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La última generación emigrante del cine español

Una nueva hornada de profesionales desarrolla en Londres y Los Ángeles su carrera, gracias a oportunidades que no encuentran en la industria nacional. Los últimos ejemplos: el director Chino Moya y el animador James Castillo

Chino Moya, con cascos ante el monitor, en el rodaje en Belgrado de 'Undergods'. En el vídeo, tráiler de la película.
Gregorio Belinchón

La emigración en el cine no nació con la crisis actual. Pero nunca ha habido tantos cineastas españoles haciendo carrera en otro idioma como en la actualidad. Los últimos en tocar la gloria han sido Chino Moya, director de Undergods, que en el Reino Unido se ha estrenado en salas y en EE UU en plataformas digitales, y James Castillo, responsable del mediometraje de realidad virtual Madrid Noir, lanzado en el festival Tribeca de Nueva York. Mientras, un veterano de ese viaje, F. Javier Gutiérrez, anuncia que rodará una versión de Angustia, película de terror en inglés que Bigas Luna estrenó en 1987. Ellos son solo algunos de esos nuevos nombres que se suman a generaciones precedentes de cineastas que decidieron viajar a otras tierras al no encontrar su hueco en España, desde los gloriosos Edgar Neville o Luis Buñuel a casos actuales, como el del director de acción Jaume Collet-Serra.

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En Londres, donde en la colonia española destaca Guillem Morales (Los ojos de Julia, La casa de las miniaturas), residen los dos últimos cineastas que han hecho ruido en el extranjero. Chino Moya, madrileño de 45 años, ha estrenado Undergods (2020). En España no se puede ver, pero en el Reino Unido lleva un mes en salas y en EE UU ha logrado eco, tras salir en cines, gracias a su estreno en Amazon Prime, Apple TV y otras plataformas, y repercusión en medios como The Guardian o The New York Times. Su thriller, una distopía en un mundo destruido con arquitectura soviética, “es ambicioso para una primera película, con mucha posproducción”, confiesa por videoconferencia desde su casa en Londres, ciudad en la que lleva 15 años. Undergods se ha levantado con dinero de toda Europa con un reparto repleto de caras conocidas de aficionados al cine de autor, y se ha rodado en Belgrado. “La productora y yo queríamos que se viera una Europa genérica, con multitud de acentos, y la coproducción nos reafirmó en ese camino”, cuenta.

Con una atmósfera basada en los ambientes de los comics de Enki Bilal y con ese viaje “que se da por ejemplo en Israel y Palestina, en que cruzas una puerta y pasas del primer mundo al tercero”, Undergods habla de un siglo XXI oscurecido por las peores sombras que aún proyecta el XX. “La humanidad está en un estado muy miserable. Es muy superficial, individualista y poco comunitaria, justo lo que encontramos en mis personajes, y dentro de una sociedad deslocalizada en la que hoy todo es igual estés donde estés”, asegura el director.

“En España no funciona la meritocracia como sí en el mundo anglosajón” Chino Moya

Moya se ha curtido rodando publicidad y vídeos musicales. “Me ayudó a entender lo que me gustaba como director, a jugar con mundos distópicos”. Y también se ha endurecido con los rechazos de proyectos en España, tanto en productoras como en las ayudas oficiales. “De hecho, Undergods, que se ha levantado en tres años, lo hice un poco como respuesta a tanto repudio, quería rodar un largo como fuera”, recuerda. “Decidí no ir por el camino español. Recibí una subvención británica, y poco a poco ganamos diversas ayudas en Bélgica, Estonia, Suecia y Serbia”. Y se lamenta: “Mi película no se puede ver en España, me duele. Y siento que en mi país no funciona la meritocracia como sí en el mundo anglosajón. En España tienes que formar parte de una comunidad para que te financien los proyectos”.

James Castillo, a la derecha, trabajando en Londres en 'Madrid Noir'.
James Castillo, a la derecha, trabajando en Londres en 'Madrid Noir'.

El madrileño de 31 años James Castillo, también afincado en Londres, presenta estos días en España su película Madrid Noir, mediometraje de animación realizado para la todopoderosa productora Oculus, empresa líder en la realidad virtual, que se ha estrenado en el festival de Tribeca en Nueva York, y en Annency, la cumbre de la animación, antes de ir, en dos semanas, al mercado de Cannes. “Llevo un mes dando vueltas por todo el mundo, y me vuelvo ahora a Londres, porque el filme sale a la venta el próximo jueves 1 en Oculus y quiero estar con el equipo”, asegura Castillo, que estudió en Singapur y ha trabajado en Miami.

El director quería hacer un thriller “con gente fumando, pistolas y asesinatos”, y Oculus le dio absoluta libertad. “Empecé en 2016 con la historia, hice un corto que servía de presentación, y por él me contactaron los productores, la empresa Atlas V”, recuerda. “Entristece que en España no se hagan productos así, y no porque no tengamos artistas, que talento hay. Yo en 2015 ya trabajé en Melita, un corto español en realidad virtual, y sé que aquí no podría construir una producción de tan largo recorrido”. Y eso que Madrid Noir se desarrolla en el Madrid de preguerra, en el que una niña de nueve años investiga a qué se dedica su tío, con el que pasa una temporada. Ya mayor, en la misma ciudad en los años cincuenta, ella sirve como cicerone al espectador, que la acompaña en la reconstrucción de unos recuerdos difusos. “Quería que sonara genuino, que se vea una España hecha por un español”, reflexiona Castillo. Y se lamenta: Da mucha pena que aún no entendamos lo que significaría económica y artísticamente una potente industria nacional de animación”.

F. Javier Gutiérrez, con el actor Vincent D'Onofrio en el rodaje de 'Rings'.
F. Javier Gutiérrez, con el actor Vincent D'Onofrio en el rodaje de 'Rings'.

El cordobés F. Javier Gutiérrez, de 47 años, pertenece a la comunidad de emigrantes cinematográficos en Los Ángeles con veteranía en la ciudad. Algunos ya han vuelto y trabajan con un pie en cada industria, como la actriz Paz Vega, el compositor Lucas Vidal o los directores Juan Carlos Fresnadillo o Julio Medem, a la estela de, obviamente, Antonio Banderas. El mismo Gutiérrez volverá con Angustia, cuyo rodaje se ha anunciado esta semana. “Es una película apasionante”, apunta. “El simbolismo, sus imágenes, así como su violencia y profunda carga psicológica, me marcaron en mi juventud. Al mismo tiempo, la obra de Bigas transpira amor y fascinación por el cine”. Aunque el proyecto acaba de arrancar, asegura que “Angustia mantendrá la esencia de la película de Bigas, sus luces y sombras, su fuerza, su locura, su espíritu transgresor... algo que un estudio convencional de Hollywood no podría asumir”.

Un siglo de idas y venidas

Este viaje no es nuevo. Desde Edgar Neville, Luis Buñuel o la actriz Conchita Montenegro, en el Hollywood clásico de antes de la Segunda Guerra Mundial siempre ha habido españoles. Sobre todo animadores, ya que no había trabajo para ellos en España: así abrieron la ruta nombres hoy consagrados como los de Raúl García o Sergio Pablos. En los últimos lustros allí se han juntado cineastas como el director y guionista Luiso Berdejo (La otra hija, Violet); el director Jaume Collet-Serra (Infierno azul, El pasajero); la productora Beatriz Sequeira (The Amazing Spider-man, Déjame salir, Nosotros); la actriz Marta Milans (¡Shazam!); el veterano director de fotografía Javier Aguirresarobe (La carretera, Thor: Ragnarok); su hijo Jon, también responsable de fotografía (A Dark Foe); la actriz, guionista y directora Ana Asensio (Most Beautiful Island); y otros directores como Gonzalo López-Gallego (Apollo 18, Open Grave) o Víctor García (An Affair To Die For). Otros, como Paco Cabezas o los hermanos Pastor, compaginan carreras anglosajonas y españolas. Jon Aguirresarobe forma parte, además, de la empresa La Panda, fundada en Los Ángeles en 2012 para la producción de todo tipo de contenidos audiovisuales.

Sobre su carrera en Hollywood, Gutiérrez apunta: “Aunque siga aquí, en Los Ángeles, nunca me acabé de ir, parte de mí siempre estuvo y estará en España”. Tras el éxito de su filme de ciencia-ficción Tres días (2008), el cordobés se mudó a Los Ángeles. Allí arrancó diversos proyectos y dirigió Rings (2017). “Veo necesario alternar, escaparme a España cada cierto tiempo”, cuenta. “La experiencia americana es dura, compleja también, y a veces muy frustrante. Pero en conjunto es enriquecedora. No es ni un camino fácil ni para todos”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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