Gonzalo Canedo, la pasión de editar libros
Creó Libros del Silencio y lo convirtió en un sello de referencia
Era una cena curiosa. Los cuatro comensales éramos gente tan variopinta como el director de teatro Lluís Pasqual, el editor Gonzalo Canedo, la sobrina nieta del jefe de las SS Heinrich Himmler (!) y un servidor. Corría el albariño y todos contábamos anécdotas interesantes, Pasqual intimidades de las divas y aquella vez en que presenció cómo Dirk Bogarde se desplomaba sobre una mesa del café Florian de Venecia al conocer la noticia de la muerte de Maria Callas, yo, cómo me hicieron asaltar el congreso el 23-F y Katrin Himmler las cosas de su familia. Pero a todos nos silenció finalmente Canedo con su irresistible pasión por los libros.
Era Gonzalo, que falleció ayer con 57 años en el hospital Clínic de Barcelona a causa de un maldito linfoma que se lo ha llevado en 10 días, una de esas personas que había nacido para hacer lo que hacía y disfrutar (y sufrir) con ello. Y eso era editar libros y llevarlos hasta la gente para que los gozara. Nacido en una aldea de 300 personas y 600 vacas, como él decía, en el campo de la feria de Cerceda (A Coruña) en 1955, el menor de 12 hermanos, se aficionó a la lectura a los siete años con Guillermo Brown (¡uno de los nuestros!). A los 18 años comenzó a trabajar en el mundo de los libros, que ya nunca abandonó. Incluso en la Unidad de Cuidados Intensivos del Clínic, incorregible, le pedía a Pasqual, su pareja, que le contara las visitas a la página web de su editorial para ver cómo respondía la gente ante la noticia de la aparición del último libro, El niño que robó el caballo de Atila, de Iván Repila.
Después de 30 años dirigiendo redes editoriales de algunos de los sellos más importantes de España, con 50 años, se lió la manta a la cabeza y decidió montar la suya propia. En enero de 2009, en Barcelona donde residía desde 1992, alumbró Libros del Silencio. Fue la gran aventura de su vida. El nombre de Libros del Silencio se lo puso por un comentario de San Agustín al ver cómo el sabio san Ambrosio leía un libro en silencio cuando la costumbre hasta entonces era leerlos en voz alta.
En solo un año, con 17 títulos publicados ya se había convertido en un editor de referencia. Su ideario era editar buena literatura, de la época que fuera, sin más adscripción que la calidad y sin propósitos exclusivamente comerciales. Libros que no fuesen entretenimientos banales. La línea editorial estaba enfocada en la novela (tratando de descubrir nuevos autores nacionales y extranjeros y clásicos inéditos), el ensayo de humanidades y la poesía. Se fiaba de su olfato y lo que su extraordinario gusto le dictaba. Sorprendió de entrada al panorama literario editando un inédito de Quevedo. Eso impone respeto. Entre sus éxitos se cuentan también la enternecedora Elisa y Marcela, de Narciso de Gabriel (la historia de las lesbianas casadas de A Coruña en 1901, que Isabel Coixet proyecta llevar al cine) y La familia Máshber, de Der Níster, un pedazo de clásico, la obra cumbre de la literatura yiddish. Gonzalo nos ha dado muchísimo para disfrutar: Compañía K, de William March; la extraordinaria Dog Soldiers, de Robert Stone; Los hermanos Himmler, de Katrin Himmler...
Brillante, apasionado por sus libros de una manera que a veces rozaba la impaciencia y la vehemencia, amante de Montaigne, de Rosalía (claro), de Gil de Biedma y de la bola de tixola y el oporto, Canedo deja medio centenar de grandísimos títulos y una editorial de ensueño. Esa es su herencia junto con el cariño de los que le conocieron y le amaron. Sus allegados le despedirán hoy miércoles a las cinco de la tarde en el tanatorio de Collserola.
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