“El Cervantes no debe ser objeto de discusión entre ministerios”
El ‘no’ de Vargas Llosa a la presidencia del Cervantes obligó al Gobierno a buscar con urgencia una alternativa solvente, alguien experto en los problemas del español y dispuesto a dar el paso. El exdirector de la RAE es el hombre
El exdirector de la Real Academia llevará las riendas del instituto que, desde 1991 y con desigual fortuna, vela por la protección y promoción del español en el mundo. Víctor García de la Concha (Villavicios, Asturias, 1934) llega al Cervantes tranquilo y “encantado” de poner al servicio del Gobierno el activo que le había dado su intensa experiencia en la RAE. Allá consiguió, entre otras cosas, implicar a empresas y bancos ya fuera en el mantenimiento de la Docta Casa como en sus publicaciones. Y ahora, para empezar, está decidido a dar un giro al Cervantes y convertirlo en un faro Iberoamericano.
Pregunta. ¿Cómo implantará esa vocación americana en una institución que carece de centros allí y por tanto de presencia real?
Respuesta. Entiendo que la llamada que me ha hecho el Gobierno tiene que ver, entre otras cosas, con el activo de lo que fue mi labor con las academias. Sé que en Hispanoamérica no existen los Cervantes, pero estoy seguro de que el español que presente el Cervantes por el mundo debe mostrar la riqueza y la variedad de todas sus formas y sonidos. Y eso no se entiende sin América.
García de la Concha,filólogo y teólogo, fue ayudante del cardenal Tarancón
P. Pero eso sería como empezar de cero.
R. Hasta ahora se han hecho muy bien las cosas. Aunque las condiciones no son las ideales, muchos centros han incorporado profesores hispanoamericanos. A partir de ahora, habrá que potenciar eso con una organización que lo vertebre adecuadamente.
P. Está claro también en los estatutos: no se debe potenciar la cultura española, sino en español...
R. Por supuesto, y, en eso, los esfuerzos deben ser comunes. Debe ser un buque de la cultura que se hace en español en todo el mundo.
P. ¿Un buque en el que la tripulación compuesta de hispanoamericanos deba emprender una conquista de otros países con diferentes lenguas?
En la RAE demostró ser un especialista en conseguir patrocinios privados
R. Un buque hispánico que debe ampliar su presencia en países emergentes como China, Corea, Japón, India y, por supuesto, en dos territorios cruciales como Estados Unidos y Brasil. Una marca abierta a la integración.
P. ¿Le han trasladado desde el Gobierno la preocupación por el peligro de pérdida de liderazgo en la política lingüística global? México o Colombia pujan fuerte en ese sentido con el consecuente riesgo para España.
R. Yo no hablaría de peligro. Pero sí es cierto que, sin ir más lejos, la última vez que pude hablar con el presidente Santos, de Colombia, me trasladó su deseo de convertir su país en un centro de enseñanza del español estratégico. También los mexicanos han hecho avances en ese sentido. Si a todo eso unimos algunas voces críticas en algunos suplementos que se preguntan de quién es el español, yo contestaría que de todos. Y que todos sus hablantes, en ese sentido, estamos obligados a hacer un esfuerzo común para promoverlo en el mundo.
P. Pero esas buenas palabras que muchas veces salen desde el Gobierno con respecto a potenciar al español se contradicen con el presupuesto del Cervantes. Si comparamos los 104 millones del mismo con los 700 millones de libras del British Council, no hay más que hablar. ¿Le han prometido que potenciarán económicamente la institución?
R. Sin necesidad de conocer la situación presupuestaria, limitada, como en todas partes, lucharé por defender esa idea. Mientras, no debo sentarme a esperar que el tiempo escampe. Aunque por el momento debemos conformarnos con ser una especie de honrada familia de clase media, en ese aspecto. Pero no pienso lamentarme, aunque sí convencer a los dirigentes de que es necesario replantear económicamente el horizonte, pero a la vez buscar apoyos en la sociedad civil, en las empresas, industrias y bancos que obtienen con su empleo del español buenos resultados. Pediré su compromiso, su colaboración.
P. Sabe que se mete en un lugar que es terreno minado entre dos ministerios. El Cervantes depende de Exteriores y de Educación y Cultura. ¿Cuál cree que debe ser su perfil? ¿Más diplomático o de mayor peso cultural?
R. Este es un asunto delicado. Lo que no debe ser nunca es un objeto de discusión permanente entre ministerios. Estoy seguro de que todo el mundo quiere lo mejor. Nadie sobra. La dimensión diplomática es importante. Una embajada, si es centro para el comercio o la política, también lo es para la cultura. Si una empresa ofrece un mecenazgo no se le puede decir que vaya a otra oficina. Hay que aunar esfuerzos.
Babelia
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