Lars von Trier te necesita
El director danés lanza ‘Gesamt’, proyecto participativo para reinterpretar sus seis obras de arte favoritas, entre ellas una del arquitecto de Hitler, Albert Speer
Lars von Trier (Copenhague, 1956) pone las reglas y tú pones la película. Así suena el punto de partida del proyecto participativo lanzado por el controvertido director danés, que ha hecho un llamamiento a artistas aficionados de todo el planeta para que reinterpreten algunas de sus obras de arte favoritas. Del Ulises, de James Joyce, a El padre, de August Strindberg, pasando por ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?, de Paul Gauguin, la Sonata en A mayor para violín y piano: 1 Allegreto leg moderato, de César Franck, y el hipnótico baile de Sammy Davis Jr, en Coreografía, de 1969. El objetivo del cineasta es seleccionar las mejores propuestas para crear una especie de “obra maestra del pueblo”, en sus propias palabras.
El nombre del proyecto, Gesamt, se refiere a la suma de artes propia de la tragedia griega, que integró diferentes disciplinas que después quedarían disociadas. Los alemanes, que tienen palabras para todo, lo denominan Gesamtkunstwerk, traducible por “obra de arte total”. No solo por condensar disciplinas distintas, sino también por incluir una dimensión filosófica o metafísica que la iniciativa de Von Trier también comparte.
“Nuestra intención es permitir que ciudadanos de a pie se expresen a través de la creatividad, algo que raras veces se les permite. Si el experimento funciona, nos dará información sobre el estado de salud de nuestra alma colectiva”, afirma la directora danesa Jenle Hallund desde el diáfano café de la Filmoteca de Copenhague, donde el proyecto ha sido presentado este fin de semana. Hallund es una protegida de Von Trier, que ha respaldado sus películas a través de los estudios Zentropa y la ha designado como responsable del montaje final de las obras recibidas por Internet.
Los participantes tienen hasta el 6 de septiembre para suministrar metraje de hasta cinco minutos a Von Trier a través de la web del proyecto. La primera condición es inspirarse en una o varias de las creaciones seleccionadas por el director. Von Trier ha rebuscado en su panteón particular para establecer un canon de seis obras maestras, que corresponden a las seis disciplinas descritas por Hegel en su teoría estética. Pero, como es habitual en todo lo que Von Trier toca, el resultado no ha quedado exento de polémica. Entre las obras escogidas por Von Trier se encuentra la tribuna del estadio de Núremberg, a cargo del arquitecto Albert Speer, en el que se celebraron los multitudinarios mítines de Hitler.
Durante el Festival de Cannes del año pasado, donde presentaba Melancolía, Von Trier originó una tormenta mediática cuando dijo “entender a Hitler” y se definió como “partidario del arte de Speer”. Tras ser declarado persona non grata por el festival y pedir disculpas públicas por sus declaraciones, que justificó por su “sentido del humor sarcástico y muy danés”, este reacercamiento al arquitecto de Hitler ha generado confusión en la prensa local. “Lo escogió porque le interesa lo que significaba y lo que sigue simbolizando. Le permite preguntarse cuál es la capacidad de la estética para transportar ideas y hasta qué punto el arte puede ser peligroso”, explica Hallund.
El proyecto fue presentado en ausencia del director, que en octubre pasado se retiró de la esfera pública después del fragor originado. Desde su productora, en las afueras de la capital danesa, confirmaban ayer que Von Trier no tiene intención de salir del silencio sepulcral en el que se ha adentrado, ni siquiera cuando llegue la hora de promocionar su nueva película, The nymphomaniac, relato del despertar sexual de una mujer que incluirá secuencias pornográficas. “A Lars le gusta explorar tabúes y hablar de la totalidad de las emociones humanas. Por eso su trabajo siempre será controvertido. Hay una parte de esos sentimientos que nunca queremos ver de frente”, añade Hallund, que ha participado en la escritura del guion de este proyecto. El rodaje empieza esta semana en Alemania, con un reparto formado por Shia LaBeouf, Nicole Kidman, Charlotte Gainsbourg y Willem Dafoe.
Los primeros participantes en Gesamt, procedentes de 20 países, no parecen especialmente sobrecogidos por el perfil polémico de su selección. Britt Hansen, estudiante de cine danesa de 21 años, vio un anuncio en Facebook y decidió filmar una breve historia de tres minutos en la que se adentra en el cuadro de Gauguin. “Que Von Trier se encontrara detrás del proyecto me impulsó a participar en él. Tiene algo que no tienen los demás realizadores: no tiene miedo de nada”, explicaba ayer. Según la organización, muchos se han atrevido ya a crear objetos fílmicos inspirados en la obra de Speer. Por ejemplo, Sam Renseiw, arquitecto y profesor de arte, que ha rodado un vídeo rodado en una isla noruega, “en resonancia con la matanza de Utoeya del verano pasado”. Su autor, Anders Behring Breivik, aseguró haberse inspirado en el tiroteo final de la película Dogville, del propio Von Trier.
La incursión del director danés en el mecenazgo colectivo o crowdfunding no es la primera de este tipo. Antes, Ridley Scott produjo La vida en un día, documental formado por vídeos de YouTube colgados por anónimos. En 2010, Star Wars Uncut logró reunir 470 segmentos de 15 segundos filmados por fans de la saga galáctica inmersos en un remake de bajo coste que causó sensación en la Red. Y, hace unos meses, David Lynch se sumó a las iniciativas novedosas al organizar una subasta online a cambio de una cita de 45 minutos en la que se prestaba a asesorar a un cineasta joven. Su objetivo era recaudar fondos para su fundación humanitaria.
“Este tipo de iniciativas se ha convertido en un signo de los tiempos”, opina el comisario de Gesamt, Christian Skovbjerg Jensen. “Existe una voluntad de los grandes artistas de salir de su jaula dorada para abrirse a la sociedad. Un artista nunca tiene todas las respuestas. Conectando con su público, logra producir algo más amplio”. Fue Jensen quien pensó en Lars von Trier como cabeza pensante de Gesamt. El cineasta aceptó enseguida, tal vez porque le suele gustar dictar las reglas del juego. Ya hizo algo parecido con su manifiesto Dogma 95, que impuso a los directores dispuestos a seguirle el paso un inflexible voto de castidad. Por ejemplo, tenían que rodar sin decorados, prescindir de la música y evitar que el director apareciera en los títulos de crédito. Duró dos años escasos, pero su sombra se extiende todavía sobre parte del cine de hoy.
Más tarde, reincidió en el concepto en Cinco condiciones, donde obligó al director Jorgen Leth a realizar cinco versiones de El hombre perfecto, su famoso mediometraje, siguiendo condiciones cada vez más delirantes. Von Trier tiene en cartera una segunda parte, en la que Martin Scorsese y Robert De Niro tendrán que rodar una nueva versión de Taxi driver siguiendo los dictados del danés. Al presentar el Dogma 95, el director había explicado que se trataba de una vieja costumbre. “Cuando era niño y rodaba mis primeras películas, ya imponía mis condiciones a mis amigos. Sentía un gran placer, así como una enorme responsabilidad. Ante todo, el juego tenía que funcionar”, reveló entonces. Para descubrir si su nuevo invento también carbura habrá que esperar al 12 de octubre, cuando la película originada por el proyecto Gesamt se estrenará en el Kunsthal Charlottenborg, de Copenhague, antes de dar la vuelta al mundo.
Babelia
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