La amante de los actores británicos
La directora danesa Lone Scherfig confirma su pasión por el cine inglés con 'Su mejor historia', que habla de las películas de propaganda de la II Guerra Mundial
Lone Scherfig (Copenhague, 1959) ha encontrado su tono en su cine. Un tono de melodrama, de aroma a clásico, y nacido de personajes femeninos que marcan la acción. "Puede que sí haya encontrado mi narración. Mi estilo. También estoy abierta a cambios. Lo que sí tengo claro es que seguiré haciendo películas con actores británicos", cuenta la cineasta danesa por teléfono. "Me gusta cómo trabajan, su ductilidad y su talento. Se les nota que vienen del teatro y con los deberes hechos. Tengo claro eso igual que tengo claro que no me mudaré de Dinamarca, aunque no haya rodado aquí desde 2007".
La directora -que logró la fama con su segundo trabajo, el dogma Italiano para principantes en 2000, y luego ha realizado grandes filmes como Wilbur se quiere suicidar, One Day o An Education- estrena Su mejor historia, un drama con notas de ironía y mucho sentimentalismo del bueno, que describe cómo una secretaria logra entrar en la industria cinematográfica británica durante la II Guerra Mundial, cuando la producción se centró en la propaganda. A su alrededor diversas tramas emocionales, artísticas y profesionales, con personajes ingeniosos. "Sospecho que poseo cierto talento para encontrar buenos guiones, para desarrollarlos. Echo de menos escribir. Es más, mi último filme danés fue también el último que escribí [Como en casa]. Adapté hace poco una novela de Hjalmar Söderberg que ha dirigido Pernilla August [Den allvarsamma leken] y, no te miento, no la he visto".
La protagonista de Su mejor historia, Catrin -encarnada por Gemma Arterton- podría considerarse un personaje protofeminista. "Me gustan esas mujeres que ven por primera vez con ojos inocentes cosas de la vida. Que saben que poseen apetito por algo, pero no tienen claro de qué. Catrin está escribiendo su propia historia, y a la vez es el único personaje en el filme que lucha por contra la verdad. En aquellos años en Inglaterra Catrin no era una excepción. Un montón de mujeres se incorporaron a la industria bélica, más que en el resto de Europa, y dejaron una huella que por desgracia casi se borra al finalizar el conflicto".
La diferencia con An Education, según la directora, estriba en la complejidad técnica de Su mejor historia. "A la vez es más divertida de rodar, porque hay muchos cambios de formatos y retos técnicos. An Education era sencilla porque tenía que ser sencilla. Aquí mostramos imágenes de documentales reales, fotogramas de documentales falsos, un película que se rueda dentro de una película... Realmente disfruté un montón. En realidad, manejé muchísima información sobre la época, algo que creo se siente a través de los numerosos personajes. Y creo que el público lo agradecerá. Sé que los espectadores no son tontos, que reconocen y disfrutan estos cambios de formatos visuales". Hay un actor, Jake Lacy, haciendo de mal actor ("Fue encantador, porque no es tan fácil como parece, y le ayudó mucho Bill Nighy en esa labor"), y para más locura, Su mejor historia muestra cómo se rodaban las películas en los míticos estudios ingleses Pinewood, donde efectivamente se ha filmado este filme: un equipo técnico real trabajaba alrededor de uno falso. "Llevo tantos años en esto que sabía dónde tenía que poner a cada uno y que dieran el pego. Lo reforzamos con técnicos reales haciendo de extras, a los que dejamos improvisar. Y funcionó".
"En la película hablamos de la responsabilidad que tienes cuando dominas los medios de comunicación. Eso lo liga con la actualidad"
Scherfig defiende que la comedia es algo "sensitivo", que no se enseña. "La tiene que sentir en la piel, no puedes reducirla a gestos fáciles. Por eso me preocupaba que encajaran bien esos momentos. A mí, en los momentos más tristes, me apetece hacer comedia". Puede que los actuales momentos no sean tristes, pero sí oscuros, en los que triunfa la posverdad y la mentira -si no son lo mismo-. Y Su mejor historia ahonda en la propaganda de hace 75 años. "Hay diferencias", responde la danesa entre risas. "Como le dicen a Catrin en la película, ellos mostraban una historia auténtica retocada con optimismo. Al menos, en la semilla había verdad". Y prosigue: "Necesitaban un empujón de ánimo, y aun así mantuvieron cierto realismo. Creo que entonces nació ese estilo realista y social que ha seguido hasta nuestros días con Ken Loach". Sobre verdades y posverdades, también tiene su opinión: "Cuando la película se estrenó en Sundance coincidió con el juramento del cargo de Donald Trump. En la película hablamos de la responsabilidad que tienes cuando dominas los medios de comunicación. Eso lo liga con la actualidad. Es curioso: te estás años preparando un filme y de repente en su estreno la actualidad coincide con la trama. Lo digo por Trump y por el ángulo feminista. Coincidencias". Otra: el auténtico edificio del Ministerio de Información británico, recién construido cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, inspiró a George Orwell 1984. "Es bueno que la gente recuerde que toda película, incluidas las superproducciones de Hollywood, tiene siempre un trasfondo político".
La directora danesa volverá a rodar en inglés: su siguiente proyecto se desarrolla en Estados Unidos. "Se titula Secrets from the Russian Tea Room, y se centra en la gente sin hogar en Nueva York. Y por fin vuelvo a dirigir un guion mío". Sí, está abierta a cambios.
Babelia
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