Nacho Duato conquista Moscú

Nacho Duato, director artístico del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo desde 2011, presentó anoche en Moscú su versión del ballet La Bella Durmiente de Piotr Chaikovski, uno de los cinco espectáculos (tres de ellos en concurso) con los que el coreógrafo español está presente en el festival Zolotaya Maska (La Máscara de Oro). La representación fue acogida con cálidos aplausos por el público moscovita, que llenaba a rebosar el teatro musical Stanislavski y Nemirovich-Dánchenko, escenario del evento. El papel de princesa Aurora fue interpretado por Irina Perren, la prima ballerina del Mijáilovski y el del príncipe Desiré, por Leonid Sarafánov, que dejó el teatro Marinski para trabajar con Duato. En otras ocasiones, los protagonistas han sido interpretados por Natalia Ósipova e Iván Vasíliev, que, a su vez, abandonaron el teatro Bolshói de Moscú para ampliar su experiencia con el coreógrafo español.

La Bella Durmiente se estrenó el pasado diciembre en San Petersburgo y llega precedida de una animada polémica sobre la conjunción de Duato con uno de los clásicos por excelencia del ballet ruso. Los críticos tratan de dirimir en qué medida el maestro de la danza moderna ha conseguido imprimir su propio estilo a la obra y alejarse de Marius Petipá, o si, por el contrario, se ha integrado en la creación del gran coreógrafo. Según los comentaristas culturales rusos, Duato está en una fase experimental y de evolución entre la danza moderna con los pies descalzos y las técnicas y disciplinas del ballet clásico. Para los meses de abril y mayo todas las localidades para las representaciones de La Bella Durmiente en el Mijáilovski están ya agotadas.

La pieza no concursa en ninguna de las muchas categorías de Zolotaya Maska, certamen que esta primavera cumple su 18 aniversario. En cambio, sí se presentan a concurso (mejor espectáculo y mejor coreografía) las obras Preludios y Duende, y la coreografía Por vos muero (con música española de los siglos XV y XVI).

Preludios, estrenada en 2011, combina música de Händel, Beethoven y Benjamin Britten en un mismo espectáculo, que permite ya ver al Duato peterburgués evolucionando hacia lo clásico, según la publicación Novie Izvestia. Una obra que marca las diferencias entre el Nacho occidental y el Nacho del periodo ruso, según el diario Kommersant. En la coreografía está presente el espíritu de Dostoievski y el ambiente de la ciudad del Neva y las noches blancas.

Nunc Dimittis, otra de las novedades rusas que presenta Duato en Moscú, es también el resultado del trabajo en San Petersburgo y está basada en la música de Arvo Piarta y David Azagra. La composición tiene motivos rusos tales como el típico tañido de campanas de las iglesias ortodoxas y va acompañada de un coro. Duende, con música de Debussy, fue estrenada por Duato en el NDT de Holanda.

Un festival multigénero

El festival Zolotaya Maska se ha convertido en una de las grandes citas de las artes escénicas en Rusia y, a lo largo de su existencia, ha ido ampliando su ámbito tanto en geografía, como en géneros. En sus orígenes, el certamen permitía descubrir, sostener y divulgar a creadores rusos, que luchaban por sobrevivir dispersos por provincias o en la periferia de lo que fue la URSS. Hoy, sin embargo, el festival da cabida a un amplio elenco de creadores tanto rusos como extranjeros con el respaldo del ministerio de Cultura de Rusia, el Gobierno de Moscú y Sberbank, el banco con función de caja de ahorros más popular de Rusia. En Zolotaya Maska participan este año más de 50 espectáculos en diferentes categorías (drama, ópera, opereta, ballet, danza contemporánea y títeres) y en el marco del certamen se concede el premio nacional de teatro. En el concurso pueden verse combinaciones tan curiosas como Punto de Fuga, presentado por la Compañía Dialog Dance de la ciudad rusa de Kostromá y Zerogrammi de Turín (Italia), por citar un ejemplo.

El Mijáilovski de San Petersburgo ha cobrado nueva vida e ímpetu gracias al mecenazgo de Vladímir Kejman, un multimillonario enriquecido con el comercio de frutas, que, según el diario Kommersant, controla entre el 35% y el 40% del mercado del plátano ruso. Kejman es director general del Mijáilovski desde mayo de 2007 y ha invertido más de 1,2 millones de euros en su reconstrucción. El empresario es también fundador del club de jazz JFC. En 2011 sus negocios se han visto negativamente afectados por las revoluciones del norte de África.