‘True Detective’, en busca de su identidad perdida

¿Se cargó la segunda temporada de True Detective la serie? Siendo una ficción antológica, donde cada entrega es una historia diferente con un reparto distinto, ¿acaso importa esa terrible segunda temporada si es que sigue adelante el proyecto de hacer una tercera? ¿Por qué debe pesar más lo negativo sobre lo positivo? En especial teniendo en cuenta que no es una serie que lleve una década en el aire y a la que ya le cueste vivir.

La primera temporada de True Detective tenía varios elementos que funcionaron bien juntos y que provocaron que en su estreno se convirtiera en un pequeño fenómeno. Tenía un buen reparto cuyos personajes eran ideales para cada uno, encabezado por Woody Harrelson y un Matthew McConaughey que por entonces estaba en estado de gracia. La ambientación en Luisiana era intrigante. La fotografía y la banda sonora dejaron un sello único. Y la forma de contar la historia, una de detectives, sin grandes sorpresas ni giros, era la apropiada, dividiendo la acción en dos periodos de tiempo. El punto místico y filosófico también ayudó. Todo tenía cierta coherencia y ayudó mucho que todos los episodios fueran dirigidos por el cineasta Cary Joji Fukunaga.

Y la segunda falló por no lograr nada de lo arriba descrito. Desde un reparto soso a una historia mal contada. Y sin Fukunaga. Pero si el creador de la serie, el escritor Nic Pizzolatto aprende de los errores, no tendría nada de malo intentarlo una vez más. No es que sea fácil, pero tampoco imposible. La pregunta es, ¿cómo es posible que Pizzolatto hiciera aquella segunda parte teniendo todos los elementos de la primera? Es posible hacer una buena serie antológica sin perder la identidad, como ha demostrado Fargo.

Dos temporadas, una buena y una mala, no son suficientes para decidir si True Detective es una buena idea. No son suficientes para ninguna serie que tenga potencial y que haya podido demostrar ser un poco diferente. Esperemos a la tercera para decidir.