El canon va al mercado
El premio Planeta amplía con Javier Cercas y Manuel Vilas un palmarés de autores consagrados en el que figuran dos premios Nobel y varios Cervantes
Los 601.000 euros del premio Planeta son un imán que lo mismo atrae a autores de best sellers y a presentadores de televisión que a escritores con plaza en la historia de la literatura. El 15 de octubre de 1980, por ejemplo, quedó finalista uno de los narradores más exigentes de las letras españolas del siglo XX: Juan Benet. El ganador fue el uruguayo Antonio Larreta con Volavérunt, una intriga dieciochesca que tenía a Goya y a la duquesa de Alba entre sus personajes. Benet se presentó a cara descubierta, es decir, sin pseudónimo, con El aire de un crimen, relato también de intriga pero ambientado en Región, su personal territorio literario. Se embarcó en ella, confesó aquel día, para demostrar a sus amigos que era capaz de escribir una novela “comprensible”. Un reto parecido —en su caso, redactar una novela negra— fue lo que llevó a Manuel Vázquez Montalbán a crear al detective Pepe Carvalho, que en su cuarta aventura —Los mares del sur— se había llevado el Planeta de 1979.
Si como finalista Benet comparte palmarés con autores como Ignacio Aldecoa, Ramiro Pinilla, Francisco Umbral, Fernando Savater —que lo ganaría luego—, Zoé Valdés o Lourdes Ortiz, Vázquez Montalbán, como ganador, tuvo entre sus predecesores a Juan Marsé, Jorge Semprún, Ramón J. Sender o Ana María Matute. Entre sus sucesores estarían ilustres como Mario Vargas Llosa, Eduardo Mendoza, Gonzalo Torrente Ballester —cuando ya era premio Cervantes— y Camilo José Cela, cuando ya era Nobel.
Nacido en 1952 —tres años después del sello que le da nombre, que hace siete décadas lanzó su primer título: Mientras la ciudad duerme, de Frank Yerby—, el Planeta es hoy una mastodóntica operación de mercadotecnia a la que cada año concurren sorprendentemente más de 500 originales y cuyo primer acto se desarrolla la noche misma del fallo: los libros ya no se venden como antes y la rentabilidad publicitaria se cuenta por minutos de radio y de televisión y por columnas de prensa.
A la mañana siguiente comienza un año de gloria editorial para autores que a veces terminan volviendo a los catálogos de los que salieron (es el caso de Soledad Puértolas y Anagrama; y en parte, el de Álvaro Pombo) o viendo cómo el Premio Nacional de Narrativa consagra definitivamente sus apuestas planetarias: Antonio Muñoz Molina, que ya lo había ganado por El invierno en Lisboa, lo ganó de nuevo en 1988 con El jinete polaco y Juan José Millás en 2008 con El mundo.
Javier Cercas ya tiene el Nacional de 2010 por Anatomía de un instante y Manuel Vilas podría llevárselo en las próximas semanas por Ordesa. Autores canonizados muy lejos de la novela pura, en los límites de la no ficción, ellos ponen el pedigrí literario. De la sociología se ocupa el Planeta, que este año tiene también algo de relato real: Alberto Blecua, miembro del jurado, era uno de los personajes de El vientre de la ballena, la novela de campus que publicó Cercas cuando aún no era Cercas. La siguiente fue Soldados de Salamina.
Babelia
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