Perú muestra su cine más alternativo
En las Sesiones Transcinemáticas se proyectan varias películas que experimentan con la estética del documental y la ficción
Las Sesiones Transcinemáticas, el capítulo peruano del Cuarto Festival Internacional Transcinema celebrado hace un mes, acaban de arrancar en Lima, una ciudad que pretende convertirse en la sede del mejor cine de no ficción y las nuevas formas de expresión. El director-curador del Festival, John Campos, rescata de la programación dos de los filmes que constituyen “un cine audaz, experimentador y libre que debería ser definitivamente más conocido por la frescura y originalidad de sus propuestas”: el largo Masabu y el cortometraje Dictado.
El primero, dirigido por Carlos Benvenuto (Lima, 1979), obtuvo una mención especial del jurado en el Festival Internacional Transcinema, y el segundo, del realizador visual Edward de Ybarra (Arequipa 1988), fue premiado en el Festicine Trujillo, en octubre.
Benvenuto, formado en comunicación audiovisual y “exvicioso de los videojuegos”, cuenta a El Espectador que quiso hacer un buen relato, como una extensión de sí mismo, y con libertad de creación. En la habitación donde concibió y planificó el filme tiene clasificados decenas de cartuchos, CDs, DVD y discos de blue-ray de videojuegos, e incluso un Virtual Boy, la consola de Nintendo que fue el primer intento de realidad virtual, pero que fracasó. Ese ambiente explica la historia de Masabu, en la que un director filma a chicas de rasgos orientales debido a su obsesión con la cultura asiática, y de ese modo busca pareja.
Campos la describe como “la película peruana más sofisticada y atrevida del año pasado, de ficción con elementos de documental. El resultado es demente y políticamente incorrecto sobre las libertades creativas de la ficción".
El cineasta construyó el relato con una voz en off masculina en japonés, con subtítulos en español, pero aclara: “He traducido a lo que necesitaba que sea”, es decir, una traducción muy libre con fines narrativos.
El relato incluye concursos de cosplay (caracterización con disfraces de personajes de manga) y el festival anual de la colonia japonesa filmados en Lima, pero además imágenes registradas en Japón, a pedido de Benvenuto, y fragmentos de spots publicitarios nipones, entre otros elementos.
El director explica que cada vez ve menos cine, con tal de no recibir influencias, y así llegar a sus imágenes por procesos personales: “descubrir mi propia pólvora”, precisa. Y cuenta que pese a su afición por el Nintendo, ya no puede jugar: “no me gusta sentirme fuera del juego, viéndome con mi mano en el ratón”.
Arte y testimonio
Por su parte, la sinopsis del cortometraje Dictado lo presenta como "una mirada personal, crítica y reflexiva acerca de las representaciones del conflicto entre la población que se opone a la ejecución del proyecto minero Tía María y la empresa Southern Perú Copper Corporation", hechos que ocurrieron en septiembre de 2015.
De Ybarra trabaja con filmación en blanco y negro de las protestas en la plaza de Armas de Arequipa, con una cámara muy cercana a las tensiones y enfrentamientos entre los policías y la población.
La imagen desenfocada solo cobra precisión en momentos claves y usa la pantalla como un lienzo: en él, desarrollará animaciones con figuras tomadas de viejas enciclopedias para escolares de 1962 y 1963. Además, congela, siluetea y borra a quienes aparecen en cámara, quizá aludiendo a los muertos en el conflicto, o al mensaje a favor del agro que tiene dificultad para ser escuchado.
En uno de los momentos más logrados, un agricultor cuyo rostro entra en foco mientras habla, afirma: “Lamentamos lo que sucede (hace) 40, 50 días en el Valle del Tambo: es preocupante. El agro es la base porque de ahí vivimos todos, ricos y pobres. Esperemos que toda la población comprenda para salvar nuestra patria, que es lo nuestro, es como un paraíso terrenal: hay quinua, hay papa, hay oro, cobre, mar, pescado, no nos falta nada, no podemos seguir peleando”, dice en medio del ruido de disparos y gas lacrimógeno.
De Ybarra, es además gestor cultural y se formó en comunicación y pintura, aunque se percibe como autodidacta porque abandonó Bellas Artes debido a la crisis de la institución. Su primer corto, Cuerpo multiplicado, es de 2012.
“He aprendido más de espacios generados a partir de la gestión cultural, como cineclubes, festivales, encuentros de cine, talleres. El Festival Transcinema es uno de ellos, por ello también me dedico a la gestión cultural, por una necesidad de seguir generando espacios donde aprender”, comenta.
Dictado y Como lágrimas en la lluvia, además, están programadas en el ciclo de cine ‘Hecho en Perú’, organizado por el Ministerio de Cultura, y que se desarrolla en cinco salas de Lima y Callao entre enero y marzo.
Babelia
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