De ‘selfies’ y egoísmos
Esto se acaba, señores. El verano, el calor, los chiringuitos, los sudores, el postureo en Instagram, las fotos de piernas que parecen salchichas. Para mal o para mal (¿de verdad hay alguien que quiere volver al frío, a las bufandas que pican, a pelearse con el paraguas?) es hora de plegar hamacas y abandonar los selfies.
A ver si el verano que viene paramos un poquito, que ya está bien. Yo me hago selfies, tú te haces selfies, la reina Isabel II se hace selfies, Kate no se queda detrás de su abuela-suegra y se hace selfies, en las bodas hay selfies, Letizia se hace selfies… ¿Les aburro? Y ellos a mí con sus selfies, y aquí estamos. Ojalá los vientos del otoño se nos lleven los selfies del estío. Todos hemos pecado. Hemos abusado hasta la saciedad de la autofoto, del retrato del brazo estirado. Saque el móvil, sonría y ¡zas! Con gafas de sol o recién levantado, sin piedad. Y de ahí a que lo vean sus 146 contactos, seguidores y fans, un paso.
Hemos abusado. Porque hemos ido más allá del selfie, y hemos creado monstruos como el belfie, el helfie o el selfeet. El selfeet es de pies, una de las fotos más vistas y revistas del verano (acudan a sus podólogos previo retrato, gracias); el helfie, de pelo (pero si sacas la cara ya sacas el pelo, ¿no? Pues no, no vale).
El belfie le da una vuelta. Literalmente: de fotos del rostro a fotos del trasero. Vamos, fotos del culo de uno. Eso es muy de famosas con tanto cuerpazo como poco pudor. Ejemplo número uno: Kim Kardashian. Ese intrincado personaje por, a la vez, el exceso de denominaciones y la falta de las mismas. ¿Que qué es ella? Pues nada y todo a la vez. Nada hace y en todo está. Vamos, que la puedes encontrar en todo Internet, pero en LinkedIn no la busques.
La Kardashian es el máximo exponente del selfiexceso. Tanto, que ha decidido sacar ¡un libro de selfies! Pobre. Debe creer que no tenemos bastante con su línea de ropa, con sus portadas de Vogue (bien jugado, Anna Wintour), con sus hermanas, con las fotos de su hija con toda esa ropita hecha por sus coleguis los diseñadores... que ahora nos llega un libro de selfies.
Un total de 352 páginas, toma ya. En la presentación de esta gran obra del siglo XXI comparan a Kardashian con Marilyn Monroe y la convierten en un icono de hoy en día. Quizá lo sea, el icono fatuo y vacío de estos tiempos modernos. Sí, pero ya tiene su libro, que ha venido a llamar Selfish, jugando con el significado de la palabra (egoísmo) y con el plural de selfie. Que da dos pistas, por si no lo pillábamos: que habrá muchas fotos y una protagonista absoluta.
Quien lo quiera, que lo compre: llegará en abril por unos 15 euros. Y en tapa dura, para poder hacerle una bonita foto en tu librería: lo que se viene a llamar un shelfie. Pero que sea la última. Al menos, hasta el próximo verano.
Babelia
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