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ÉRASE UNA CANCIÓN | ‘AÑOS 80’

Los Piratas y el ‘hit’ de la venganza

La banda viguesa fabricó ‘Años 80’ para burlarse de su discográfica, que les pidió que compusiesen un sencillo

En 2000, Los Piratas llevaban casi diez años juntos, habían publicado tres álbumes de estudio (Quiero hacerte gritar, Poligamia y Manual para los fieles) y se disponían a grabar el cuarto, Ultrasónica (Warner, 2001). Tenían una colección de canciones de las que estaban satisfechos, pero su discográfica no las tenía todas consigo. "Teníamos el disco entero, nos decían que era una puta mierda y que faltaba un single", relata el vocalista, guitarrista y compositor del grupo, Iván Ferreiro. Los vigueses no estaban muy conformes con la petición de prefabricar un tema radiable, así que decidieron cumplir la orden a su manera: "¿Quieren una mierda? Hagámosla". Con esa premisa, Ferreiro y sus compañeros Fon Román (guitarrista) y Paco Serén (guitarrista y teclista) gestaron una canción de encargo que acabó convirtiéndose en su mayor éxito: Años 80.

La críptica habitual del cancionero pirata, expertos en insinuar sin dejar ver, se antoja aún más retorcida en esta letra plagada de imágenes, nostalgia y conversación en clave imposible de descifrar. Alguien llama a otra persona, le pilla por sorpresa y a partir de ahí se suceden referencias de lo más variadas: plastilina con color, ropa interior, cómics de ciencia ficción, bloody marys, un déjà vu y Matrix. Una amalgama de referencias pop que esconden una auténtica venganza contra el A&R (mánager de la compañía discográfica) que se la pidió: "Empezamos a escribir la letra a morir, todas las estupideces que se nos ocurrieron. Vamos a hacer una canción que va a hablar de ti y en el fondo no va a hablar de nada, metiendo las cosas que nos gustan: ciencia ficción, tetas de plástico... Las metimos con acordes típicos y con una melodía que sonaba bonita". Para redondear la música, el mismo efecto collage: "Tiene un trozo de Michael Jackson, de Soft Cell, son trozos de muchas canciones".

Componer Años 80 en el estudio vigués de Fon duró, aproximadamente, 15 minutos. Grabarla en Francia fue algo más complicado, ya que hicieron tres o cuatro versiones diferentes antes de llegar a la definitiva, mezclándolo todo hasta no distinguir la armonía. Un acierto en el que reconocen la ayuda de Juan Luis Giménez, productor del disco, y Vicente Sabater, que lo grabó y lo mezcló. El tema se abre con un guiño francés que grabó Stefan, el asistente del estudio en Du Manoir. Palabras que inciden en el desquite que sostiene el estribillo: "Será como aquella canción de los años 80, seré cómo el tipo que algún día fui". Un dardo al pasado musical de José Luis de la Peña, bajista de Los Elegantes y el miembro de Warner que les encargó el tema. "Hice una letra con toda mi ironía y toda mi mala hostia, realmente estoy puteando al tipo de la compañía todo el rato. En el fondo le cogí cariño, gracias a él hicimos nuestro mayor éxito, probablemente".

El tema no solo acabó gustándole a la compañía, sino que se convirtió en el más sonado de la banda, que duró 14 años. La canción nacida del odio les llevó al éxito, y con estructura circular, al odio otra vez. "Funcionó a muerte, pero en el fondo la odiábamos un poco, quizá no la habríamos grabado si no nos hubiesen obligado". Años 80 sonaba de fondo en el anuncio televisivo de Ultrasónica, algo que les pesaba: "No queríamos ser ese grupo que se anunciaba por la tele. Cuando tuvo demasiado popularidad nos jodió, porque hubiéramos preferido que Inevitable o El equilibrio es imposible hubiesen sido más importantes".

A contracorriente y sin ninguna intención de sumarse a la fiesta popular, la canción del "verano muerto" en el que veían "a las chicas pasar" se cayó de su repertorio durante la gira de Relax, su siguiente y último disco de estudio. Se acabó: crearla fue divertido, pero ya no querían tocarla más. Así fue hasta que Iván la escuchó en un concierto, pero debajo del escenario: "No disfruté de Años 80 hasta que se la vi cantar a Amaral en un festival de Valencia. Me metí entre el público y fue súper emocionante, cantada por ellos parecía buena". Por eso la recuperó a piano y voz en solitario, y volvió a grabarla con su banda en el directo Confesiones de un artista de mierda (Warner, 2011). Tras la ruptura de la banda, en 2004, no hubo más interpretaciones conjuntas de esa canción hasta 2014, cuando Ferreiro y Román se juntaron en el Lunario de México para reconciliarse en vivo con su bello, raro y vengativo hit.

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