_
_
_
_
#ELPAÍSSUENA

John Cale, un universo artístico de locura y lucidez

El compositor y fundador de la Velvet Underground publica un doble álbum

John Cale en una imagen promocional.
John Cale en una imagen promocional. EL PAÍS

Una voz semienterrada por interferencias electrónicas solicita a una operadora que le conecte con un número de teléfono de Europa. Segundos después, John Cale (Garnant, Gales, 1942) habla con su padre que contesta desde la casa familiar en Gales. El tono de su voz es urgente, como lo era su vida entonces, en los albores de los ochenta. El músico conversa brevemente con su progenitor; a continuación éste le pasa con su madre. Cuando la tiene al auricular, le pide que le cante la canción tradicional Ar Lan y Môr, a lo cual su madre accede con conmovedora ternura. La citada grabación, bautizada entonces como Mama’s song, llegó a formar parte de Music for a new society (1982), uno de los álbumes menos conocidos del artista –en España ni siquiera se publicó en su momento-, y también una de sus obras más complejas por la carga de dolor y confusión concentrada en sus composiciones. El músico recupera hoy aquel disco, uniendo una versión nueva al original en un doble álbum bautizado con el acrónimo de su título, M:FANS.

Cale carraspea ligeramente desde el otro lado de la línea cuando se menciona la citada conversación con sus padres, que hace tiempo que abandonaron este mundo. “La utilicé en la primera versión del disco pero inmediatamente decidí eliminarla”, cuenta desde Los Ángeles, una mañana de diciembre. “En su momento me pareció que reflejaba una situación demasiado personal y pedí que la quitaran del álbum a pesar de que ya estaba fabricado. Me alegro de haberla incluido en esta nueva versión [abre el disco con el título Prelude]. Necesitaba exponer lo que significa ese momento, mi interacción con ellos hablándoles en galés”.

Naturalmente dotado para la música, Cale obtuvo una beca para estudiar en Estados Unidos siendo adolescente. Su curiosidad le hizo ir más allá de su formación académica y trabajar con músicos minimalistas y experimentales. En 1965 fundó The Velvet Underground con Lou Reed, y cuando tres años después éste lo despidió del grupo, comenzó una carrera como productor, firmando como tal los debuts de Stooges, Modern Lovers y Patti Smith, así como los álbumes más arriesgados de Nico. Como solista jamás tuvo repercusión comercial, pero cuenta con clásicos como Paris 1919 (1973), Fear (1974), Sabotage Live (1980) o Songs for Drella (1990), el homenaje a Warhol concebido en colaboración con Reed. Autor de numerosas bandas sonoras, discos experimentales y orquestales, siempre ha mantenido viva la inquietud que le llevó a buscar nuevos territorios sonoros desde los comienzos de su trayectoria. Esa inquietud definida por actos como el de rehacer su obra más sombría y quizá más poderosa.

La voz que habla desde M:FANS es la de un hombre atrapado en su adicción a la cocaína, intentando mantener a flote una carrera inestable, aferrándose a la redención que le ofrecía entonces un nuevo amor, debatiéndose entre la locura y la lucidez. “No fue nada fácil volver a él. Volqué mucho dolor en aquel disco y quería respetar eso al abordar la nueva versión. El paso del tiempo te ofrece la ventaja de revisar el pasado con perspectiva. La nueva grabación revisa aquella angustia, aquellos sentimientos y los adapta a la persona que soy actualmente”. Un ejercicio de valentía artística que surge hace unos años, cuando un festival europeo le encarga reinterpretar la obra original en directo y que le hizo ver las posibilidades de volver a trabajar sobre uno de sus discos más importantes. “El original tuve que grabarlo prácticamente solo en el estudio, no había presupuesto para músicos. Me convertí en una orquesta de un solo componente para registrarlo. Ahora he podido vestirlo con más música. Pero los personajes siguen siendo los mismos, no han cambiado. He conseguido que la tozudez vital y el tono sombrío del primer disco pervivan”.

Registrado, esta vez sí, con músicos –los de su banda- y con la participación de colaboradores como Amber Hoffman, de The Dirty Projectors, Cale se permite acercar la música a géneros contemporáneos que, como es el caso del hip hop, le atraen mucho. M:FANS nunca será un disco fácil pero ahora facilita el acceso a su desamparado interior, habitado por personajes deambulando entre el caos y la desesperanza, clamando sin saberlo por aquello que el título proponía: música para un sociedad nueva. “Proponía partir de cero, dejar atrás un mundo desastroso tanto en lo personal como en lo general. Era un disco que reflejaba la necesidad de cambios y, paradójicamente, ha terminado siendo objeto de un cambio radical él mismo, para acercarlo a la persona que soy ahora”.

Es cierto que las canciones siguen hablando de lo mismo, pero en algunos casos, las nuevas versiones hacen que el mensaje sea distinto en el enfoque. Close watch –que ya en su momento era una relectura de un tema del propio Cale de 1975- pierde el tono elegíaco adquirido en 1982 por unas gaitas galesas (“me encanta la nostalgia romántica que expresa ese instrumento, nunca puedes distinguir si suenan para una boda o para un funeral”, matiza) y se transforma en algo parecido a un canto de esperanza. Pero quizá la canción cuyo significado aparece reforzado por las circunstancias es If you were still around. “La letra de la canción es de Sam Shepard pero capta muy bien cómo me sentía en la época en la que se compuso. Me pareció idónea para hablar de mis sentimientos ahora, esa combinación de nostalgia y confusión emocional. Ahora habla de gente que ya no está con nosotros. Grabé el vídeo expresamente para el primer aniversario de la muerte de Lou. En él aparecen proyecciones de mis amigos de la primera etapa de la Factory, Andy [Warhol], Edie [Sedwick], Nico y Lou. Es un recuerdo de una época fundamental en mi vida y una reflexión acerca de cómo ésta ha ido cambiando, de cómo todo va desapareciendo”, dice Cale, que culmina su exposición mencionando la muerte de Holly Woodlawn, la actriz transgénero de la Factory fallecida unas horas antes.

“Me pareció una canción apropiada para despedirme de Lou”, afirma Cale antes de contestar a la pregunta de si pudo despedirse de Reed. “Lo hice por e-mail, los últimos mensajes que nos intercambiamos fueron mientras parecía que se estaba recuperando. Encontré una foto de cuando Igor Stravinsky fue detenido. Fue en 1940, en Boston, tras haber interpretado una versión del himno americano muy a su manera. La gente se enfureció y se ordenó su detención por considerar que había roto los términos de su visado. Di con la foto de su ficha policial y se la envié a Lou diciendo, “Y tú creías que lo tenías mal”. Le hizo bastante gracia”.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_