Arguiñano, en su salsa
Los colegas rinden homenaje al popular cocinero vasco en San Sebastián Gastronomika
"No me voy, no pienso retirarme", advirtió Karlos Arguiñano en San Sebastián Gastronomika 2010. El popular cocinero guipuzcoano (Beasain, 1948) recibía un homenaje de sus colegas en la apertura del congreso culinario y también de los cientos de personas que abarrotaban el Kursaal y que desde la calle le habían seguido en procesión pidiéndole autógrafos y haciéndose fotos con él. "Mucha gente me para para decirme que se ríe conmigo y que qué picantito soy, pero lo que más me emociona es que digan que han aprendido a cocinar conmigo", decía antes de saltar al escenario. Y saltó literalmente: a una inmensa mesa colocada sobre el escenario a modo de plataforma mitinera de un discurso que llega a todos los públicos.
Un Arguiñano sin delantal (afirma que se siente casi desnudo), pero con su habitual tono campechano, cantó hasta una canción ("Soy como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como") y se acordó cariñoso de su audiencia y de los suyos. Eskerrik asko dijo varias veces al agradecer en euskera a su mujer, Luisi, a su familia numerosa y a su equipo todo el apoyo en su carrera. "Si soy tan conocido es gracias a la enorme calidad de la gente con la que trabajo".
Pedro Subijana recordó al compañero de correrías juveniles y de comienzos culinarios, y subió con él a la mesa. También subieron Juan Mari Arzak, Andoni Luis Aduriz y Martín Berasategui. "Si hemos llegado hasta aquí, es por un 95% de Karlos. Él nos ha puesto las pilas, nos ha animado a sudar la camiseta y luchar por nuestros productos". "Es el mejor cocinero de la historia. No hay nadie en el mundo que haya enseñado tan bien la cocina a todos los niveles", exclamó el veterano Arzak, y provocó al provocador televisivo: "Te voy a dar un beso, aunque sé que no te gusta". "Me impresiona la imagen de alguien que siempre está feliz, alegre, de broma, pero en serio es una de las personas más coherentes, inteligentes y sinceras que he conocido. Te tengo mucho, mucho respeto", le dijo Andoni Luis Aduriz mirándole a los ojos. Y también le presentó sus respetos Ferran Adrià.
El líder culinario internacional no se subió al escenario con Arguiñano, pero abrió su intervención con un reconocimiento: "Karlos es el cordón umbilical. Es un gran cocinero y un gran divulgador y a nivel social, sin su labor el mundo de la alta cocina no hubiera llegado a las casas". El propio Arguiñano es consciente de que, entre chiste y chiste, hay que dar recetas de vida: "El público tiene que entenderme y cocinar. Lo que les digo tiene que ser útil. Hay que cocinar en casa para estar sanos y así iremos menos al médico", aconseja.
Con respecto al potencial de su tierra, no duda: "San Sebastián y Euskadi pueden ser el centro gastronómico del mundo". Y auguró que "todo dios va a hablar de aquí en los próximos cinco mil años". Al margen de exageraciones del rey de la cocina mediática, en ello está la ambiciosa escuela Basque Culinary Center y los datos cantan, según destacaron las autoridades locales y autonómicas: el gastroturismo ha crecido sin parar en el País Vasco en el último año.
Babelia
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