El salto a la división de honor del cine de Burnin’ Percebes
El dúo de creadores ‘underground’ no abandona su apuesta vanguardista aunque cuenta con actores profesionales en ‘La reina de los lagartos’, su visión del amor de un día y de la ciencia ficción
Los barceloneses Fernando Martínez y Juan González, de 29 años, se conocieron en el colegio en Barcelona, en tercero de la ESO. “Nos gustaría que fuera una historia mejor, pero es la que hay”, bromean vía Zoom. “En clase siempre estábamos dibujando, y un día le pinté a Juan un percebe ardiendo en el brazo. Otro día dibujé un predictor en llamas y al lado puse: ‘Burnin’ Predictor ha dicho que va a ser un percebe”. Ellos sentían que no encajaban muy bien en el colegio, y que compartían intereses comunes, como el humor, más allá de la pasión de Juan por el cine. Aunque luego uno se graduara en Bellas Artes en la UB, y el otro en la ESCAC, siguieron siendo Burnin’ Percebes, creadores audiovisuales desde 2008. Y ahora, tras una carrera en la comedia más gamberra, en un cine radical con Searching for Meritxell (2014) o IKEA 2 (2016) realizadas tras la serie de animación Ventura Time, han estrenado en cines La reina de los lagartos, que se ha podido ver en el festival de Sevilla, en el D’A y ganó el VII Premio Rizoma de Cine, y que les eleva a otra categoría, aunque ellos no quieran olvidar su espíritu. “La película la pensamos sin plantearnos el presupuesto. Y que se estrene en salas nos descoloca”, confiesa González. “Las dos primeras películas creímos que llegarían más lejos... y no pasó. Es cierto que hemos pulido nuestro tono, alejándonos de la comedia gamberra hacia algo que a Nando y a mí nos gusta más. Llámalo ternura... incluso podría parecer un tono más comercial”. Martínez apostilla: “Que sea más grande para nosotros nace de lo personal, hemos madurado, y no del crecimiento económico, que es algo anecdótico”.
La historia suena a Dirty Dancing de barrio cruzada con los trabajos de Chema García Ibarra o Ion de Sosa. Berta, madre soltera con una hija, vive un amor de verano con Javi, un tipo peculiar. Como todo ligue estacional, la relación se va a acabar... pero la nave nodriza no recoge a Javi, y este se queda en la vida de Berta, que además descubre que se ha quedado embarazada. Para Berta, Burnin’ Percebes contaron con Bruna Cusí (Goya por Verano 1993). Para Javi, el extraterrestre, quién mejor que Javier Botet, que gracias a su altura (dos metros) y su delgadez (56 kilos, provocados por el síndrome de Marfan), se ha convertido en estrella del cine español y hollywoodiense a la hora de interpretar monstruos (desde [REC] y Expediente Warren a It o El renacido). A Botet el público le ha visto el rostro en Malasaña 32 o Ventajas de viajar en tren. “Ya habíamos trabajado con Bruna, y le dijimos que queríamos hacer una película con ella, aunque no tuviéramos dinero. Aceptó el reto, recuperamos una vieja idea, y automáticamente pensamos en Javier, acostumbrado a dar vida a fantasmas y bichos. Porque queríamos no a Javier encarnando a un monstruo, sino a un monstruo que se caracteriza como Javier”.
De paso apareció la cuestión estética, el más de medio metro de estatura que separan a Cusí de Botet. “Como queríamos rodar en 4/3 en Super 8, nos parecían brutales esos encuadres”, algo que ya pensaron desde el storyboard, muy cuidadoso, ya que filmaron a toma única en 10 días. “Hay muchos abrazos de Javier hacia abajo”, describen, antes de confesar que usaron de referencia al camaleón protagonista de Rango, con un cuello torcido que a su vez homenajeaba a Hunter S. Thompson. “Javier entendió desde el primer segundo que tenía que moverse como un alienígena”. Como Extraterrestre, de Nacho Vigalondo, una ciencia ficción de refilón, de “estar por casa”, cuentan, volviendo a García Ibarra o De Sosa, “clarísimos referentes, creadores de un cine que nunca antes se había filmado en España”. Al final, remata González, “explicar una historia de amor entre dos que no se volverán a ver era complejo; y por eso usamos un realismo mágico para encarar ese último día tras el cual nunca más se encontrarán”.
Los Burnin’ Percebes se alejan del posthumor, tendencia en la que siguieron a referentes como los Chanantes, Carlo Padial, Vengamonjas o Miguel Noguera. “Nunca estuvimos en la corriente principal, sino que orbitábamos alrededor de estos grandes. Así que tampoco nos consideramos de esa estirpe, aunque si una etiqueta ayuda a distribuir tu trabajo, mejor”, explica Martínez. Su compañero asegura: “En todo caso, el humor siempre nos acompañará. No sabemos explicar las cosas sin risas”. Y eso se verá en su nuevo proyecto, Golem, el primero que avanza por la senda tradicional en la industria: “Arranca con dos colegas que se suben a una azotea, uno se cae y al impactar con el suelo revienta en trozos de porcelana [de ahí el título]. El superviviente investiga qué ha pasado y por qué nadie le da importancia. Es muy cine negro, al estilo Quemar después de leer, con esas situaciones absurdas. Y estamos muy contentos con que Javier Calvo la protagonice. Y ahí estamos”.
Babelia
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