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Juan Diego, el ángel negro de Shakespeare

El actor se ‘enfrenta’ a Ricardo III en uno de los estrenos de la temporada

Rocío García
Juan Diego, en el papel de Ricardo III en un ensayo de la obra en el Teatro Español.
Juan Diego, en el papel de Ricardo III en un ensayo de la obra en el Teatro Español.sergio parra

Son tiempos de inquietud y sombras, de sangrientas guerras. El día previo a la gran batalla de Bosworth, en 1485, el rey Ricardo III de Inglaterra se prepara, en su tienda de campaña, para la gran batalla. Es de noche cuando a ese monarca cojitranco y tullido, malvado y tirano, le invaden los recuerdos y la nostalgia, también los miedos. Va poco a poco revisitando su vida con los otros personajes de la corte inglesa, sus hermanos y su madre, el terror y los crímenes en los que ha convertido su vida. Es Ricardo III, el último monarca inglés que murió en un campo de batalla y cuyo drama ha recorrido la historia del teatro desde que Shakespeare lo concibió en una obra de cinco actos. Hoy es el actor Juan Diego quien se enfrenta al exorcismo de este hombre cruel y miedoso en una obra, Sueños y visiones del rey Ricardo III, dirigida por Carlos Martín, y que, basada en la dramaturgia de José Sanchis Sinisterra, se estrenará el próximo día 6 en el Teatro Español, en Madrid.

La obra es el recorrido sangriento de este tirano delirante, desde el presente y también desde los sueños y fantasmas del pasado. El acento de Sueños y visiones del rey Ricardo III, que ha alterado la estructura de la obra original colocando como nuevo centro dramatúrgico la escena de los espectros, se ha puesto en el hombre más que en el monarca malvado y loco. Ya lo dice Juan Diego que, a sus 71 años, se enfrenta por primera vez en teatro a un personaje de Shakespeare. “La temperatura es tan alta, la ironía y las tensiones son tan fuertes, el dolor tan grande, la ambición de poder tan inmensa que uno debe racionalizar todo eso para buscar a ese niño cojitranco que al crecer escogió el lado más malvado”. Juan Diego lo ha buscado y ha fabulado con su infancia, sus juegos, sus miradas furtivas a las niñas y ha encontrado al “ángel negro” que esconde Ricardo III, un hombre al que su propia madre le dice: “Viniste a la vida para hacer de ella un infierno”.

La corona sobre su cabeza, la larga capa de terciopelo rojo, esa mirada de hielo y odio, cuando Juan Diego truena en el escenario del Español, en uno de los ensayos, con un escenario de tules, transparencias y proyecciones, sus palabras suenan, sin embargo, a poesía. “Pretendo aportar desde lo orgánico que no todo es bueno o malo. Quiero dotar de verdad a este personaje que es todo un arquetipo y hacerle llegar al espectador que este teatro es una verdad construida con elementos que hoy mismo están ocurriendo en el mundo”. Porque, ¿qué es sino hoy el poder? “Todos queremos el poder, como Ricardo III, pero cuando es tan ferviente ese deseo todo se tiñe de rojo. El poder es lo más negativo que se ha consolidado en el mundo, el que ejerce el poder deja de ser humano. El poder siempre quiere más y llega a teñirse de lágrimas y sangre, como el de Ricardo III. Hay que estar muy vigilantes porque el poder no puede caer en manos de nadie. Todos debemos estar vigilantes para dotarnos de los mecanismos de control que nos permitan ser más participativos y no perder las libertades”. Juan Diego tiene muy presente la situación política en España y también la del mundo entero.

El montaje del Español se basa en la dramaturgia de Sanchis Sinisterra

El actor se ha enfrentado a Ricardo III sin pudor —“es la única manera de mostrar la maldad y la heroicidad”— y sabiendo los riesgos que corre. “Shakespeare es un riesgo, de eso no hay duda. Pero es algo que no puedes dejar que pase de largo. Riesgo y vida van de la mano. Solo se aprende con el riesgo. Ya no tengo edad para desaprender sino para aprender y qué mejor que de la mano de Shakespeare, cuya palabra, pensamiento y conocimiento han dado sentido el teatro”.

El esfuerzo que realiza en el escenario es tan brutal que se le está saliendo un huesillo del pie izquierdo, de tanto cojear de un lado. Todo le merece la pena. “Soy dolorosamente feliz con Ricardo III, porque a la felicidad solo se llega con el dolor”, confiesa el intérprete rodeado de un elenco ambicioso y potente. Ahí están, junto a Juan Diego, Terele Pávez, Asunción Balaguer, Ana Torrent, Carlos Álvarez Novoa, José Hervás Lara Grube y muchos más. Todo para indagar en la personalidad poliédrica y llena de matices y en el dolor casi atávico del monarca inglés. “Voy a tardar muchísimo en ir al psiquiatra si soy capaz de realizar el exorcismo con Ricardo III”, ironizó Juan Diego. Algo con lo que no estuvo de acuerdo Terele Pávez. “No, Juan, no. Lo que haces conlleva tal grado de locura, que necesitarás, quieras o no, acudir a un psiquiatra”.

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