Y a los 20 años de su muerte, River Phoenix resucitó
'Dark blood' se proyecta en la Berlinale dos décadas después del fallecimiento de su actor
La imaginación no tiene fronteras en el mundo del cine. Una realidad que convirtió ayer a la Berlinale en una inédita máquina del tiempo que llevó a los espectadores de regreso al año 1993, cuando el joven actor River Phoenix aun vivía y el director holandés George Sluizer dirigía la película Dark blood, el filme que la rutilante promesa no pudo acabar al sucumbir en una mortal mezcla de drogas y alcohol que lo dejó sin vida en una acera de Hollywood.
Tuvieron que pasar casi 20 años para que Sluizer pudiera presentar la versión final de la película, un estreno que ha sido recibido con indiferencia por la crítica pero cuya presentación despertó interés y curiosidad por conocer el desenlace de la extraña aventura. El largometraje se había convertido casi en una obsesión para Sluizer, quien prometió en 2007 que antes de morir quería terminarlo.
Dark blood es una obra mística y cuenta la vida de Boy (River Phoenik), un joven que vive en paraje desértico contaminado por ensayos nucleares y rodeado de muñecas de Vudú con poderes mágicos que esperan el fin del mundo. Como el arte es subjetivo, la película —presentada ayer en la sección oficial pero fuera de competición— puede gustar o provocar comentarios subversivos.
Sluizer alerta ya desde el comienzo que se trata de una película incompleta y la comparó con una mesa de tres patas, pero capaz de sostenerse. “Le falta la cuarta, la que representa el propio Phoenix, pero aun así, la mesa se mantiene en pie”, dijo durante una concurrida rueda de prensa. El director decidió revivir el filme cuando escuchó, en 1999, que la compañía de seguros pensaba quemar los rollos que había filmado.
La carrera por el Oso de Oro que premia la mejor película del festival llega a su fin este viernes con la proyección de dos títulos: Elle s’en va, con Catherine Deneuve, y Nobody’s daughter Haewon, del coreano Hong Sang-soo. Aunque aún es prematuro vaticinar qué película se llevara el máximo trofeo del festival, Screen, la revista oficial de la Berlinale, ya tiene una clara favorita: la chilena Gloria. A la película dirigida por Sebastián Leilo y que cuenta las alegrías y sufrimientos de una mujer que no se resigna a vivir en la soledad que le reserva la vejez, le ha salido una dura competidora: Uroki Garmonii (Lecciones de armonía), la ópera prima del Emir Baigazin, un joven director nacido en 1984 en Kazajistán, podría dar una sorpresa el sábado cuando se de a conocer los palmarés. El filme hurga en los abusos de poder en un colegio de adolescentes, ofrece excelentes imágenes y también un lenguaje innovador, dos aspectos que suelen impresionar al jurado de la Berlinale, famoso por las sorpresas que ofrece a la hora de repartir los premios.
Babelia
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