Unas risas antes del ‘Brexit’
Sally Potter levanta el humor en la Competición con 'The Party', una sátira a costa de las dos Inglaterras, la vieja y la nueva
Le ha llegado su momento. Durante años Janet, a la que da vida Kristin Scott Thomas, se ha dedicado a la cosa pública, y por fin la nombran ministra del gabinete en la sombra, una tradición británica con la que el partido en la oposición crea su propio consejo que controle al que manda. Con un marido (interpretado por Timothy Spall) que le ha apoyado en cada momento y un amante que le envía sms de amor, Janet celebra exultante con una cena en su casa el nombramiento con sus mejores amigos. Pero un doble anuncio que realiza su esposo hará saltar por los aires los delicados equilibrios de la amistad.
Sally Potter, la directora de Orlando, La lección de tango o Vidas furtivas, llevaba cinco años alejada del cine. Y ha vuelto con una película The Party, que ayer compitió en Berlín, de solo 71 minutos, escrita como una pequeña sátira teatral de las clases sociales inglesas, rodada en blanco y negro "porque así el color de las emociones logra más espacio", según dijo la directora en Berlín, y con un reparto contundente: junto a los mencionados Scott Thomas y Spall, Patricia Clarkson, Emily Mortimer, Cillian Murphy, Bruno Ganz y Cherry Jones. "Rodar en un espacio reducido y en unas pocas semanas tenía algo de liberación. No es preciso pensar en grandes sumas de dinero, sino que nos concentramos en desarrollar los personajes", contaba ayer en su encuentro con la prensa la realizadora londinense.
Para cada personaje hay una réplica graciosa, a cada uno le toca apechugar con una pareja insolente, y todos ocultan algo. En realidad, las Inglaterras posibles aparecen en mayor o menor medida. A pesar de su tono teatral, y de que transcurra entre el salón, el baño, el recibidor, la cocina y el pequeño jardín de la casa, "siempre fue escrito y planteado como un filme", confirmaba Potter. No es la primera vez que su cine juguetea con las formas; más allá de Orlando (1992), con aquel personaje que lanzó a la fama a Tilda Swinton, en Yes (2004), casi todos los diálogos estaban escritos en pentámetro yámbico, el ritmo versicular que popularizó William Shakespeare.
"Hay un sentimiento en la calle de pérdida de fe en la vida política, y también pérdida incluso de la capacidad de saber dónde está la verdad"
A Potter siempre le ha atraído la política. "En The Party hay algo de declaración política sobre una Inglaterra que se desgarra". La cineasta empezó con el guion durante las elecciones generales en el Reino Unido de 2015, aunque su rodaje se desarrolló durante 15 días, la semana anterior y la posterior al referéndum del Brexit. "Las cosas se han polarizado desde que yo comencé con el libreto. Pero hay algo que no ha cambiado, y está en el motor de la acción: el sentimiento en la calle de pérdida de fe en la vida política, y también pérdida incluso de la capacidad de saber dónde está la verdad". Y tras asegurar que sospecha que lo mismo ocurre en el resto del mundo, continuó: "Por eso decir la verdad es tan importante para los políticos en esta historia, y vale tanto para el lado personal como para el de la vida pública". Sobre el ruido actual que provocan los políticos, lamentó: "Las cosas que hace una década eran incluso impensables hoy se dicen sin miramientos"
Puede que esa desafección internacional por los cargos políticos que alimenta The Party haya sido uno de los ganchos para atraer un reparto plurinacional. Sally Potter lo tenía claro: "Quise un grupo de actores que hiciera que el espectador sintiera una especie de internacionalismo, justo lo opuesto a la dinámica del Brexit". A lo que raudo saltó Patricia Clarkson: "Y de Trump".
Babelia
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