30 años sin Cary Grant, la estrella que actuaba bien hasta de espaldas
TCM homenajea al actor estadounidense en noviembre con programación especial en el aniversario de su muerte
Cary Grant es sinónimo de elegancia. Su porte de galán sirvió de inspiración para crear al mismísimo James Bond. Daba igual que apareciera en una comedia romántica o en un film de aventuras. Siempre aparecía en las películas impecablemente trajeado y con una seductora sonrisa. Durante décadas, todos querían ser Cary Grant, incluso él mismo bromeaba a veces con esa idea. “A mí también me gustaría ser Cary Grant”, solía decir. Pero detrás de la estrella que aparecía en las pantallas, se escondía un hombre atormentado, con un dramático pasado que muy pocos conocían.
Archibald Alexander Leach, que así se llamaba realmente el actor, nació en Bristol, Inglaterra, el 18 de enero de 1904. No tuvo una infancia feliz. Cuando tenía tan solo nueve años, ingresaron a su madre en una clínica psiquiátrica. El pequeño Archibald creyó que había muerto y no supo la verdad hasta dos décadas después, cuando ya era una estrella de cine. A los catorce, fue expulsado del colegio y poco después se incorporó a una compañía teatral con la que recorrió Inglaterra y con la que acabó embarcándose rumbo a los Estados Unidos.
Después de alcanzar el éxito en Broadway, consiguió dar el salto a Hollywood. Comenzó interpretando papeles secundarios, pero, ayudado por Mae West, logró convertirse muy pronto en protagonista. Su encanto, talento y la experiencia acumulada gracias a los espectáculos de music hall lo convirtieron en uno de los actores preferidos por el público, lo que le dio la oportunidad de trabajar con los mejores directores de la época: Alfred Hitchcock, Frank Capra, Howard Hawks o George Cukor, en títulos como La fiera de mi niña, Historias de Filadelfia, Solo los ángeles tienen alas, Encadenados o Arsénico por compasión. Llegó a cobrar más de tres millones de dólares por película que hicieron de él el actor mejor pagado de su tiempo. Sin embargo, y a pesar de encadenar éxito tras éxito, nunca ganó un Oscar y tan solo fue nominado un par de veces: en 1942 por Serenata nostálgica y en 1945 por Un corazón en peligro. En 1970, como desagravio, le concedieron un premio honorífico por toda su carrera.
Cary Grant se casó cinco veces y tan solo tuvo una hija, Jennifer Grant. Siempre se especuló con su bisexualidad. Según algunos biógrafos, mantuvo una relación con el actor Randolph Scott y otra con el diseñador de vestuario Orry-Kelly. También se habló de un sonado idilio con Sophia Loren mientras rodaba en España Orgullo y pasión. Tuvo serios problemas con el alcohol y coqueteó con las drogas, sobre todo con el LSD, una sustancia que consumió durante años una vez al día, momento al que él se refería como “mi hora del té”.
Su aspecto juvenil le permitió interpretar papeles de galán hasta bien entrado en la cincuentena, como hizo en Charada, pero en 1966, después de rodar Apartamento para tres, se retiró del cine. Seguía siendo un galán, pero él se encontraba ya mayor. A partir de entonces, se dedicó a viajar por todo Estados Unidos con un espectáculo titulado Una noche con Cary Grant, en el que se proyectaban fragmentos de sus grandes éxitos y respondía a las preguntas de los espectadores recordando decenas de anécdotas de sus años dorados. El 29 de noviembre de 1986 se encontraba en Davenport, en el Estado de Iowa, donde iba a protagonizar una de estas galas cuando sufrió una hemorragia cerebral que resultó fatal.
El próximo 29 de noviembre se cumplen 30 años de la muerte de Cary Grant y TCM quiere recordarle todos los martes del mes a las 22.00 horas con un ciclo en el que se emitirán algunas de sus mejores películas. Títulos como Encadenados, Arsénico por compasión, Sospecha o Atrapa a un ladrón, entre otras. Además, toda la programación del día 29, fecha del aniversario de su fallecimiento, estará dedicada a su figura con la emisión de todos los largometrajes que han formado parte de este homenaje.
Babelia
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