Hugh Laurie: “Ocho años siendo House y no entiendo nada del cuerpo humano”
El actor interpreta a un traficante de armas en la serie de espías ‘El infiltrado’
Hugh Laurie (Oxford, 1959) lleva toda la vida delante de las cámaras. Aunque su fama mundial se la debe a un doctor de carácter más que complicado, Laurie ya se había hecho un nombre en Reino Unido en los ochenta gracias a series como La víbora negra o al programa de sketches que protagonizaba con su amigo Stephen Fry. Pero su personaje más emblemático no llegaría hasta 2004, cuando se trasladó a vivir a Los Ángeles para interpretar durante ocho años al doctor Gregory House en la serie que le convertiría en el actor televisivo mejor pagado del momento, llegando a ganar 400.000 dólares por episodio.
Con House ya en el pasado, Hugh Laurie ha cambiado ahora de tercio para interpretar a Richard Onslow Roper en El infiltrado. En la serie basada en una novela de John le Carré y que emite AMC los miércoles (22.10), da vida a un peligroso y poderoso traficante de armas en cuya organización deberá infiltrarse Jonathan Pine (Tom Hiddleston) para tratar de darle caza. “Afortunadamente, soy un hombre terrible por naturaleza, así que fue fácil interpretarlo”, bromea Laurie entrevistado por teléfono por EL PAÍS.
El actor había leído la novela de Le Carré cuando se publicó hace 23 años, pero entonces confiesa que se había imaginado interpretando a Pine, el protagonista. "Yo era joven, ya sabes... Pero también me encantaba el villano, me pareció un personaje brillantemente dibujado. Ha sido un honor interpretarlo". Y eso que dar vida a alguien definido como "el peor hombre del mundo" no parece sencillo. "Si interpretas a un héroe e investigas al respecto hablando con gente y les dices 'voy a interpretar a un héroe y quiero ser como tú', dicen '¡ah, genial, lo que quieras!' Pero si vas a hacer del peor hombre en el mundo y le dices a alguien que quieres ser como él... Por suerte, el personaje está perfectamente descrito en el libro, está dibujado tan visualmente que es como si le conociera desde hace 20 años".
Laurie ve al protagonista de esta historia de espías como "una especie de caballero medieval buscando una causa por la que luchar y, quizá, morir". Además de esa mirada más romántica, el actor también detecta el enfado de Le Carré con el poder de una clase de británicos, "los que tienen dinero y todas las oportunidades y los usan para hacer el mal".
Desde que terminó House, Laurie se ha mantenido algo más apartado de la actuación, pero no de los escenarios, que ha recorrido como músico. El blues le sirvió para volver a pisar el suelo y recuperar la calma que no tuvo en sus años álgidos de House, cuando la fama y la persecución de ciertos medios y de los fans le llegaron a superar. Incluso aseguró que ser House había sido "una pesadilla", declaraciones de las que ahora reniega. "No, no. Fue una gran experiencia. Una experiencia muy intensa y larga, hicimos 176 capítulos, un montón. Pero amo el personaje y siempre lo amaré", contesta el actor desde Los Ángeles, donde acaba de poner punto final al rodaje de su participación en la quinta temporada de Veep.
Poco rastro queda de aquel ácido médico en Hugh Laurie, y menos aún después de verle en El infiltrado en un personaje tan diferente al que le dio fama en todo el mundo y del que conserva recuerdos como la pelota con la que jugaba o su icónico bastón. "A veces pienso: ocho años interpretando a un médico y podría haberme convertido realmente en un médico en ese tiempo. Y sin embargo, todavía no entiendo nada sobre el cuerpo humano". Pero la medicina parece perseguirle y en su nueva serie, el thriller psicológico Chance, dará vida a un neuropsiquiatra forense, aunque parece que el tono y el personaje serán muy diferentes del brillante doctor House, un personaje para el que su creador se inspiró en Sherlock Holmes y con el que el actor ganó dos Globos de Oro.
Mucho ha cambiado el panorama en la pequeña pantalla desde que Laurie empezara su carrera actoral en series y telefilmes. "La gran diferencia es que ahora hay muchísima televisión. Aparentemente, en Estados Unidos el año pasado hubo 400 series. ¡400! Es una locura absoluta. La gente tiene cada vez más ganas de historias, es algo increíble. En esas 400 series hay algunas maravillosas y contadores de historias geniales. Es una época fantástica para la televisión. Hace unos días estuvimos en el festival de Berlín con El infiltrado. Esto nunca habría ocurrido hace 10 o 20 años, el festival de Berlín ni habría pensado en tener una serie como parte del festival. Esto es posible porque la televisión se ha convertido en un escenario fantástico para contar historias", remata el actor.
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