Los tiempos
Uno es del Atlético de Madrid porque no existe otro club de fútbol que maneje mejor los tiempos. Lo percibías de niño, cuando el reloj corre más despacio. Los tres campeonatos de Liga ganados en la década de 1970 asentaron la fe de una generación que tuvo que esperar 19 años para el siguiente título, ya a mitad de los años noventa, y ha esperado otros 18 para coronar la competición que Real Madrid y Barcelona se reparten con jugadores extraordinarios, derrotados ayer por braceros casi anónimos. Así que entre título de Liga y título de Liga a los aficionados del Atlético nos da tiempo a cambiar de piel, de generación, a hacernos padres, a hacernos viejos, a morirnos y si te descuidas incluso hasta resucitar. Esa cadencia, en lugar de ser un trauma, es un disfrute.
Pero además el Atlético de Madrid, para ganar, necesita dramaturgia que contenga las adversidades de la épica. Ver a la estrella del equipo llorar desconsolada tras romperse a los diez minutos del partido decisivo alecciona a los aficionados, que saben que hay que perder mucho para saber ganar. No valía la pena hacerlo a dos o tres jornadas del final de Liga, como no valía la pena ganarle al Real Madrid durante 14 años si podías esperar a hacerlo en la final de Copa, en el Bernabéu, suceso acontecido el año pasado y en el que la racanería miedosa del contrario, que se echó atrás para defender un gol, nos invitó a marcarle dos, ya que sobraban 70 minutos y algo había que hacer.
Esta Liga de la crisis tenía que ser del Atlético porque la poesía para el pobre se sustenta en el esfuerzo y la superación, que quedan allá atrás, muy olvidadas, pero siguen fieramente existiendo, ciegamente afirmando, por más que estén sometidas a un mando corrupto. Y el sábado que viene la cita de la final de la Copa de Europa viene aplazada de 40 años. A ver si en este mundo de las prisas y los placeres inmediatos, no es todo un desafío citarse con uno mismo a tan largo plazo. Porque tenemos en nuestra vida cosas importantes que hacer además de ver el fútbol, otro calendario nos resulta rutina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.