La gimnasta olímpica que se convirtió en ‘best-seller’
Almudena Cid triunfa con los cuentos de Olympia, una niña que quiere ser gimnasta y con la que se identifican miles de niños
El día que Almudena Cid (Vitoria, 1980) dijo adiós a la gimnasia rítmica muchas niñas lloraron. La gimnasta, que ya tenía 28 años, que había participado en cuatro Juegos Olímpicos (Atlanta’96, Sydney’00, Atenas’04 y Pekín’08) y que había obtenido dos Diplomas Olímpicos se había convertido en el referente de muchas pequeñas que querían seguir su estela. Aquella imagen de ella besando el tapiz al final de su ejercicio de cinta en Pekín quedó grabada para siempre.
Empezaba una nueva etapa que no suele ser fácil para los deportistas de élite: cómo reciclarse. Fue entonces cuando, tras comenzar una carrera como actriz, llegó lo inesperado. En octubre de 2014 publicaba su primer libro de cuentos sobre el personaje de Olympia, una niña que quiere ser gimnasta basada en su propia biografía. Y fue un éxito. A día de hoy ya ha publicado doce libros sobre esta historia y, según Alfaguara Juvenil, se han vendido más de 100.000 ejemplares. Esta semana se pone a la venta el decimotercero, El mundo de Olympia. La fuerza de los cambios, ilustrado por María Emegé, y en el que narra cómo la gimnasta se prepara para los juegos de Atlanta y cómo hace frente a la transformación de la pubertad.
“Para nada imaginaba que tres años después iba a seguir con la colección. Cuando me retiré quería dejar un legado. De pequeña había visto unos dibujos animados que se llamaban Piruetas y que me hicieron mucho bien. Entonces pensé en algo orientado a los más jovencitos que pudiera ayudarles porque quería llegar de una forma real a los lectores con un contenido con el que se pudieran identificar”, cuenta a EL PAÍS. Le comentó esta idea a su marido, el presentador Christian Gálvez, quien le puso en contacto con la editora entonces de juvenil de Alfaguara, Anna Vázquez, que la animó a ponerla en marcha. “Y hasta hoy. Además, debo decir que me han respetado todo lo que he escrito. No escribiría nada con lo que no estuviera de acuerdo”, sostiene.
Quería llegar de una forma real a los lectores con un contenido con el que se pudieran identificar
La gimnasia rítmica, un deporte que en España, de forma pionera, también practican los chicos, es un auténtico fenómeno. “Sí, tenemos a muchísimas niñas y niños, los pabellones se llenan… Cuando llega la gente de fuera, alucina”, señala la exgimnasta. En buena parte tiene que ver, no ya sólo con aquel oro que consiguió el conjunto femenino en Atlanta, sino con la propia Cid, que también da charlas motivadoras para los niños y adolescentes. “Es un deporte muy sacrificado porque dejas de lado la vida de una niña de tu edad. No celebras los cumpleaños con los niños del colegio, tampoco te vas de excursión… Nosotros nos dedicamos a entrenar. Pero es porque la forma de entender nuestra vida en ese momento es mejorando nuestro deporte. Ahí te quedas excluido del mundo normal y te sientes como un bicho raro entre los niños de tu clase”, afirma.
En los libros de Olympia se cuentan todos estos procesos, “y hay momentos con los que los niños conectan, como el de la competición o las preocupaciones y miedos, las situaciones con los compañeros, nuestro vocabulario… A mí me han llegado a decir, ‘gracias porque me sentía muy sola’”, reconoce. Lo que más le fascina es que le hablen niñas que ni siquiera habían nacido cuando se retiró. “Lo más bonito de todo es que admiran no sólo el hecho de haber ganado sino haber permanecido en la élite tanto tiempo. Es maravilloso porque creo que estamos faltos de este concepto de la continuidad y del sacrificio constante”, añade quien estuvo 21 años en la cima mundial de la rítmica.
Lo más bonito de todo es que admiran no sólo el hecho de haber ganado sino haber permanecido en la élite tanto tiempo
En este sentido se encuentra con muchas preguntas que hacen referencia a lo poco mediáticos que son algunos deportistas frente a otros. “Cuando me dicen que los futbolistas están siempre en los medios y nosotras no les digo que yo no me fijaba en eso. Estaba tan metida en querer mejorar lo mío, en querer mejorar como persona dentro del deporte, en innovar y crear cosas nuevas, que lo demás me daba igual. Hombre, si te dan una mejor beca y un patrocinador te ayuda a aguantar tu día a día, pues bienvenido sea”, mantiene.
También les intenta orientar en torno al que quizá sea uno de los momentos más peliagudos para una persona que ha estado casi toda su vida dedicada al deporte: cómo decir adiós. “La retirada puede ser muy traumática. Yo la mía la llevaba preparando desde el año 2000. El problema es que hay muchos deportistas que alargan su retirada para poder cobrar la beca del año siguiente que les corresponde por sus resultados. Yo sabía que en el momento en el que me retirase públicamente, mi beca del Diploma Olímpico la iba a dejar de cobrar al año siguiente. Y lo puse en una balanza. Pensé que ya me buscaría la vida, pero que me merecía retirarme por todo lo alto. Así que hay varios motivos que hacen que la retirada para muchos sea traumática, pero creo que este es un problema que hay que abordar”, reclama. De momento, de donde no se piensa retirar es de su nuevo oficio como escritora. Todavía tiene planeados varios volúmenes que llegarán hasta los juegos de Pekín. Queda Olympia para rato.
Babelia
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