Crítica del premio Nadal: un placentero retablo de existencias

Con su primera novela, El mapa de los afectos, Ana Merino (Madrid, 1971) acaba de obtener el Premio Nadal 2020. No estamos, sin embargo, ante una autora novel, sino ante una escritora con una amplia trayectoria en el ámbito de la poesía, que también ha incurrido en el teatro y el cuento, así como en el mundo del cómic. Y en gran medida, el cultivo de estos otros géneros literarios se percibe en el diseño y los rasgos de esta novela.

El mapa de los afectos es una obra coral, que ofrece un amplio retablo de personajes cuyas vidas transcurren en una pequeña población del Medio Oeste norteamericano, en el Estado de Iowa, a lo largo de un par de décadas, aproximadamente. La narración arranca con dos historias cuyo desenlace se apunta al final de la novela: los amores furtivos de una joven maestra que luego abandonará a su marido en plena luna de miel, y el secuestro y asesinato de una joven madre, crimen cuya autoría real queda impune. Ahora bien, El mapa de los afectos no se apoya tanto en una intriga dominante sino en el vivir cotidiano o la intrahistoria, surcado de minúsculos aconteceres y vivencias, y sobre todo en ese mundo interior de las emociones y sentimientos de todo tipo, que propicia quizá las secuencias más valiosas del libro, al narrar sueños y temores y obsesiones, o al abordar el tema de la muerte, muy recurrente.

Son los retratos de una plural gavilla de personajes enlazados entre sí por las relaciones familiares o laborales o vecinales, y sus anhelos y preocupaciones y demás, lo que va tirando del lector. La señora Dolan —madre de la desaparecida Lilian y abuela de James y Adam, que a su vez fue alumno de Valeria— regenta un restaurante donde trabaja Marcela Sánchez y a donde acude Maggie, la madre del joven mecánico que trae noticias de la detención de Greg, un adicto al sexo que frecuenta un local de alterne donde trabaja Emily… Y así, van abriéndose sucesivas estampas que, al par que introducen nuevas vidas, completan las que ya conocemos. Unas tienen un acusado perfil local, como la devota señora Claire o la granjera Rita. Otras son más universales, como la periodista Diana, que en compañía del fotógrafo Eloy realiza crónicas y reportajes sobre el cambio climático, que también aflora en estas páginas a raíz de un tornado. Hay asimismo cabida para alguna esporádica incursión en España y sus gentes.

Este retablo de vidas perfila un dibujo representativo del mundo actual, con sus perturbaciones y maldades —el acoso laboral o una violación—, que no se narran desde la asepsia, sino acompañadas de una explícita denuncia, especialmente atropellos o injusticias contra las criaturas más vulnerables: niños, ancianos desvalidos o mujeres solas. Aun así, Ana Merino, cuando puede, no descuida hablar del bien o la bondad y la esperanza.

Bien escrita, muy ágil en el ritmo y el desarrollo de los episodios, El mapa de los afectos nos proporciona unas horas de lectura tan gratas como amenas.

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Autora: Ana Merino.

Editorial: Destino, 2020.

Formato: tapa dura (224 páginas) y ebook.

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