efecto invernadero para finales de 2022. Todos los firmantes del Acuerdo de París deben presentar programas de recortes para esta década de sus emisiones para lograr el objetivo de que el incremento de la temperatura se quede entre los 1,5 y los 2 grados respecto a los niveles preindustriales. Pero los planes actuales llevarían a un calentamiento de entre 2,4 y 2,7 grados, según los últimos análisis de los compromisos.
El Acuerdo de París establecía un sistema de revisión al alza de los planes de recorte. La primera revisión se ha hecho entre el pasado año y este. La siguiente estaría prevista para 2025, según lo que establecía el texto de aquel acuerdo. Pero ante la urgencia por actuar y la presión cada vez mayor desde el mundo científico y la sociedad, ahora se debate en la COP26 de Glasgow la forma en la que urgir a una revisión para el próximo año, sin esperar a 2025.
La presidencia británica de la COP26 ha incluido en el primer borrador de la declaración final de la cumbre esa llamada a la revisión para finales de 2022. Este es el punto de partida de la negociación, y el texto puede cambiar de forma amplia en las próximas horas. En ese borrador también se admite abiertamente que la dirección no es la correcta, ya que al aplicar los planes nacionales actuales para 2030 las emisiones mundiales serían más de un 10% superiores a los niveles de 2010. Además, se cita explícitamente que el objetivo debe ser la reducción de las emisiones de dióxido de carbono en un 45% para 2030 también respecto a 2010. Esa caída de las emisiones es la que se necesita para intentar que el aumento de la temperatura global no supere los 1,5 grados (el calentamiento ya está en 1,1). De mantenerse esa referencia directa al 45% en la declaración final se podría considerar un pequeño éxito, sostienen fuentes de la negociación. “Debemos lograr reducciones de emisiones ambiciosas en esta década”, ha valorado por su parte el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, quien ha aplaudido que se haya incluido en el borrador de la declaración final la referencia a la necesidad de presentar nuevos planes de recorte en 2022.
Sin embargo, la directora ejecutiva de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, ha considerado que el borrador no puede verse como “un plan para resolver la crisis climática”, sino que solo contiene una petición para que “los países, quizás, puedan hacer más el próximo año”. “Esto no es suficiente y los negociadores no deberían ni pensar en salir de esta ciudad hasta que hayan llegado a un acuerdo a la altura del momento”, ha añadido Morgan a través de un comunicado.
Combustibles fósiles
Esa declaración final también hace referencia a los combustibles fósiles. Se pide que los países aceleren “la eliminación progresiva del carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles”. Las mismas fuentes consultadas creen que es difícil que se pueda mantener esa mención explícita a los combustibles fósiles. El texto final debe ser acordado con todos los países. Algunos Estados, como Arabia Saudí, ya han pedido que no haya “sesgos” contra ninguna “fuente de energía en particular”, en clara referencia al primer borrador que ha elaborado la presidencia británica.
En teoría, la cumbre debe terminar el viernes. Durante las próximas horas los representantes de los casi 200 países que forman parte de las negociaciones internacionales sobre cambio climático deben acordar esa declaración final. Pero, además, tendrán que cerrar algunos flecos relativos al Acuerdo de París, como el desarrollo del artículo 6 de ese pacto, el que hace referencia a los mercados de carbono. Desde que en 2015 se firmó el Acuerdo de París se ha intentado cerrar este asunto sin éxito. Fuentes de la negociación explican que vuelve a estar atascado. El temor de muchos países, como los miembros de la Unión Europea, es que este asunto se convierta en un coladero y que se permita a algunos países comerciar con unos derechos de emisiones que a la vez ellos mismos contabilizan en sus programas de recorte de gases de efecto invernadero.
También sobre la mesa de negociación de esta cumbre está la financiación climática. Los países desarrollados se comprometieron a que a partir de 2020 movilizarían 100.000 millones de dólares cada año hacia los países en desarrollo. Ese dinero debe servir para que estas naciones reduzcan sus emisiones de efecto invernadero y se protejan frente a los impactos del calentamiento. Pero la meta de los 100.000 millones no se alcanzará hasta 2023, según un informe elaborado por Alemania, Canadá y la OCDE. Este incumplimiento ha enrarecido las negociaciones de Glasgow que, como suele ocurrir, podrían alargarse más allá del viernes, la fecha oficial fijada para la clausura.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ha acudido a Glasgow este miércoles para intentar impulsar las negociaciones ante el riesgo de que se bloqueen. Johnson ha reconocido que las cosas se han puesto “difíciles” pero no “imposibles”. Y ha advertido de que la meta de esta cumbre del clima sigue siendo poder mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 grados. Eso implica que se tengan que duplicar los planes de recorte de las emisiones de efecto invernadero para esta década. Para ello es necesario que se actualicen lo antes posible los programas nacionales que ahora están sobre la mesa. Es decir, que el año que viene los países endurezcan sus planes, como ha propuesto en su borrador de declaración la presidencia británica de esta COP26.
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