‘Ámsterdam’: ¿cine norteamericano de autor? Que les aproveche
El guion, la realización, las melifluas interpretaciones... Todo en la nueva película de David O. Russell es un disparate
Retorno con placer y agradecimiento en Filmin al extraordinario documental Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine norteamericano. Este señor repasa con originalidad, conocimiento, amor y profundidad la historia de un cine que con frecuencia tocó el cielo. Desde sus mudos inicios hasta el comienzo de la década de los setenta. Ahí se detiene, ya que fue la época en la que empezó a rodar películas. Una decisión elegante y púdica. No debía hablar de la obra de sus contemporáneos. Todos se dedicaban a lo mismo. Y la suya también fue una generación de directores tan poderosos como originales. Pero que lo cuenten otros cuando repasen ese cine rebosante de personalidad, complejo y heterodoxo que parió Hollywood en las décadas de los setenta y los ochenta. Incluso en los noventa.
Scorsese no solo habla de las insustituibles vacas sagradas, de los clásicos, sino también de directores muy atractivos que sortearon las leyes no escritas de los grandes estudios, trabajando incluso con los muy limitados recursos de la serie B, y lograron un cine personal, magnético, expresivo, inquietante, irrepetible. Scorsese etiqueta a los francotiradores que lograron imprimir su estilo y su mundo, a pesar de las limitaciones que pretendían imponerles, como directores contrabandistas y directores iconoclastas. Colaban sus obsesiones en tiempos duros, hacían películas dotadas de arte perdurable y el público respondía a su oferta.
Pienso en lo que cuenta Scorsese observando el actual y desolador vacío en una cinematografía que fue inigualable durante tanto tiempo. Solo he percibido una obra maestra en ella en los últimos años y es Mank, película con el aroma y la atmósfera de otros tiempos. Hollywood está volcado exclusivamente en el cine de superhéroes, todo lo que huela a Marvel, animación rutinaria, esas cositas tan abusivas como ruidosas. Con concesiones, creyendo que eso aporta cierto prestigio, al cine que exhibe el festival de Sundance, cine independiente, aunque yo no tenga claro qué demonios quiere decir eso o para qué sirve. Y también mantienen, en su boba convicción de que con ello mantienen la cuota creativa, a directores tan cargantes y pretenciosos como ese especialista en la nada llamado Wes Anderson y al monarca de los listillos rompedores, el temible David O. Russell. Bueno, la mayoría de la crítica les adoran. Y nunca les falta seudoartístico trabajo. Me resultan insoportables.
Aseguran que su estudio de Hollywood está volcado en la promoción de Ámsterdam para que triunfe en los Oscar. ¿En qué se basarán? Yo no doy crédito a lo que veo y escucho en el agotador metraje de la última tontería que se le ha ocurrido a Russell. El guion juega con variados géneros, pero fracasa en todos ellos. Mezcla el cine de intriga, la comedia negra, el drama, la sátira política, el tono ton falsamente naif y la prescindible sofisticación. No se sabe si la cosa va en serio o es de broma. Pero da igual, el resultado es absolutamente prescindible, irritante, caótico, sin una pizca de gracia aunque lo pretenda en cada plano. Se supone que habla de un triángulo sentimental entre dos tullidos supervivientes de la Primera Guerra Mundial y una enfermera locuela y pretendidamente fascinante a la que conocieron en Ámsterdam. De su reencuentro y su lucha contra grupos empresariales que quieren derribar al Gobierno. Todo es un disparate. El guion, la realización, las melifluas interpretaciones. Pobre cine norteamericano si el cine de autor está representado por películas como esta.
ÁMSTERDAM
Dirección: David O. Russell.
Intérpretes: Margot Robbie, John David Washington, Christian Bale, Robert De Niro, Alessandro Nivola, Matthias Schoenaerts, Zoe Saldana, Rami Malek, Anya Taylor-Joy, Chris Rock, Michael Shannon, Andrea Riseborough.
Género: thriller. EE UU, 2022.
Duración: 134 minutos.
Estreno: 28 de octubre.
Babelia
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