Los Globos de Oro se dan un baño de redención ante (casi) todo Hollywood
‘Los Fabelman’ y ‘Almas en pena de Inisherin’ triunfan en una gala medida para satisfacer a todos los integrantes de la industria y que por ello sonó a operación meticulosamente calculada
Cuando en Casablanca el capitán Renault se exaltó con cinismo porque se apostara en el café de Rick, mientras le daban en mano sus ganancias, creó sin saberlo la mejor definición de Hollywood. Cuando empezaron los ataques a la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, la industria devino en el perfecto Renault. ¡Qué escándalo!
Dos años después, ha llegado la redención de los Globos de Oro, en uno de esos viajes emotivos que tanto le gusta a la industria del cine. Y eso que este tránsito, que la presidenta de un club que tiene 96 miembros y que busca nuevos integrantes de diversas minorías calificó de “año de disrupción”, ha sido promovido por Eldridge Industries, la empresa propietaria también de The Hollywood Reporter que ha comprado los premios, y que está reconvirtiendo la gala de una organización sin ánimo de lucro en una empresa comercial. Así ya no habrá dudas: todo se puede comprar y vender. Aunque hay que reconocer que la asociación (HFPA, por sus siglas en inglés) ha acertado en casi todos sus galardones tras unas nominaciones vergonzosas (otra marca de la casa). Que Los Fabelman y Almas en pena de Inisherin ganaran los premios principales da una pátina de calidad a un palmarés en cine que se permitió alguna horrenda decisión, como la de mejor actor de drama para Austin Butler por Elvis. Por cierto, en su transformación en el cantante de Memphis, Butler se ha apropiado de su timbre de voz, y en la rueda de prensa galardón en mano ni se sonrojó al reconocerlo.
En esa doble vía drama / comedia y musical en la que se mueven los Globos de Oro, los casi 200 votantes (a los 96 integrantes de la HFPA se han sumado 103 votantes internacionales “para incrementar su diversidad”, aseguran) han jugado bien las bazas. Si Los Fabelman, el fresco que Steven Spielberg ha pintado de su adolescencia, se llevó mejor película de drama, su creador recibió además el premio a la mejor dirección. Si Almas en pena de Inisherin, otra curiosa indagación en la amistad esculpida por el talentoso Martin McDonagh, ganó en comedia y musical, el mismo McDonagh obtuvo el galardón a mejor guion, y uno de sus intérpretes, Colin Farrell —otro ejemplo de redención y superación de errores vitales que ha ido, en cambio, poco a poco confirmando su calidad en un currículo demoledor—, el de mejor actor de comedia y musical.
El resto de los premios, más allá del resbalón de Butler, estaba meticulosamente medido para reconocer minorías, calidad, trabajos indies y de grandes estudios, y creadores internacionales. Ni a dedo hubiera salido mejor. Todo a la vez en todas partes, un subidón cómico y cósmico de delirante ciencia ficción, ganó en actriz de comedia y musical (Michelle Yeoh) y actor secundario (Ke Huy Quan, el niño de Los Goonies e Indiana Jones y el templo maldito devenido en cincuentón con marcha); para Disney/Marvel hubo premio con Angela Bassett como secundaria en Black Panther: Wakanda Forever; para Netflix, mejor canción para RRR y mejor película de animación, Pinocho de Guillermo del Toro. Y finalmente, por mor de la calidad del filme y de la brega de dos de sus productores, Axel Kuschevatzky y Victoria Alonso (preboste de Marvel), Argentina, 1985, de Santiago Mitre, ganó el Globo de Oro a mejor película de habla no inglesa. Si hasta el homenaje fue a Eddie Murphy, que nunca ganará su ansiado Oscar, pero que recibió el aplauso enfervorizado de los asistentes con un discurso autolaudatorio de su veteranía que acabó con un afilado chiste sobre el riesgo de mentar “a la esposa de Will Smith”. La otra estatuilla discutible fue la de mejor banda sonora, para Justin Hurwitz por Babylon, cuya partitura nace de los sobrantes de La La Land.
Ausencias
Hubo llamativas ausencias de artistas. Cuando las nominaciones se hicieron públicas, pocos de los candidatos lo celebraron; no así los estudios, que las cacarearon en las publicidades de sus filmes. La industria quiere Globos de Oro vigorosos en los que paseen palmito sus estrellas (no hay premios técnicos). Hasta la pregala se dejó en manos de Variety, que la retransmitió online. Y como los galardones del sindicato de actores —los SAG sí sirven como termómetro previo a los Oscar― no se televisan y los Critics Choice (que se celebran el próximo lunes) son un lupanar similar a los Globos, Hollywood tocó a retreta, y a un salón del hotel Beverly Hilton fueron casi todas las estrellas... excepto Tom Cruise y Brendan Fraser, como ya se sabía, y un puñado de ganadores: Cate Blanchett (mejor actriz de drama por Tár), Amanda Seyfried, Zendaya o Kevin Costner. Solo Costner tenía una excusa defendible: la brutal tormenta que azotaba anoche parte de California se cebó especialmente en Santa Bárbara, donde vive el actor. El resto puede que tenga publicistas cautos. O que no crea en redenciones patrocinadas.
Babelia
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