Un encuentro azaroso con África
The South Face, una ONG española, que beca a mujeres africanas, reparte libros en México en una iniciativa llamada 'bookcrossing'
Sobre las escaleras de la biblioteca central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está tumbado y aparentemente abandonado el libro Ébano del periodista polaco Ryszard Kapuscinski. Al abrir la primera página hay, sin embargo, una pegatina que dice: “Si has encontrado este libro, disfrútalo, compártelo y vuelve a dejarlo en el mismo lugar. Comparte África”. La iniciativa, que se conoce como bookcrossing, la lleva a cabo una ONG española llamada The South Face, que beca a mujeres de Kenia y Somalia para que puedan terminar sus estudios universitarios.
La asociación ha aterrizado en la capital mexicana por primera vez desde su consolidación en 2012 para tantear el terreno. “Vinimos por un mes, solo para investigar qué oportunidades tenemos aquí para conseguir apoyos y saber cuánto conoce México a África. Queremos darnos a conocer”, explica el fundador Borja Juez, de 31 años. Durante este tiempo, la organización ha distribuido unas 50 copias donadas por Anagrama de Ébano, libro que trata de las experiencias de Kapuscinski en África, por universidades, bibliotecas y librerías de la ciudad.
— ¿Cuáles son sus conclusiones?
— Nos ha encantado el país, creemos que hay mucho entusiasmo por descubrir y por apoyar a fundaciones novedosas, pero hay un gran desconocimiento del continente africano. Hemos quedado muy motivados.
Desde su creación, la organización ha conseguido becar a nueve mujeres y espera este año poder pagar la matrícula universitaria de otras siete. “Becamos a chicas que vienen de zonas rurales donde no es fácil tener oportunidades, que no tienen dinero para pagar la universidad, que hayan tenido un buen desempeño académico y que están comprometidas con su entorno. La idea es que la educación que reciban la puedan transmitir a sus comunidades y familias”, subraya el fundador. “Nuestro lema es que África eduque a África, queremos que las mejores estudiantes tengan la oportunidad de aportar algo en su propio país. Trabajamos con instituciones africanas para conservar la esencia del continente”, continúa Juez.
Una vez que The South Face —con la colaboración del profesor Godfrey Muriuki de la Universidad de Nairobi, a quien Juez describe como una eminencia— elige a qué mujer becar, le pagan la matrícula, el alojamiento y la alimentación, es decir, 600 euros anuales (unos 670 dólares) por el tiempo que duran los estudios. Las opciones son conservación, educación, cualquier ingeniería y, desde este año, medicina. Trabajan con la Universidad de Nairobi y la Universidad Keniata. El dinero lo consiguen a través de socios particulares y de distintas empresas con las que, poco a poco, han ido firmando algún tipo de financiación. “Entre los particulares que nos apoyan hay más mujeres que hombres y el 60% tienen menos de 30 años, es flipante”, cuenta el fundador, licenciado en administración de empresas.
Cuando las estudiantes terminan la universidad, The South Face organiza un tour por distintas escuelas para que ellas mismas puedan defender el derecho de la mujer a la educación. “Estamos hablando de un continente donde en muchos países se practica la mutilación genital femenina, los padres permiten que sus hijas se casen con hombres mucho mayores a cambio de vacas, cabras... y donde algunas se prostituyen para poder pagar su educación. Creemos que el impacto es mucho mayor si son las propias chicas africanas las que transmiten el mensaje”, relata Juez. Además, cada año organizan un viaje para estudiantes que quieran conocer el continente. La fundación se encarga de la logística pero cada viajero debe conseguir tres socios para el proyecto.
La idea de esta organización surgió por un “switch cerebral”, según lo define Juez. Se encontraba de vacaciones en Sudáfrica cuando notó que el trabajo de dos meses de un camarero era equivalente a una noche en el hotel donde se hospedaba. “No podía creer que en un país con tanta riqueza existiera tal desigualdad”. Decidió viajar tres meses por el continente. Después volvió a su país a trabajar en una multinacional, pero el gusanito ya estaba clavado. Un año más tarde fundó The South Face. Juez es el único que se dedica a tiempo completo y pasa 90 días al año en África. Junto a él trabajan otros diez jóvenes a media jornada. “Elegimos Kenia porque, a pesar de ser paupérrimo, tiene una ciudad rica que es Nairobi, donde hay una buena universidad con salida laboral. Y Somalia porque consideramos que es uno de los Estados más golpeados por la pobreza y el machismo”.
Juez asegura que en octubre regresará a México por seis meses para, ahora sí, firmar acuerdos económicos. Además de continuar con otras iniciativas para que Latinoamérica voltee su mirada hacia África. “Proponemos un cambio de modelo, no queremos mostrar la foto de un niño desnutrido para generar lástima. El continente tiene sus problemas, pero también es riquísimo: vas caminando y encuentras una jirafa, los paisajes son impactantes y la forma de vida es de otro mundo. La gente no lleva reloj, el tiempo se entiende de otra forma. La vida se disfruta”, concluye Juez, que espera que los relatos de Kapuscinski sean una buena introducción al continente con el que se ha comprometido.
Babelia
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