Diversión familiar en torno al arte
Los museos programan actividades para entretener y educar a los más pequeños en los meses estivales
Esculturas inspiradas en el trabajo de Sergi Aguilar o murales colectivos que reflejan el universo de Jeff Koons. Estos son dos ejemplos de las actividades infantiles y familiares que se pueden realizar en los museos este verano. Es el momento idóneo para acercarse al arte y las ciencias con incursiones lúdicas y atractivas. Para los expertos la asistencia de los menores a estas instituciones es indispensable para formar a los visitantes del futuro y garantizar así la supervivencia del patrimonio. He aquí una guía con algunas de las actividades de los museos más importantes de España.
El Museo Thyssen en Madrid lleva años comprometido con la formación cultural de los más pequeños a través de Educathyssen. Para estos meses de estío crea un programa especial que este año lleva por título Jugar con los cuadros. A partir de algunas obras pictóricas invitan a los niños y jóvenes (de seis a 15 años) a diseñar juguetes y escenografías. Esta actividad se concibe como un campamento semanal, pero si lo que se busca es algo para realizar en familia, también organizan visita y talleres. Según la edad, se ofertan diferentes rutas en las que mayores y pequeños deben resolver un misterio o explorar los colores para conocer con más detalle parte de la colección Thyssen.
A escasos metros de este museo, se encuentra el Prado. Colección de colecciones es el nombre que le han dado a su programa para el verano. “Intentamos hacer una oferta lo más agradable posible, no hay que olvidar que están de vacaciones así que tienen que divertirse”, explica Ester de Frutos, jefa del servicio de actividades educativas de la pinacoteca. Los mayores de seis años y menores de 13 pueden conocer cómo nació la entidad y cómo se ha ido enriqueciendo con obras de artistas de todo el mundo y de diferentes épocas.
El Museo Guggenheim de Bilbao propone campamentos donde los niños se convierten en artistas utilizando los alrededores del museo como estudio. Las obras de Jeff Koons y Jean Michel Basquiat son el punto de partida para que desarrollen su creatividad en murales colectivos y esculturas que están vivas gracias a una estructura de plantas. “Les enseñamos el trabajo de Jeff Koons, por ejemplo, y les explicamos que él se toma el arte como un divertimento. A partir de ahí los motivamos para que indaguen en lo que les gusta”, cuenta Marta Prado, técnico del departamento de Educación. “A los niños les enganchan mucho las piezas de Koons porque son muy atractivas y además ya conocen a Puppy [la gran escultura hecha de plantas que preside el exterior del edificio]”.
Recorrido didáctico
A la fotografía se dedica el taller que organiza el Museu Nacional d’Art de Catalunya, en Barcelona, para mayores de seis años. Pequeñas grandes miradas quiere que provocar el juego y la reflexión sobre el espacio y la arquitectura. También en esta ciudad, el Macba quiere que los niños se conviertan en creadores. Partiendo del trabajo del artista Sergi Aguilar invita a los más pequeños a que experimenten con un nuevo lenguaje de formas y les reta a ocupar el espacio con esculturas.
Pero en verano hay más que pintura y escultura. El Museo Arqueológico Nacional ofrece un recorrido didáctico, autónomo, pero en familia; y gratuito. Cada miembro recibe una carpeta –que debe solicitarse como mínimo con una semana de antelación– con el material necesario para el ejercicio. “Cada miembro de la familia hace su parte y todos se complementan”, cuenta Ángela García, jefa del departamento de Difusión. El grupo descubrirá el proceso de evolución desde Lucy, la austrolopitecus que caminó erguida, hasta llegar al ser humano actual. García aclara que el recorrido está pensado según los objetos “que más llamaban la atención de los niños”. En este museo se pueden ver jeroglíficos antiguos como los egipcios, pero si lo que se busca es sumergirse en el mundo de los faraones, el Museu Egipci de Barcelona ofrece numerosos talleres para que los menores descubran todos los secretos del antiguo Egipto.
Es difícil encontrar a un niño al que no le gusten los animales y las plantas, por eso el Museo Nacional de Ciencias Naturales es una apuesta segura. En julio y agosto inauguran sus campamentos urbanos en los que los niños disfrutarán del campo y del safari fotográfico, experimentarán con la luz y descubrirán por qué se extinguieron los dinosaurios o cómo se forman los suelos.
El último plan la organiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología en colaboración con el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt). Tanto en su sede de Madrid como en la de A Coruña, los niños podrán ser científicos durante una semana con Verano en el Muncyt 2015. A través de experimentos y juegos se sumergirán en la ciencia.
Dueños del patrimonio
“¿De quién es el museo?”. Esta es la pregunta que hace Ester de Frutos, la jefa de actividades educativas del Prado, a los niños que realizan los campamentos de verano de la entidad. “Unos responden que del Rey, otros que del presidente del Gobierno y cuando les dices que es de ellos se quedan impresionados”, relata. Las visitas a las galerías en las que descubren la arquitectura del edificio, las piezas únicas que atesoran o los avances de la tecnología ayudan a los niños a tomar conciencia de la importancia de estas instituciones. “Les decimos que son los dueños del patrimonio y por tanto guardianes de él”.
Ángela García, del Museo Nacional de Arqueología, añade que es una forma fantástica de familiarizar a los más pequeños (y los no tanto) con los museos, y desarrollar también sus capacidades cognitivas. “Si además lo hacen en familia, los beneficios son mayores por los lazos afectivos que se establecen”, dice García. La finalidad es educar en valores más que hacerles recordar artistas y fechas. Para Ester de Frutos concluye que al entender que “el museo es parte de su vida”, los niños se hacen “responsables de él y de la cultura”.
Babelia
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