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“Mourinho es un francotirador... no quiero decir asesino a sueldo”

Al exjugador y estrella mediática le da igual que le pregunten sobre sus borracheras en Osasuna, sobre los gais que conoce en el fútbol o si toma viagra

Daniel Verdú
El exfutbolista y estrella de Canal +, Michael Robinson.
El exfutbolista y estrella de Canal +, Michael Robinson.GORKA LEJARCEGI

A Michael Robinson (Leicester, Inglaterra, 1958) le da igual que le pregunten sobre sus borracheras en el Osasuna, sobre los gais que conoce en el fútbol o si toma viagra. Con Mourinho, a quien llama francotirador, también se moja. Es difícil pillarle a contrapié. Encima, si amas el fútbol, corres el riesgo de salir hipnotizado con las hilarantes anécdotas que enlaza mientras liquida media cajetilla de Marlboro y una cerveza a pie de green. Como James Bond, el comentarista inglés, director del laureado programa Informe Robinson, llega a bordo de su Aston Martin al club donde pasa horas emulando a su ídolo Seve Ballesteros. Parece como si nada le sacara de quicio.

P. ¿Qué le sube la adrenalina?

R. Un putt de tres metros con la comida en juego. Y ver al Cádiz jugar al fútbol. Soy accionista y estuve en el consejo; entendí aquello que le pasaba a Gaspart de ponerse histérico; antes pensaba que era una mariconada.

P. En el fútbol y en la vida, ¿es más tocón o mirón?

R. Tocaba un poco la pelota jugando, pero toco más las pelotas comentando. Disfruto como un enano. No lo percibo como trabajo. Hago programas y entre semana me dan una buena entrada para ver partidos. En 50 años todavía no he dado un palo al agua.

P. Y para lo que le queda, seguirá sin darlo…

R. Claro, qué coño. A veces tengo remordimientos. En febrero me encuentro muy cansado, pero me siento un absoluto impostor. ¿Cómo tengo cojones de estar cansado? Será por Iberia o Barajas, la peor parte de mi trabajo. Peor que las masacres de Twitter.

P. ¿Le sacuden mucho?

R. En Barcelona me tachan de merengue y al revés en Madrid. Carlos y yo vemos el Twitter al volver al hotel, y nos dan cada hostia… nunca coincide quién es el culé o el merengue, solo en que no tenemos ni puta idea. Yo soy del Liverpool.

P. Es que la prensa se ha vuelto un poco hooligan, ¿no?

R. Así se ganan a la gente del bar Manolo. Pero eso es hacer Salsa Rosa deportiva.

P. Entonces, ¿no le veremos en Punto Pelota?

R. Trabajé con Josep Pedrerol unos años y fue maravilloso. Magnífico compañero y superlativo periodista. No es un tipo de programa que yo vería. Es una constante discusión. Si estás de humor… pero no es un programa para tomar en serio.

P. Para unas cañas: ¿Guardiola o Mourinho?

R. Guardiola. Reúne casi todo lo que puedo esperar de un gran entrenador: gusto, educación, cultura… Le admiro mucho.

P. ¿Pep es tan bueno y Mourinho tan malo?

R. Mourinho practica juegos mentales, utiliza cada segundo de cada minuto. Influye en el estado anímico de su equipo y del contrincante cada hora que esté despierto. Es un psicólogo al que seguramente le habrían retirado el carné por mala praxis.

P. ¿Era la única manera de parar al Barça?

R. El fin no justifica los medios. Perjudica a la reputación del Real Madrid. Florentino Pérez ha pagado un precio muy alto. Es como un francotirador, no quiero llamarle asesino a sueldo, pero un día recibió un sobre marrón con un montón de dinero y fotos de los que tenía que liquidar. Y ha ido cumpliendo.

P. ¿Salía Tito en esas fotos?

R. Es terrible lo que pasó. Me sorprendió Florentino Pérez hablando del señorío del Real Madrid, porque no conozco caballeros que presuman de tener señorío: dejarían de tenerlo. Y luego ficha a Mourinho… Para un guiri como yo no está nada claro qué coño es el señorío.

P. ¿Usted le hubiera devuelto la torta a Mourinho?

R. Me gustaría pensar que no, pero me temo que a lo mejor le hubiera dado una hostia.

P. ¿La celebración etílica de la Roja le recordó a su época?

R. La bebida está muy estigmatizada. Yo tenía fama de bebedor cuando jugaba. Pero nunca tomaba alcohol 54 horas antes de un partido. Aunque es verdad que no recuerdo muy bien todos los lunes de mi vida.

P. ¿Después del partido sí se tomaba unas cervezas?

R. El alcohol es malo después de un gran esfuerzo, pero era mi zanahoria. Iba a festejar la victoria, a ahogar las penas de la derrota o a charlar acerca del empate. Además, todos querían siempre invitarme a cerveza. Se ve que no tenía gracia a una Coca-cola.

P. ¿Nunca jugó borracho?

R. Con el Liverpool jugué con una resaca de camello una vez. Antes de la final de la Copa de Europa de Roma, fuimos a jugar un amistoso con la selección de Israel. El entrenador nos dio una semana de juerga para relajarnos. El viernes nadie quería ser titular, yo tenía la boca pastosa. Pero ganamos 3-1 y metí el tercero con la pierna izquierda, de media bolea y desde fuera del área. Sereno no se me hubiese ocurrido nunca.

P. Con esta crisis, ¿ha pensado en emigrar a Reino Unido?

R. Amo mucho a España, es mi hogar. Reino Unido tiene miles de virtudes y cinco defectos. España miles de defectos y cinco virtudes. Pero los defectos de Reino Unido me irritan y no me dejan ver sus virtudes. Las de España son tan preciosas, que no veo sus defectos. En Londres, por ejemplo, si no hablas inglés ni te escuchan. Aquí, fíjate cómo me han ayudado…

P. Pero como empiece a hablar bien igual le despiden.

R. Me lo han advertido. Hace tiempo me compré una casa en Marbella y Alfredo Relaño y Juan Cueto me decían: “no nos jodas, vete a Inglaterra… estás empezando a hablar mejor”. Ingenuamente pensaron que algún día podría hablar bien el español.

P. ¿Qué le diría hoy al Michael Robinson que llegó a Osasuna en 1987?

R. No tengo reproches. Haría exactamente lo mismo. Soy un tío con suerte. Tengo un jardín botánico metido en el culo.

P. ¿Por qué no sale del armario ningún jugador de la Liga?

R. Diría que para ser jugador de rugby o fútbol se requiere bastante testosterona. No se necesita tanta para diseñar ropa. No es la misma virilidad, digamos.

P. En el Ejército o la Guardia Civil los hay, ¿cómo no va a haberlos en el fútbol?

R. Pero menos que, no sé, en los medios de comunicación.

P. Ni idea.

R. Pienso que son las dosis de testosterona.

P. ¿De verdad no conoce a ninguno en la Liga?

R. No. Pero imagínate siendo portero del Bayern de Múnich... Tiene que tener un buen crochet.

P. ¿Usted liga más como estrella del fútbol o de la tele?

R. Lo mío es solo para mear.

P. ¿Ha probado con la Viagra?

R. No. Yo tenía una fama indebida de playboy cuando era futbolista. Debió ser muy duro para mi mujer, que es la novia que tenía en el colegio. Ojalá hubiera vivido toda la vida que me acreditaron.

P. ¿A quién se ha quedado con ganas de hacerle un Informe Robinson?

R. A Pep. Nadie me ha dicho “no” tan bien. Me pidió que le convenciera. Comimos juntos y estuve a punto.

P. ¿Cuál ha sido la mayor decepción de su vida?

R. La desaparición de El Día Después, de largo. Fue incluso más traumático que retirarme del fútbol. Disfrutaba muchísimo. Me jodió vivo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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