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Soledad Sevilla, Premio Velázquez de Artes Plásticas 2020

“Me siento como si hubiera ganado el Nobel”, dice la artista a la que el jurado considera una “pionera en la experimentación con los lenguajes”

Soledad Sevilla, en Barcelona.
Soledad Sevilla, en Barcelona.JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

Considerada como una artista pionera en el arte de la instalación, Soledad Sevilla (Valencia, 1944) se define sobre todo como pintora en diálogo permanente con la arquitectura, una buscadora de poesía dentro de la dureza de las líneas geométricas. Esa manera suya de “transitar entre el plano y el espacio y su forma innovadora de entender la luz, los materiales y la geometría”, le han hecho merecedora del Premio Velázquez de Artes Plásticas dotado con 100.000 euros, un galardón que se suma al Nacional de Artes Plásticas (1993) y la Medalla de Oro de Bellas Artes (2007). “Me siento como si me hubieran dado el Nobel y que ya no me quedara nada por ganar. No me lo esperaba y estoy muy contenta, aunque no creo que esto me cambie en nada. Para mí lo más importante es poder seguir trabajando encerrada en mi estudio”.

Soledad Sevilla recibió la noticia del premio hacia el mediodía de este lunes en su domicilio madrileño, cuando se preparaba para viajar a Barcelona, una ida y vuelta de un par de jornadas para resolver asuntos médicos. En cuanto regrese, proseguirá con la exposición Los días de Pessoa que prepara para el Museo Patio Herreriano de Valladolid con pinturas inspiradas en textos del escritor portugués y rematará otras dos muestras en Sevilla y Granada.

La pandemia no ha afectado a su trabajo. “Yo nunca paro, ni siquiera lo hacía antes durante las vacaciones de agosto. Todos estos meses de encierro o semiencierro he estado dedicada a mi obra. Si tengo un proyecto por delante, en mi cabeza no hay otra cosa. Tanto si son encargos, las menos veces, como si son ideas con las que se me ocurre experimentar”.

La instalación 'Escrito en los cuerpos celestes' de Soledad Sevilla.
La instalación 'Escrito en los cuerpos celestes' de Soledad Sevilla.MUSEO REINA SOFÍA

Asume que la crisis por la epidemia ha repercutido en el mundo del arte. “Como en todo. No íbamos a ser la excepción. De todas maneras, con mi tipo de trabajo, no soy de las que más ha vendido. Soy consciente de que lo que yo hago no suele servir como ornamento”. Y aunque asume que Hacienda se quedará casi con la mitad de los 100.000 euros del premio, se siente feliz porque con lo que quede podrá darse algunos caprichos. “La situación por la que atraviesa la Cultura es mala y lo tengo muy presente. Puede que desde los poderes públicos se debiera hacer algo más, pero tal como lo están pasando de mal otros sectores, casi me da apuro reclamar dinero para nosotros”.

Pionera en el arte de la instalación en España y la recreación de mundos intangibles poblados de líneas geométricas, responde que no puede señalar cuál es el origen de ese universo tan personal: “De alguna manera, ya estaba en mí cuando con 16 años entre en la Escuela de Bellas Artes de Valencia. Luego creció y creció. Es un camino solitario al margen de tendencias o de gustos del mercado, pero es mi camino y no tengo ni busco otro”.

Sus primeras exposiciones se celebraron en pequeñas galerías de Valencia, “muestras colectivas en las que no sabían dónde colocar mis piezas”, bromea. Pero su reconocimiento le llegó con la galerista Soledad Lorenzo, en Madrid, en 1998. “Con ella trabajé hasta que cerró. Fueron más de 25 años de colaboración y tengo que reconocer que pocos como Soledad Lorenzo saben cuidar a los artistas. Te hacía caso a todas las propuestas, te trataba con delicadeza y te mimaba aunque luego no vendieras nada. Ahora trabajo con Marlborough y estoy contenta, pero nunca olvidaré el cariño con el que me trató Soledad Lorenzo”.

Separada y madre de dos hijos, Soledad Sevilla opina que el machismo persiste en el mundo del arte al igual que en el resto de la sociedad. “Tengo 76 años y vengo de una generación en la que lo que decían los hombres era lo importante. Yo, en casa, tenía que preparar la merienda a mi hermano. Y luego me recuerdo pintando con un hijo sobre cada rodilla, como si fuera lo más natural. Cuando exponía al principio parecía que lo importante era la obra de los varones artistas. No me callaba y he tenido fuertes discusiones tanto con mi marido, arquitecto, como con otros artistas. Todo ello está cambiando y en estos momentos creo que nadie se atrevería a hablar de superioridad en función del género. Otra cosa es que no lo piensen, pero no lo verbalizarán”.

El premio, concedido por el Ministerio de Cultura desde 2002 ha sido ganado por Antonio López (2006), Luis Gordillo (2007), Doris Salcedo (2010) o Jaume Plensa (2013). En 2019 lo obtuvo la chilena Cecilia Vicuña.

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