“Sí, mataría por un hijo”
Concha Velasco protagoniza la versión de ‘Hécuba’ de José Carlos Plaza y Juan Mayorga Es la primera vez que la tragedia de Eurípides se sube a las tablas en España
Hécuba es “la que murió antes de morir”. Hécuba es “la desgracia”. Hécuba es “madre desdichada”. Hécuba es reina y esclava. Hécuba es venganza. Hécuba es Concha Velasco.
No pisaba ese camerino desde que en 1964 hizo aquel papel de doña Inés en un Tenorio a las órdenes de Luis Escobar y con decorados de Salvador Dalí. Ahora, 50 años después, vuelve a pisar las tablas del Teatro Español, ya más Concha que Conchita: “Dicen que no me han vuelto a llamar para trabajar aquí porque cobro muy caro, pero también Ulises le dice a Hécuba que tiene que sacrificar a su hija pequeña Polixena porque se lo ha pedido el espectro de Aquiles, y lo que de verdad ocurre es que no sabe cómo entretener a sus soldados, a quienes no les atrae una bacanal de esclavas viejas, que es lo único que les ha quedado después de arrasar Troya”. La primera en la frente. Ella es así.
Sean cuales fuere las razones que la han mantenido medio siglo alejada de ese gran teatro, le da igual: “No me importa, ¡menuda carrera tengo!”. Y la que le queda a sus 74 años, mientras sea ella la que se invente e impulse espectáculos a su medida. “Este surgió después de participar en la inauguración del Festival de Mérida dirigido por Jesús Cimarro [desde 2012] con el monólogo de Las Troyanas: “Fue ayer nuestro último día feliz, fue para Troya el comienzo de su muerte”, recita el texto de memoria. “Y dije: ¡Cómo me gustaría hacer Hécuba!”. Dicho y hecho. Cimarro la llamó a los pocos meses y ella le sugirió “la dirección de José Carlos Plaza” que, a su vez, le pidió una versión de la famosa tragedia de Eurípides nada menos que a su amigo y dramaturgo Juan Mayorga. El resultado se vio por primera vez el pasado mes de agosto en Mérida y ahora entra por la puerta grande del coloso madrileño, donde se estrena el próximo 6 de febrero.
Concha, que asegura que lo que más le ha costado es memorizar el texto “porque es muy poético”, lleva el peso de toda la obra. Pero la acompañan, junto a un coro guiado por la bonita voz de Marta de la Aldea, José Pedro Carrión (Ulises), Juan Gea (Agamenon), Alberto Iglesias (Polimestor), Maria Isasi (Polixena), Pilar Bayona (cautiva loca), entre otros. Quién le iba a decir a la descarada ‘chica yeyé’ devenida en gran señora de teatro, conocedora de la gloria y la ruina, que acabaría siendo ella quien subiría a los escenarios aquella obra que leyó con 14 años por recomendación de su profesor de ballet clásico, el mismo que la mandaba al Museo del Prado a improvisar un baile con el cuadro que más le gustara: “Siempre Las Meninas de Velázquez”.
“Hécuba no se ha representado antes en España”, presume. “Ni Nuria Espert, ni Margarita Xirgu, las grandes trágicas en las que me miro”, añade. Su referente para darle vida a esa carismática anciana reina troyana que expone sus dilemas morales con aire socrático, ha sido Katharine Hepburn, la Hécuba de ‘Las Troyanas’ (1971) de Michael Cacoyannis.
Concha, que por cada joya que tuvo que empeñar en su vida en el Monte de Piedad atesoró un rencor en su diario, lo dijo una vez y lo mantiene hoy: “Mi Dios lo perdona todo, pero yo no soy Dios”. Pero no habla de venganza. No quiere. Concha, madre soltera, casada, divorciada, abuela que esta mañana helada de enero se ha levantado con su nieto en casa, le ha llevado el desayuno a la cama y después se ha perfilado los ojos de negro y la sonrisa de rojo, dice que nunca ha llegado a la desesperación de Hécuba, “que representa el gran drama, el de la madre que sobrevive a sus hijos, el de todas las madres de todas las guerras: Siria, África…”. Concha, reina dichosa y desdichada de su propia vida, ¿mataría por un hijo?: “Sí, mataría”.
Babelia
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