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Bandas sonoras huérfanas para imaginar películas que no existen

Los vigueses Manuel Sanz y Óscar Chamorro crean un universo propio con música de cine

Manuel Sanz y Óscar Chamorro, creadores de Orphan Tracks.
Manuel Sanz y Óscar Chamorro, creadores de Orphan Tracks.

Las bandas sonoras llegan a nosotros ligadas a películas que vemos en la gran (o pequeña) pantalla y nos hablan de una historia, de un ambiente, de unos sentimientos o de una época. Pero, ¿es así tan claro? Con Orphan Tracks, los vigueses Manuel Sanz (1977) y Óscar Chamorro (1978) decidieron hacer algo distinto. En 2011, estos jóvenes que se conocen desde los 15 años aunaron su pasión por la música, el cine y la fotografía, para crear una plataforma en Internet de bandas sonoras huérfanas, un universo propio en el que cada pieza musical que han compuesto acompaña a una película cuyo título, director y argumento también es fruto de su imaginación, y existe solo en esa realidad a la que ellos han dado forma. Primero componen la música del filme; después llega todo lo demás. En su página web estos creadores ofrecen una historia del cine alternativa, ilustrada con carteles y aderezada con sus sinopsis, además de comentarios sobre las características de cada pieza. Aquellos que la visiten pueden escuchar películas desde la década de los cincuenta hasta nuestros días. Y pueden además elegir un género: comedia, aventuras, policiaco, terror… Estas bandas sonoras han sido compuestas para que la imaginación las apadrine.

Uno de los estudios de Orphan Tracks.
Uno de los estudios de Orphan Tracks.

“La música ha sido mi pasión desde los nueve años”, relata Manuel Sanz desde Río de Janeiro, ciudad a la que se mudó con su novia Paula en febrero en busca de una oportunidad laboral. Ya a esa edad hacía “pequeñas cancioncitas” y se quedaba embobado con la música de The Beatles. Sanz asistió cuatro años al conservatorio y tiene nociones básicas de solfeo, además de tocar la guitarra. Cuando llegó la hora de elegir una carrera, se decidió por Bellas Artes, pero no le supuso ni un adiós momentáneo a la música. Aprovechó “la orientación posmoderna” que le brindaban sus estudios para seguir componiendo. Y empezó con grabaciones hacia los 17 años, “antes de que comenzara toda la fiebre digital”. Después, la vida ha llevado a este músico por caminos y lugares diversos a los que siempre ha transportado su ordenador y en los que ha partido de cero, también con sus herramientas musicales. "He tenido que volver a comprar los instrumentos, la suerte es que en Brasil el mercado de segunda mano funciona muy bien..." Sanz vivió también tres años en Glasgow, donde fundó el grupo de punk en español Indómitos y quiso empaparse de la cultura musical y aprender inglés, además de buscarse las habichuelas de muchas formas distintas. España entonces le condenaba al desempleo, relata. Después llegó el turno de Oporto, porque en esa ciudad halló un trabajo como lector de español, profesión que ahora ejerce. Y fue un momento clave: allí, se reencontró con su amigo de la adolescencia, Óscar, y Orphan Tracks comenzó a tomar forma.

Cartel de banda sonora que busca película.
Cartel de banda sonora que busca película.

Había que dar un empujón. Manuel Sanz se encerró día y noche en su casa familiar de Tomiño (Pontevedra) rodeado de aparatos y de guitarra, bajo, alguna percusión…, con hambre voraz de componer más y más. Chamorro, formado como fotógrafo y director, también fanático de la música e integrante de bandas de rock y con experiencia en producción y realización, aportaba su experiencia con librerías de sonido y con la composición de piezas orquestales. “Uso una tarjeta audio básica y recurro mucho a la tecnología virtual”, explica Sanz ilusionado porque piensa que la elección como Talentos de El País va a ser mucho más valiosa que el envío de currículos y de dossiers de su proyecto a lo largo y ancho de la geografía española. ¿Una vida dedicada exclusivamente a la música, como profesión? La respuesta de Sanz da a entender que este les parecía un escenario de película. Óscar Chamorro y él han ido llamando a muchas puertas de productoras de cine, de animación 3D… sin que ninguna se les abriera. Hasta ahora.

Eclécticos

Manuel Sanz y Óscar Chamorro han visto cine de forma febril y han alimentado su mundo musical y cinematográfico con un universo de creadores hasta llegar a sus Orphan Tracks. ¿Películas y directores que les sirven de referentes? "La serie B bien hecha y el cine de autor", indica Sanz, quien nombra a Roman Polanski, Ingmar Bergman, Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Akira Kurosawa, Richard Fleischer… Se inspiran en películas como Vértigo de Hitchcock, Corazón de cristal de Werner Herzog, Encuentros en la tercera fase de Steven Spielberg, El hombre elefante de David Lynch o Eduardo Manostijeras de Tim Burton.

En música trabajan desde el mismo eclecticismo. Rock, electrónica, el ambient y el minimalismo, la música clásica y la fílmica las mencionan como influyentes en sus composiciones. Erik Satie, Brian Eno, Bernard Hermann, Jerry Goldsmith, John Williams o Henri Mancini forman parte de estos músicos que apelan a la imaginación.

Sanz y Chamorro admiran al tándem Tim Burton y Danny Elfman, que consiguen que el universo musical se aproxime casi perfectamente al fílmico. Los dos jóvenes componen la música huérfana, y después emplean el sentido del humor para buscarle un director, darle a este una nacionalidad, se nutren del cine de la década en la que se centren...Y tratan de acercarse dentro de lo posible a los sonidos que se podían escuchar en una banda sonora de ese momento.

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