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El Rijksmuseum ofrece nuevas entradas para la exposición de Vermeer pero se acaban los horarios disponibles

La sala, que ha vendido ya 450.000 tiques y ha ampliado el horario hasta las 23.00 horas, trata de conseguir que los 28 cuadros del artista presentados puedan verse con tranquilidad

Vermeer Rijksmuseum
Una visitante observa 'La lechera' de Vermeer en la exposición dedicada al pintor en el Rijksmuseum.Rijksmuseum / Henk Wildschut
Isabel Ferrer

El Rijksmuseum, de Ámsterdam, ha vuelto a ofrecer entradas en su página web para la exposición antológica de Johannes Vermeer (1632-1675), uno de los maestros del Siglo de Oro holandés. Abierta al público el 10 de febrero, apenas dos días después ya se habían vendido todos los tiques: 450.000 en total. A pesar de que 200.000 de esos boletos fueron adquiridos por adelantado, la demanda no ha cesado, y la sala ha mantenido cerrada su ventanilla digital hasta este lunes. Aunque el servicio se colapsó de inmediato, el acceso vuelve a ser ya posible. Si bien el horario nocturno llega ahora hasta las 23.00, de jueves a domingo, el museo no aclara cuántos billetes podrán adquirirse o hasta cuándo. Y en la web casi no hay horarios disponibles. La situación refleja los atractivos e inconvenientes de las grandes propuestas museísticas de esta clase: combinar la contemplación de una obra pictórica de gran calibre con una auténtica avalancha de visitantes.

La muestra dedicada a Vermeer cerrará el 4 de junio, y ha venido precedida de un intenso trabajo por parte del Rijksmuseum para asegurar la cesión temporal de 28 de las 37 obras atribuidas al artista. Es la primera vez que el museo nacional de arte e historia de Países Bajos consigue albergar la mayor antológica consagrada a uno de los pintores que mejor ha recreado, e iluminado, la intimidad del hogar. Como la calidad de los cuadros corre pareja a la publicidad hecha en los meses previos a la apertura, el interés ha desbordado las expectativas. Además, la dirección del Rijksmuseum mantiene su deseo de garantizar una visita tranquila, porque muchos de los cuadros son pequeños y difíciles de admirar si hay aglomeraciones. Un equilibrio difícil de lograr hasta la fecha.

Lo sucedido con las entradas en Ámsterdam no es nuevo. En 2016, el museo Noordbrabants, ubicado en la ciudad holandesa de Den Bosch, y El Prado, de Madrid, conmemoraron el 500 aniversario de la muerte de Hyeronymus van Aken Bosch, El Bosco. La celebración dio comienzo el 13 de febrero en Países Bajos y la exposición atrajo a 421.000 visitantes. El Prado recibió luego a 600.000 personas, y ambas fueron las más exitosas de su clase por afluencia de público. Según Charles de Mooij, director del Noordbrabants en aquel momento, calcularon que podrían sumar hasta 275.000 visitantes. “Contratamos a un experto en gestión de masas, y se hizo una simulación del museo con ayuda de un programa informático para medir todas las posibilidades. Se trataba de un museo regional, pero con problemas similares a los que pueda tener ahora el Rijksmuseum, con Vermeer”, dice, en conversación telefónica. El tirón de las obras del Bosco acabó por imponerse y hubo que ampliar los horarios. “Normalmente, los museos holandeses cierran el lunes, así que decidimos abrir antes y acabamos cerrando a las 23.00. El último fin de semana se podía entrar durante todo el día. La dificultad adicional en estos casos es que necesitas más personal de seguridad, y hay que buscarlo casi sobre la marcha”, indica. Ahora jubilado, admite que la calidad de obras como las del Bosco o Vermeer repercute también en las cesiones. “No siempre es posible pedir que se amplíe el plazo de devolución. Por otro lado, ello entorpecería la gestión misma del calendario de un museo, que tiene otras citas ya programadas”. En el fondo, apunta, “nunca sabes si tendrás el éxito esperado, y es mejor ir viendo cómo van las cosas”.

El homenaje al Bosco en el Museo del Prado tuvo lugar entre el 31 de mayo y el 11 de septiembre de 2016, con una prórroga hasta el 25 de ese mismo mes. “Hubo que ir ampliando el horario de cierre hasta las 22.00 de lunes a sábado, y domingos y festivos hasta las 21.00, casi desde el principio. Las dos últimas semanas, se alargó hasta medianoche en viernes, sábado y domingo”, indican fuentes del museo. Pese a todas estas iniciativas, “el 23 de septiembre se colgó el sold out, ya por imposibilidad de prolongar la muestra”. Por otra parte, “todas las entradas se vendieron con código horario [como ahora en el Rijksmuseum, y luego se puede ver la colección permanente hasta las 17.00 horas] para facilitar el acceso y el control del aforo”. “La política fue que nadie se quedara sin ver la exposición, lo que hizo que el último fin de semana hubiera que abrir hasta la madrugada”, según El Prado.

El otro problema de este tipo de exposiciones tan visitadas es la reventa de entradas. Charles de Mooij recuerda que hace siete años “hubo movimiento a escala digital y también físico, en las cercanías del Noordbrabants”, a pesar de que pusieron mucho empeño en evitar esto último. En estos momentos, plataformas como las holandesas Marktplaats, o bien Ticketswap ofrecen tiques para el Rijksmuseum. Marktplaats es una subasta por Internet, y este jueves se ofertaban 4 por un total de 135 euros. Las primeras pujas habían elevado el precio ya a 160 euros (un billete de adulto vale 30 euros en la web del museo; hasta los 18 años, la visita es gratis). En Ticketswap, su página web indicaba —a las 15.00— que había “una entrada disponible, 1.001 vendidas y 8.373 solicitadas”.

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