Leonard Cohen y el aberrante Kanye West
Un poema póstumo coloca al canadiense en medio de las guerras del rap
Ya sabrán de la polémica que enfrenta al difunto Leonard Cohen con el rapero Kanye West. El nuevo libro de Cohen, The Flame, que Salamandra editará en noviembre, contiene unos versos burlones titulados Kanye West is not Picasso. Con la mentalidad contemporánea, el poema ha sido interpretado como un diss, esa tradición del hip-hop que consiste en atacar a un colega, quizás con la esperanza de que aquello ascienda a beef, una bronca prolongada, tan del gusto del morboso público (reconozco que yo también disfruto esas peleas, siempre que no superen lo verbal).
Tal vez esa fuera la secreta intención del zascandil de Montreal, que seleccionó Kanye West no es Picasso para su inclusión en La llama. O puede que simplemente ironizara sobre la hiperbólica tendencia de críticos y fans a comparar figuras actuales con gigantes del pasado. Aunque Kanye West no necesita alabanzas ajenas: ya jugó con el símil en su disco de 2016, The Life of Pablo. Cierto que ese título también podía referirse a Pablo Escobar o Pablo Neruda pero, años antes, durante un concierto, había proclamado “Soy Picasso, soy Miguel Ángel, soy Basquiat, soy Walt Disney, soy Steve Jobs”... basta, basta: ya lo hemos pillado.
Clarividente Leonard: cuando escribió esos versos, a principios de 2015, nadie podía imaginar que alguien tan creativo como Kanye se convertiría en un hincha de Donald Trump. O que, revelando su ignorancia de la historia de las rebeliones, proclamara que los siglos de esclavitud solo fueron posibles por la aquiescencia de los afroamericanos. Resumiendo: semejante megalómano es un blanco fácil. Pero Cohen también arremete contra la simplona equiparación de Jay-Z con Bob Dylan.
Lo interesante ha sido la reacción de algunos belicosos seguidores de West, que han decidido que Cohen era un carca que lamentaba el imperio del rap. Lo cual supone desconocer las abundantes declaraciones del canadiense donde reconocía la relevancia del hip-hop, más allá del tópico de si es o no poesía; en alguna ocasión Cohen mencionaba específicamente a Jay-Z y Kanye West. Obviamente, tampoco entienden su particular sentido del humor.
La poesía, vamos a recordarlo, trafica en ambigüedades, que son anatema en el planeta Twitter. Dudo que los haters hayan advertido la elegancia del final, con ese verso que dice I don’t get around much anymore, a la vez un reconocimiento de los condicionantes de la edad —“ya no salgo mucho”— como un saludo a la gran música negra, personificada en la balada homónima de Duke Ellington y Bob Russell. ¿Y saben lo mejor? Con ese soniquete a base de reiteraciones, Kanye West is not Picasso podría reciclarse perfectamente en rap.
Babelia
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