Lydie Salvayre, un Goncourt ni en francés ni en español: en ‘frañol’
La veterana escritora se alza con el máximo galardón de las letras francesas con una novela con la Guerra Civil de fondo y escrita en ‘frañol’
Lydie Salvayre se hizo ayer con el Premio Goncourt, distinción más prestigiosa de las letras francesas, con la novela Pas pleurer (No llorar). Hija de republicanos exiliados en el sur de Francia, Salvayre firma un libro con la Guerra Civil española como telón de fondo y escrito en frañol,un híbrido de francés y español del que la escritora se sirve para reproducir el habla de su madre, protagonista de la novela vencedora. “Una lengua mixta y transpirenaica llena de incorrecciones, barbarismos, neologismos y confusiones”, explicó la autora para definir este lenguaje propio de los exiliados.
La autora habla de “una lengua mixta llena de confusiones e incorrecciones”
Pas pleurer empieza en el verano de 1936, en el inicio de la Guerra Civil. Arranca con el relato personal de la madre de la escritora, Montse, quien entonces era una joven de 15 años surgida de la Cataluña rural, tentada por la aventura libertaria y enamorada de un joven francés que le dará una hija, antes de casarse precipitadamente con un andaluz llamado Diego y de huir con él a Francia. Convertida en anciana de 90 años, transmitirá la historia familiar a su hija, narradora del libro.
Salvayre enfrenta la historia de su madre a la del escritor Georges Bernanos, “monárquico, católico y heredero de las tradiciones francesas”, además de próximo al político ultraderechista Charles Maurras. Bernanos, quien estaba en Mallorca cuando arrancó la sublevación militar, apoyó a los nacionales, pero terminó renegando de las atrocidades cometidas por Franco en el ensayo Los grandes cementerios bajo la luna. Salvayre contrapone “dos escenas de la misma historia, dos experiencias y dos visiones”.
El éxito le asegura una nueva edición con una tirada de 250.000 copias
Salvayre, cuyo apellido de nacimiento es Arjona y que antes trabajó durante años como psiquiatra infantil y juvenil en la periferia parisina, es responsable de una veintena de libros, a menudo con gran reconocimiento crítico, que la habían llevado a ser finalista habitual de los mayores premios literarios. Pero los reconocimientos habían sido, hasta la fecha, escasos. El Goncourt recibido ayer hará cambiar su suerte. “Lo esperaba, soñaba con esto”, dijo ayer Salvayre. El reconocimiento material es simbólico —el ganador recibe 10 euros—, pero se suele traducir en cientos de miles de ventas. Seuil, la editorial francesa de Salvayre, anunció ayer una nueva edición de 250.000 copias. Hasta ahora, se habían vendido unos 20.000 ejemplares de Pas pleurer. Anagrama publicará el libro en castellano y en catalán en otoño de 2015.
El presidente del jurado, el crítico literario Bernard Pivot, habló de “una novela de gran calidad y escritura muy original”, aunque lamentó que “a veces haya demasiado español”. El primer ministro francés, Manuel Valls, otro hijo de exiliados republicanos, felicitó a la ganadora a través de un tuit: “Lydie Salvayre ha contado la Historia, la suya y la de tantos otros”. La escritora es la undécima mujer que recibe el premio desde su primera concesión en 1903. Antes lo recibieron autoras como Simone de Beauvoir, Elsa Triolet y Marguerite Duras. La última fue Marie NDiaye, ganadora en 2009 con Tres mujeres fuertes.
Babelia
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