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Viggo Mortensen vuelve al oasis de su poesía

El actor polifacético estrena nuevos poemas en un recital este jueves en el Centro Niemeyer de Avilés, donde leerá algunas creaciones propias

Viggo Mortensen, en el estreno de su película 'Falling' en Copenhage, en 2020.
Viggo Mortensen, en el estreno de su película 'Falling' en Copenhage, en 2020.RITZAU SCANPIX (Reuters)

Ha hecho casi de todo: ha actuado en unas 50 películas, ha dirigido una —de la que también ha compuesto la banda sonora—, y es gran aficionado a la fotografía y la pintura. Con este historial, no sorprende que ahora Viggo Mortensen (Nueva York, 63 años), en su versión como poeta, estrene nuevos versos de cara al público. Este jueves 13 de enero estará leyendo poemas de creación propia en un acto del Ciclo Palabra, en el Centro Niemeyer, en Asturias, a las ocho de la tarde. Aunque ya ha agotado las entradas para asistir a su recital, Mortensen se sorprende de la atención que recibe. “Espero que venga gente mañana”, dice al teléfono con humildad, como si fuera ajeno al revuelo que le espera.

La organización ya había invitado al artista dos años atrás, pero ha tenido que esperar a 2022 por la pandemia del coronavirus. Aunque no pasó el confinamiento en vano. Mortensen siguió escribiendo: poesía, cuentos, y cociendo a fuego lento el guion de su próxima película, un wéstern de amor y de venganza del que todavía puede desvelar poco. “Escribí un montón y vi un montón de películas. La cosa que más me gusta es leer y que me transporte lo que leo, sobre todo poesía. Pero también me gusta crear y contar cuentos de cine, ya sea como director o como actor”, cuenta Mortensen.

Para él, la poesía y el cine son dos disciplinas que van casi de la mano. Explica que, desde su punto de vista, ambas requieren de dos condiciones “para hacerlas bien”, que son la precisión y el abandono: “Hay que ser libre para expresarse al hacer una película o contar un cuento. Se necesita bastante precisión para esquivar la cursilería, intentar contar lo que uno quiere decir de una forma disciplinada, con los pensamientos ordenados. Pero también abandono, dejar cierta libertad y experimentar para hacer algo que no esperabas hacer. Es importante no sentirse amarrado, expresarse de una forma libre”.

Viggo Mortensen protagonizó 'Alatriste' en 2006.
Viggo Mortensen protagonizó 'Alatriste' en 2006.Foto: Cordon

Aunque su carrera más destacada es en la actuación, donde llegó a ser uno de los actores más famosos del planeta con su papel de Aragorn en la trilogía de El señor de los anillos (2001-2003), Mortensen también se encuentra cómodo en el campo de la escritura. Neoyorquino de cuna, se crio en Argentina hasta los 11 años, donde desarrolló un perfecto español que empezó a plasmar en las páginas desde pequeño: con siete años ya elaboraba sus primeros cuentos, y reconoce que lleva mucho más tiempo escribiendo que actuando delante de las cámaras.

“Destilar lo que siento”

En el año 2018 ya publicó sus primeros versos en Lo que no se puede escribir (2018, Perceval Press). Al hacer poesía no tiene una línea temática clara ni una forma predefinida. Se alimenta de las cosas que le pasan en su día a día y de otras obras, que le generan más ganas de seguir creando: “Yo veo una película buena y tengo ganas de hacer una película. Leo un poema bueno de otra persona y tengo ganas de escribir. No de escribir un poema como ese o hacer una película como esa, pero de hacer algo, el acto de escribir, de usar mi imaginación y de tratar de crear algo. A veces me puede inspirar algo que veo en la calle, o algo que me pasa personalmente. Muchas veces digo ‘hoy quiero destilar lo que siento’, y no pienso en otras referencias”.

Tampoco piensa en otros poetas cuando compone, pero admite que haberse criado entre distintos sitios le ayuda a tener un abanico más completo de referentes, desde Walt Whitman y los autores de la Generación Beat, a Alejandra Pizarnik, Julio Cortázar, Fabián Casas u Oliverio Girondo. En su interpretación de la adaptación al cine de Alatriste (2006), se empapó todo lo que pudo del Siglo de Oro español, que también le ha enriquecido.

Aficionado a tantos campos artísticos, dice no haber padecido nunca el síndrome del impostor, por el que una persona puede sentirse poco válida e incapaz de reconocer sus propios logros, en especial cuando explora otros campos: “Uno siempre tiene dudas. También hay ideas que te van bien y otro día llegas a casa y piensas ‘soy inútil’. O no te llega ningún trabajo y piensas que estás acabado. Pero soy terco. Me gusta hacer otras cosas e intentar que funcionen, y eso es lo que más me divierte, ya sea dibujar, fotografiar o incluso editar los textos de otros”. En estos días, con lo que espera divertirse es con su recital en Avilés, pero también con la Supercopa de España, que, madridista de corazón, confía en que también salga bien.

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