La difícil traducción del humor
Conseguir que Homer Simpson sea gracioso también en español o mantener los juegos de palabras de series como ‘Modern Family’ es un reto para los traductores
Cuando Bart Simpson quiere un Fresisuis, va al Badulaque y si alguien le molesta le suelta que se multiplique por cero. Estos términos forman parte de la cultura popular española desde hace casi tres décadas, el tiempo que la familia amarilla de Springfield lleva en emisión. Junto con otras expresiones, como mosquis, estas palabras salieron de la mente de sus traductores, no de los creadores originales. Conseguir que Los Simpson no pierdan su gracia en castellano, mantener los juegos de palabras de series como Modern Family o crear todo un universo lingüístico en Hora de aventuras es un difícil reto para los traductores.
“Lo fundamental es intentar mantener la comicidad, aunque el contenido sea diferente”, apunta María José Aguirre de Cárcer, traductora de series como Los Simpson, Futurama, Seinfeld o Perdidos. Junto al fallecido Carlos Revilla, que durante muchos años fue también la voz de Homer, ha creado todo un modo de entender la vida a través del mundo de esta veterana serie. “Todo surge de la imaginación y de darle muchas vueltas a la cabeza. Los Simpson son además una aventura porque cada capítulo es muy disparatado, de repente empiezan el episodio en Nueva York y acaban viajando a Marte”, señala.
La tradición, las políticas y la, hasta ahora, falta de soltura de los españoles con el inglés, han fomentado una fuerte cultura del doblaje. En Europa, España es, junto con Italia, el país en el que más se doblan los contenidos audiovisuales, según el informe que una comisión de expertos elaboró en 2011 para el Ministerio de Economía con el objetivo de fomentar el uso de la versión original. La llegada de nuevas plataformas televisivas, como HBO o Netflix, o la de la TDT hace ya siete años, ha abierto un nuevo abanico de posibilidades al espectador a la hora de elegir el idioma en el que se ven las emisiones y aumentar así la práctica y familiaridad con un idioma extranjero.
Si conseguir un buen doblaje es complicado, los contenidos humorísticos, llenos de estereotipos, bromas internas y referencias a personajes de un determinado contexto, complican aún más la cosa. Un claro ejemplo es la serie de dibujos animados, no necesariamente para niños, Hora de aventuras. El responsable de que sus personajes hablen castellano es Luis Alis: “Siempre encuentras una manera de cuadrar los diálogos de manera que causen la misma hilaridad en tu idioma”. Alis opina que el éxito de esta serie radica en los “diferentes niveles de lectura” que tiene su contenido, pero también en ese punto reside la dificultad de traspasar todos los significados de una simple frase a otra lengua. “Recuerdo una escena en la que un personaje decía ‘mete aquí tus hot buns’, que literalmente significa ‘bollos calientes’, pero en sentido figurado es ‘culo atractivo’. Tuve que traducirlo como ‘mete aquí esto que llevas calentito’. Siempre hay una solución”, bromea.
Las ventajas de aprender con series en versión original
El doblaje del humor es síntoma de la calidad de esta profesión en España, que da trabajo a unos 30.000 profesionales, aunque algunos estudios apuntan también a la utilidad de ver ficción en su idioma original para mejorar la asimilación de un idioma. Los investigadores de la Pompeu Fabra Joan Birulés-Muntané y Salvador Soto-Faraco, publicaron a mediados del año pasado un estudio en el que afirmaban que ver series de habla inglesa subtituladas en ese mismo idioma mejoraban la capacidad de aprendizaje. Para el estudio, una muestra de hispanohablantes y catalanoparlantes vieron la serie británica Dowtown Abbey. Los que la visionaron con subtítulos en inglés, mejoraron su capacidad en un 17%, los que lo hicieron sin subtítulos la incrementaron un 7% y los que la vieron con subtítulos en castellano, nada. Otra investigación del Instituto Max Planck de Psicolinguística y la Universidad Radboud de Nimega (Países Bajos) determinó lo mismo, pero además añadió que ver una emisón con subtítulos traducidos puede ser hasta contraproducente. En esta línea se encuentra el estudio encargado por la Comisión Europea en 2011, Study on the use of subtitling en el que se determina que, en los países con tradición de subtitular las emisiones, la mayoría de los encuestados aseguró tener un nivel, especialmente de inglés, muy cercano al de su lengua materna. En aquellos países en los que se dobla, el nivel es de 3 en una escala del 1 al 5.
En ocasiones, los trucos vienen dados por la gestualidad o por la forma de hablar de los propios personajes. El black english original de Waldo, el amigo de Steve Urkel en Cosas de casa, se trasladó a la versión en castellano con acento cubano. Mientras que los giros característicos de los personajes de las comedias Bienvenidos al norte y Bienvenidos al sur, que versaban sobre los estereotipos de Francia e Italia respectivamente, se solucionaron con formas características en el habla para distintos personajes. “A veces, el humor se consigue no por lo que se dice, sino por cómo se dice. En el doblaje español se recurre poco a tipos especiales de voz o maneras poco usuales de hablar, el humor es precisamente uno de los casos en los que sí se utilizan”, remarca el profesor de la Pompeu Fabra Patrick Zabalbeascoa en el libro La traducción para el doblaje y la subtitulación (Cátedra).
“El humor tiene un poso cultural muy fuerte”, asegura la catedrática de Filología de la Universidad de Oviedo Marta Mateo. La globalización y las redes sociales, sin embargo, han contribuido notablemente a que las fronteras, también culturales, se disipen. “Cuando yo era adolescente nadie repetía bromas en inglés, hoy en día todos los jóvenes saben qué significan las siglas WTF(En español: Pero qué leches…). Ahora hay un trasvase de términos a través de los memes, por ejemplo, se está creando un argot compartido”, apunta Alis. “Tal vez las series americanas tengan más facilidad para viajar al extranjero por el dominio de esta cultura en el mundo y porque se crean pensando más en la caracterización de los personajes”, puntualiza Mateo.
Una cultura compartida
La globalización es uno de los factores que ha favorecido la desaparición de referencias humorísticas típicas de España que chirriaban en la versión doblada. En uno de los episodios de la quinta temporada de El príncipe de Bel Air, el personaje de Will Smith hace una referencia a Ramoncín, algo que resultaría bastante extraño hoy en día. Adaptar una traducción al contexto del espectador final recibe el nombre técnico de domesticación. “En general no es algo que me guste mucho, si se usa mal, saca al espectador de la película o la serie”, explica Aguirre de Cárcer. La traductora destaca también la importancia de la investigación y documentación para no meter la pata. “Una de los trabajos más complicados que he tenido últimamente es Vynil (serie sobre el nacimiento del hip hop, punk y música disco en los años 70). He leído novelas de esa época para controlar la jerga que utilizaban”.Alis remarca también la importancia de la complicidad que se crea entre el traductor y el espectador: “Después de varios capítulos, se crea un lenguaje y unas referencias compartidas y esto te permite más libertad a la hora de trabajar. No tienes que explicar todo constantemente”.
La visión de los contenidos en su idioma original, algo que es compatible con seguir escuchando algunos contenidos doblados, es una asignatura pendiente. El 59,8% de los españoles reconoce que no habla, ni escribe, ni lee en inglés, según el último barómetro del CIS. Este mismo informe destacaba, sin embargo, que el 94,8% de la población considera importante o bastante importante conocer un idioma extranjero. Uno de los últimos estudios publicados sobre el nivel de inglés de los españoles, el que realiza anualmente Education First, sitúa a España en la posición 25ª de entre 72 países. El idioma va mucho más allá del diccionario, sobre todo en el humor. Así lo afirma la catdrática Marta Mateo: “Lo que hay que tener en cuenta es que el texto traducido nunca va a ser igual que el original. Es otro contenido tejido con otros mimbres”.
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Babelia
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