El espíritu de Papa Wemba regresa a Abiyán
El festival FEMUA rinde homenaje al músico congoleño en el mismo escenario donde murió hace un año
“Oh oh, la vida es bella”. Como si no pudieran andar sin cantar, los congoleños de Viva la música se acercan al escenario donde el rey de la rumba, su líder y alma, Papa Wemba, dejó de vivir hace un año, cuando estaba en pleno espectáculo. La banda de Wemba ha vuelto a Abiyán para “terminar el concierto que no pudimos acabar con él”, dice una de las coristas y bailarinas que vivió en escena la trágica muerte en directo. “Corrí, le di aire, allí estaba… Ahora tengo la piel de gallina. Regresar al mismo país, a la misma ciudad, al mismo festival, … estamos impactados”. Y es que las calles del humilde barrio abiyanés de Anoumabo ya no son solo la tierra que vio nacer a los marfileños universales de Magic System, sino la que vio también morir a la leyenda de Papa Wemba. Un guiño agridulce de la música africana.
Entre el asfalto raído, los vendedores al aire libre y las calles de arena, se instala una nostalgia de colores. Mientras los técnicos cuelgan del escenario la bandera del Festival de Músicas Urbanas de Anoumabo (FEMUA), a punto de arrancar, el homenaje a Papa Wemba se llena de una elegancia poliédrica. La tradicional, de los notables del barrio; la clásica, de ministros y autoridades; la más sentida, de la familia; y, por supuesto, la elegancia extravagante de los sapeurs. Porque Papa Wemba no solo encumbró el reino de la rumba congoleña, esculpiendo un nuevo género, el soukous, también fue monarca de la SAPE (Sociedad de creadores de Ambiente y Personas Elegantes). Trajes de colores y sobredosis de imaginación; zapatos relucientes y buen humor. Los sapeurs “no somos problemáticos, vulgares ni antipáticos”, se describe Joel Gabo, sombrero de copa y bastón. Miembros sin carnet de una sociedad no registrada, la SAPE, los sapólogos se manifiestan “en la forma de vestir, de ser, de comportarse y de mostrarse en sociedad”. Gabo y sus presumidos compañeros vestidos de dandi han marfilizado la sapología, un movimiento de la subcultura urbana congoleña, que Papa Wemba exportó con sus sonidos.
“Yo soy el más grande sapeur del mundo en piel de conejo, y el más joven sapeur de Costa de Marfil”, tras las gafas de pasta, KKP asume su rol con distinción y simpática chulería. “Nosotros recibimos a Papa Wemba cuando llegó a Abiján. Estamos tocados por su ausencia, pero nos dejó para siempre sus consejos”. Detrás de él, se levanta la foto gigante de Papa Wemba, con los brazos abiertos, en su última actuación. “Ayer, hoy y mañana. Viva Wemba”, reza la plaza que a partir de ahora llevará su nombre.
Flores, música y estilo. La memoria de Wemba ha marcado para siempre el FEMUA y sus organizadores. A Asalfo, líder del grupo Magic System y comisario general del evento musical, se le rompe la voz durante el discurso. Vestido de blanco, alaba, como artista y persona, al “monumento de la música” que fue y sigue siendo Papa Wemba, “un hombre que ha inspirado a varias generaciones, y que fue, él mismo, una lección de vida”.
Antes que el agudo son insignia de la guitarra rumbera llene el escenario, ya entrada la noche, las voces a capela de Viva la música rocían la plaza con el espíritu de un Papa Wemba ya inmortal, celebrando la vida que él tanto acarició. El “Oh oh, la vida es bella”, como un himno, se diluye entre los niños, las tiendas y las flores.
FEMUA: música, prestigio y barrio
El Festival de Músicas Urbanas de Anoumabo (FEMUA) ha arrancado este martes 25 de abril una décima edición cargada de emoción y con un cartel de lujo. Con el maliense Salif Keita y el marfileño Tiken Jah Fakoly como máximo reclamo, las noches del viernes y el sábado, el festival contará también con las actuaciones de Marema (Senegal), Bisa K Deï (Ghana), Soul Bang's (Guinea), Singuila y Blak M (Francia), además de otros artistas marfileños como la ya establecida rapera Nash. Pero FEMUA apuesta también por dar espacio a grupos jóvenes locales como Révolution. Y es que, ahora convertidos en estrellas internacionales, los creadores de esta cita ya ineludible de la música en Abidjan, son los cuatro marfileños de Magic System. Humildes y orgullosos de su camino, quisieron llevar la música allí donde ellos nacieron como grupo, a su barrio popular de Anoumabo. Un compromiso con sus orígenes que también les ha llevado a desarrollar obras sociales como la construcción de una escuela y el apoyo a hospitales y orfanatos. Maestros de la música de fiesta, de algunos hits que inundan el verano y otros que quedan para siempre, como "Premier gaou", Magic System popularizó y comercializó el sonido abiyanés por excelencia, el zouglou, llevándolo a discotecas de todo el mundo. Y acaban de sacar nuevo single, "Ya Foye", grabado lejos de Abidjan y de Paris: en la costa caribeña de Colombia.
Babelia
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