Manolo Valdés en cuatro obras y un mueble
El artista comenta algunas de las 150 obras que integran la antológica abierta en la Fundación Bancaja de Valencia
La Fundación Bancaja de Valencia ha inaugurado este jueves Valdés, una visión personal. Una exposición antológica de uno de los artistas españoles más internacionales que recorre su trayectoria desde principios de los ochenta, cuando hubo de reinventarse tras el final del Equipo Crónica como consecuencia de la muerte de Rafael Solbes, hasta ahora mismo. Algunas de las 150 obras que se muestran —pinturas, esculturas, obra gráfica y artes decorativas— salieron hace tres meses de su estudio.
Manolo Valdés ha elegido y comentado para EL PAÍS cuatro de ellas.
Ribera como pretexto —1988. Técnica sobre arpillera. Colección particular—. Es una de las obras de la etapa más antigua de la muestra, basada en el Martirio de San Bartolomé, de José Ribera. "Viendo este cuadro he constatado algo que ya sabía, que el tiempo también pinta. La pintura al óleo reacciona, cambia y está mejor que cuando lo hice. Han desaparecido los aceites y se ha generado una materia que es como una piel de elefante".
Valdés observa en la obra una conexión con sus últimos trabajos, una serie de esculturas reducidas al armazón aparentemente muy distintas. "Es la insistencia en el dibujo. A pesar de que el cuadro tiene esta materia tan brusca, con bultos y saltos, veo cómo me preocupaba, después de pintarlo, de meterlo dentro de un dibujo con una línea de punta de lápiz. En realidad hago lo mismo: las cosas cambian, pero el proyecto, las obsesiones, siguen siendo las mismas".
Alambres V —2016. Acceso laminado, varilla de hierro. Colección particular—. El artista valenciano se detiene ante el contorno metálico de una cabeza de mujer. "Le he quitado la materia y se ha quedado el puro dibujo". Lo mismo ha hecho con otro conjunto de esculturas de este mismo año, que el comisario de la exposición, Kosme de Barañano, llama "los Giacometti" de Valdés. "Son dibujos en el aire. Es dejarles los huesos", afirma Valdés. "El comisario dice que los artistas cuando envejecemos nos volvemos caprichosos y hacemos lo que nos da la gana. Le he comprado la reflexión porque es verdad", afirma Valdés, nacido en 1942.
Mujer con pamela roja, Jackie y Odalisca —2017.Técnica mixta sobre arpillera. Colección particular—. La exposición abierta hasta el 25 de marzo de 2018 en la segunda planta de la Fundación Bancaja (la entrada es gratuita) tiene a la entrada tres enormes cuadros, del mayor formato que Valdés ha pintado. "Aquí he cambiado de materiales. Antes usaba saco, y aquí he usado desperdicios, maderas, cosas que he encontrado, en la tradición del pop art, que usaba todos los materiales".
Cabeza Blanca —2017. Cabeza blanca. Alabastro.— La cabeza de mujer con un sombrero hecho de cubos metálicos resume las piezas a pequeña escala que Valdés crea como trampolín para las enormes figuras en las que se ha especializado en los últimos años. "Viéndolas estos días en la exposición me digo: 'Esta estaría bien a 20 metros'. Es una reflexión que a veces no sale en el estudio, sino cuando las ves fuera de contexto". "La sensación agridulce que te produce una antológica es que encuentras cosas que te gustan más y otras que te gustan menos o preferirías que no estuvieran. Pero las que no te complacen te generan el estímulo de volver sobre ellas".
Alfombra. De Barañano ha reunido en la exposición fondos de la Fundación Bancaja, de diversas colecciones particulares y del propio artista. La exposición incluye muebles que el artista crea como esculturas y también muebles en sentido estricto, entre ellos varias alfombras.
"¿Para qué hace uno las artes aplicadas?", se pregunta Valdés. "Para casa. Kosme ha querido rescatarlas y sacarlas. Es un divertimento que hago para mí y para mis amigos. Yo tengo mucha afición por las artes aplicadas y me gustaría hacer más, lo que pasa es que no tengo tiempo".
Babelia
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