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La nueva película de Scorsese vuelve a enfrentar a Netflix con las salas de cine

La plataforma lleva meses negociando con los exhibidores para encontrar la forma de estrenar 'El irlandés', con Robert de Niro, Al Pacino y Joe Pesci

Martin Scorsese, en el Festivl Internacional de Marrakech, en diciembre de 2018. En vídeo, el tráiler de 'El irlandés'.
Pablo Ximénez de Sandoval

Es quizá la mayor apuesta de Netflix para asaltar de nuevo los Oscar. No puede tener más pedigrí como gran producción. Y sin embargo nadie sabe si la va a poder ver en cines. La nueva película de Martin Scorsese, The Irishman, se enfrenta al mismo dilema que Roma, de Alfonso Cuarón, el año pasado: la oposición de las grandes cadenas de exhibición a aceptar que las películas se puedan ver a la vez en casa y en el cine. Las negociaciones llevan meses y el resultado está por ahora en el aire.

La película se va a ver en salas al menos dos veces. La primera, el próximo 27 de septiembre en el Festival de Nueva York. Dos semanas después, en la gala de clausura del Festival de Londres, el 13 de octubre, que supondrá su estreno internacional. Nadie que no esté en esas dos salas sabe aún si podrá disfrutar la película fuera de su cuenta de Netflix. En la plataforma está anunciada para “cuando esté disponible”, sin fecha. El material promocional ya está en todas partes.

The Irishman (El irlandés, según el título anunciado en español) está basado en la novela I Heard You Paint Houses, de Charles Brandt, y tiene todos los elementos que anuncian un acontecimiento para los aficionados al cine de Scorsese. Las estrellas del reparto son Robert De Niro, Joe Pesci y Al Pacino, que interpreta al mafioso Jimmy Hoffa. El guion es de otra leyenda, Steven Zaillian (La lista de Schindler, Gangs of New York, Moneyball, la serie The Night of…). Es una de las películas más esperadas del año y a estas alturas nadie sabe si la va a poder ver en cine.

El proyecto empezó hace una década en Paramount. El antiguo estudio abandonó por cuestiones de presupuesto y la producción, que se calcula en casi 160 millones de dólares (unos 144 millones de euros), fue recogida por Netflix. Con ese movimiento, Scorsese vino a situarse en el punto de mira de la pelea entre el gigante del streaming y los exhibidores de salas, igual que Alfonso Cuarón cuando cedió la distribución de Roma a la plataforma. Una película en español, en blanco y negro y sin estrellas fue vista por millones de personas, pero la distribución en salas, imprescindible para optar a premios, se hizo con muchas dificultades.

Esta no es una película de arte y ensayo. Es una gigantesca producción en la que el público va a ver juntos de nuevo al equipo de Uno de los nuestros y Casino, más Al Pacino. La película además ha generado mucha expectación por su uso de los efectos especiales para rejuvenecer y envejecer a los actores de la forma adecuada a una historia que dura alrededor de una década. El potencial comercial es mucho mayor que el de la película de Cuarón.

Según The New York Times, Netflix está en conversaciones con dos grandes cadenas de exhibición, AMC (11.000 pantallas en todo el mundo) y Cineplex, una cadena canadiense con 1.600 pantallas. Fuentes cercanas a Scorsese citadas por el diario neoyorquino afirman que el director está empeñado en que su película tenga un estreno amplio en salas. Los cines, según esta información, exigen una ventana exclusiva de exhibición en salas de tres meses antes de que esté disponible en Netflix.

Netflix se ha convertido en solo cinco años en un estudio de cine más de los majors de Hollywood, hasta el punto de hacerse con el sitio de Fox en el lobby de la industria. La mayoría de sus producciones se pueden estrenar en cualquier momento y se ponen a disposición de sus 150 millones de suscriptores instantáneamente, en sus televisiones o en sus móviles. Pero como estudio, Netflix también quiere competir con películas de peso, que ganen premios y formen un legado artístico. En esos casos, tiene que estrenar en cines. Y para eso, tiene que pasar por el aro de los cines, que no le tienen ninguna simpatía a Netflix, al que ven como una amenaza sin precedentes a su negocio.

El año pasado, ya concedió una semana exclusiva de exhibición en salas a algunos cines que pusieron La balada de Buster Scruggs, de los hermanos Coen, o el éxito de Sandra Bullock A ciegas, películas con las que aspiraba a algo más que visualizaciones. Para Roma, negoció una ventana de exhibición en salas de 21 días antes de ponerla en la plataforma. Ninguna gran cadena la puso en sus cines, pero sorprendentemente, la expectación por la película de Cuarón hizo que se pudiera ver en más salas independientes que cualquier otra película extranjera reciente. Según la información de The Times, Netflix no quiere ir más allá de esos 21 días con la película de Scorsese.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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