Edimburgo es un festival infinito
La capital escocesa disfruta un verano más de una conjunción de espectáculos única
Hace 69 años que Edimburgo decidió ser la capital del festival y ahora nadie duda de que lo ha conseguido. Las calles de la capital de Escocia han vuelto a llenarse de foráneos un verano más, para ser invadidas por una mezcla artística demasiado especial. El Fringe, o lo que es lo mismo, el festival de artes escénicas más importante del mundo, ofrece espectáculos en cada esquina superando las tres mil funciones, solo tienes que caminar por la Royal Mile para descubrirlo.
En agosto, la capital celebra numerosos festivales a la vez bajo el paraguas de sus dos cabezas reinantes: el Festival Internacional de Edimburgo y el ya mencionado Fringe. Lo genial de todo esto son sus acompañantes: el festival de cine, el del libro, el de jazz y blues, el de arte, el Royal Military Tattoo (el desfile de bandas militares -que no de tatuadores) o el Mela Festival (realizado por las minorías étnicas de la ciudad). Casi nada. No te extrañes si no sabes distinguir en cuál de ellos estás, el mantra aquí es que la vida es un festival.
Las nubes de la Invernalia de Juego de Tronos se suman a que cada verano sea especialmente diferente en Edimburgo, pero no importa que el gris de su arquitectura se conjugue con el cielo, porque el festival siempre sale a la calle. El búho que abre la guía de eventos del Fringe de este 2016 esconde miles de momentos en sus más de 400 páginas. Un gran calendario bajo un gran lema: ‘Desafiando las normas desde 1947’. Para aquellos que no lo sepan, este festival surgió en la fecha señalada como alternativa al Festival Internacional. A diferencia de este último, cualquiera puede participar sin invitación (incluso Nessie).
La realidad es que Edimburgo es música, teatro, comedia, circo, danza, exhibiciones... es arte en estado puro. Este festival de festivales es una explosión de sensaciones que deja atrás los tópicos para contarte infinitas historias en cada rincón de la ciudad a través de 294 escenarios. Como si de una secuencia de Braveheart se tratase la ciudad abre los muros donde se oculta el arte. Gente de todo el mundo se deja llevar por la expresión que supone bailar dentro de una vaca. Humor atrevido y consentido, guitarras solitarias o un paisaje hecho con el arte de un cúter son algunas de las escenas que lo componen.
El inicio de esta edición ha sido bautizado por la herencia recibida de Glasgow: el sonido de Mogwai. Solo hay que recorrer en tren que separa a ambas ciudades para vivir el genial trasvase de festivaleros y sensaciones que alimenta esta explosión de festivales escocesa. Una actitud que también se expande entre la mismísima policía de Edimburgo, capaz de dar un toque de humor a su puesto de seguridad con un ‘Escenario no oficial del Fringe’.
Música contemporánea a cargo de Sigur Rós o el teatro del descendiente de Chaplin, James Thiérrée, como parte de un cartel infinito, donde los nuevos talentos y la experiencia se mezclan. Será por shows, los tienes gratuitos, los tienes a mitad de precio y los tienes pagando aquello que valen. La improvisación reina en las calles, con mensajes fulminantes que hablan de la importancia de las calles, del valor de salir a mostrar el talento en escenarios abiertos 'donde todo el mundo puede acceder'.
Kieran Hurley protagoniza en Heads Up una de las citas ineludibles del festival, y lo hace con una gran pregunta ¿Qué haríamos si se terminase el mundo tal y como lo conocemos? Por si acaso no esperes más y haz un hueco en tu agenda internacional para disfrutar del 70 aniversario del Festival Internacional y del Fringe en 2017. Del 4 al 28 de agosto Edimburgo es tu destino. Desafía tus planes y acepta su invitación oficial y abierta: 'Bienvenido, mundo'.
Babelia
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